ELTIEMPO.COM, Por: CARLOS CABALLERO ARGÁEZ , 23 de Agosto del 2013
Carlos Caballero Argáez
Para bien del país, el expresidente Álvaro Uribe debería reflexionar sobre estas palabras del exmandatario Lleras Camargo.
Se supo esta semana que el expresidente Uribe Vélez estuvo dedicado a preparar las listas de su movimiento para la elección de Congreso que tendrá lugar en marzo del próximo año. Mientras tanto, sus amigos expresaban su respaldo a los paros registrados en las distintas regiones del país y el presidente Santos opinaba que Uribe Vélez sería bienvenido en el Parlamento.
Las actitudes del expresidente Uribe me recordaron un discurso del expresidente Alberto Lleras Camargo, al cual tuve acceso recientemente gracias a la generosidad de un antiguo colaborador del presidente Carlos Lleras Restrepo cercano, también, a Lleras Camargo. Un discurso pronunciado en 1965 en el Centro de Estudios Colombianos por invitación del doctor Belisario Betancur y del joven Hugo Palacios Mejía, que marcó su regresó a la actividad política con el fin de solicitar a Carlos Lleras Restrepo que reconsiderara el retiro de su candidatura presidencial y fuera el candidato del Frente Nacional en la elección presidencial de 1966.
Es oportuno recordar las palabras de Alberto Lleras Camargo en dicho acto político, tres años después de dejar la Presidencia. Lleras inició su intervención así:
“En varias ocasiones he anunciado mi determinación de no participar en la vida pública, activamente. Con ello me he referido a mi propósito de no ocupar cargos oficiales ni otras posiciones de responsabilidad anejas a la acción política. Cualquiera que fuese mi presupuesto, la intención no podía ser la de refugiarme en el remanso de la vida privada cuya principal característica debe ser el silencio. Porque ocurre que no estoy en condiciones de abandonar mi oficio habitual de escritor público y muy pronto, al salir de la Presidencia, hube de retomarlo, aunque en una forma que no me ha obligado a abundar en opiniones sobre hechos nacionales inmediatos. En dos ocasiones he intervenido con declaraciones a la prensa y en una convención política, pero he evitado dar conceptos sobre el trayecto de la historia que siguió inmediatamente al período presidencial anterior, porque juzgo que a quien esté en mi condición le faltará siempre objetividad para formarse y divulgar un criterio impersonal sobre sucesos que necesariamente están todavía muy ligados –al menos en el ánimo popular– a sus propias decisiones y actos de gobierno”. (El subrayado es mío).
Y continuó:
Y continuó:
“Ni esos episodios, ni éste de hoy, implican, naturalmente, modificación alguna a mi designio de no volver a desempeñar cargos públicos o de elección. No tengo ni la salud ni el ánimo bastantes para retornar a esas ocupaciones y trabajos, y ya, por lo demás, puedo presentar excusa válida hasta para ser jurado de votación. Lo que, sin embargo, no puedo abandonar es la ciudadanía, y ella por sí sola, me mantiene en permanente preocupación y alerta sobre el porvenir de Colombia...”
Y dio una muestra de objetividad cuando, antes de invitar a los asistentes a ofrecer a nombre de los dos partidos la candidatura presidencial a Carlos Lleras, manifestó:
“Aunque el doctor Carlos Lleras Restrepo tiene generales de la ley conmigo y nos liga un vínculo de parentesco en cuarto grado de consanguinidad, su vida ocurrió desde la infancia muy aparte de la mía y cuando alguna corriente ancestral común nos precipitó precozmente a la lucha política, caímos en distintas vertientes harto antagónicas, aunque dentro del mismo partido de nuestros antepasados. No hemos estado de acuerdo, en realidad, sino en la conveniencia del Frente Nacional, que él y yo ayudamos a constituir...”
Para bien del país, el expresidente Uribe debería reflexionar sobre estas palabras de Alberto Lleras Camargo.
* Director de la Escuela de Gobierno Alberto Lleras Camargo de la Universidad de los Ande
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