sábado, 3 de agosto de 2013

CARTA DE UN ANCIANO.....

Aunque no siempre se repite la historia, vale la pena reflexionar sobre el tema de la vejez y viudez.
                                

Cumplí ya seis años en este asilo donde por mi propia voluntad me he confinado.

He conocido en esta experiencia a muchos viejos y muchas ancianitas y aunque sabemos que nuestra estancia en este mundo es ya corta, eso no ha impedido que hayamos llegado a estimarnos y extrañar a los que se van yendo; el día que hay una defunción se respira aquí un silencio impresionante.
Mi estancia en el mundo exterior era ya insostenible; ahora me doy cuenta que fue un error el haber invitado a mi hijo y a su familia a vivir en mi casa cuando mi querida esposa se fue. Pero me apenaba que él, a pesar de pisar ya en los cuarenta, no tenía un ingreso fijo y mis nietos corrían el mismo peligro que él…, quedarse sin estudiar. Por otra parte, mi nuera se había comportado con respeto hacia mí, por lo que decidí ayudarlos; me decía: "Tal vez sea lo último que haga en mi vida".

Cuando ellos tomaron posesión de la casa, poco a poco fui perdiendo terreno, les molestaba que yo oyera mis canciones antiguas, e iban a mi consola y sin ninguna explicación las cambiaban por canciones modernas que sencillamente son insoportables. Poco a poco fueron desapareciendo los retratos de mis padres, de mi esposa, los de los niños de mis hijos, e incluso los míos. Todo de mi les molestaba incluyendo mi incipiente sordera la cual no me impedía oírloscuchichear, que yo era un viejo anticuado y latoso y se lamentaban de que no me muriera pronto. Me parecieron injustificados los calificativos sobre mi persona, ya que si algo bueno tengo es ser pulcro y no tratar de molestar a nadie.

Mi pensión y el modesto capital que logré acumular me permitían antes de que ellos llegaran, tener la alacena y el refrigerador bien surtidos, pero ya instalados ellos en la casa, apenas y me dejaban algo de comer y eso con malas caras cuando yo consumía algo de lo que había adquirido con mi dinero. Varios años pasé así y aunque a veces estaba a punto de estallar los disculpaba dándome el contentillo de que eran parte de mi propia sangre. No obstante mi sufrimiento, logré que mis nietos obtuvieran un título, pero nunca logré ni siquiera que fueran agradecidos ni respetuosos conmigo. Para completar, en los últimos tiempos mi nuera me envió a habitar al cuarto de servicio, fuera de mi casa…, En virtud de que difícilmente podía caminar para ir al banco a cobrar mi cheque de la pensión, les pedía a ellos que me acompañaran o que me cambiaran el cheque; pero nunca me acompañaban…, o tenía que pagarles por el mandado y cuando me cambiaban los cheques, siempre me entregaban cantidades menores a las retiradas.

El fracaso personal y la debilidad de carácter de mi hijo convirtieron a aquella familia en un matriarcado insostenible. En una ocasión en que me enfrenté a esa mujer y le reclamé su actitud y su injusticia e incluso la amenacé con lanzarla de la casa en compañía de sus hijos…, me respondió que la propietaria de la casa era ella y que el que tenía que largarse era yo. Mi hijo me rogó que no ingresara al asilo y a pesar de que incluso débilmente me defendió ante ella, él estuvo también en peligro de ser lanzado igual que yo de esta morada que yo construí con el trabajo de los mejores años de mi juventud.

Aquí estoy tranquilo y me trata bien. Lo único que me inquieta es que no puedo opinar ni influir en nada del funcionamiento del asilo, por cuanto la institución está a cargo de las autoridades de la misma. Aquí uno es completamente dependiente y aun cuando la mayoría de los internos somos seniles y nuestro cerebro ya no tiene capacidad de un juicio claro, algunos que como yo, **perdónenme por el juicio presuntuoso**, tenemos aún la mente lúcida, sufrimos porque nos tratan a todos igual y no se toman en cuenta algunas opiniones sobre modificaciones y mejoras al sistema, que en ocasiones respetuosamente sugerimos.

Ocasionalmente, más por interés que por amor viene a visitarme mi hijo y siempre lo ayudo; sin embargo, he hecho las diligencias necesarias para que el día que el Señor me llame, que creo que será pronto, mi modesto capital y mi casa, pasen a poder del fideicomiso que maneja este asilo, donde yo y muchos como yo hemos venido a vivir en paz, a refugiarnos en los últimos días de la vida.No es una venganza contra mi nuera, es solamente un acto de justicia póstumo; y para mi hijo, que ya comienza a enfilar por el escabroso e inevitable camino de la vejez, es la enseñanza de que ya es tiempo de que pueda valerse por sí mismo y hacerse un hombre de carácter.

A usted, que ha tenido la gentileza de leer esta carta, le pido que ayude a los ancianos de los asilos que están muy solos en el mundo. Por favor: ayuden a los viejitos de los asilos!!

****Respetemos a los ancianos, ya que ellos son un manantial de sabiduría y experiencia.****

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