ELTIEMPO.COM, EDULFO PEÑA P., 10 de Agosto del 2013
El uribismo se tomó ese espacio. La izquierda, ahora muy fragmentada, busca fortalecerse.
La campaña electoral para el 2014 se abre paso y la izquierda parece haberle cedido el honroso título de oposición que ostentó por décadas a la que el expresidente Ernesto Samper llama la “nueva derecha” de Álvaro Uribe y su Centro Democrático.
A pesar de ciertas debilidades del uribismo como no ser un partido político o depender casi exclusivamente de la fuerza de su líder-caudillo, esta corriente es vista hoy como la principal oposición del gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Si bien esa nueva oposición se ha forjado a expensas de la desavenencia personal entre Uribe y Santos que los medios replican con cierta fruición, también se ha alimentado de las diferencias ideológicas que los dos líderes sostienen sobre temas sustanciales como la lucha armada. Mientras Uribe habla de una “amenaza terrorista” frente a la cual debe prevalecer la acción militar, Santos admite la existencia de un conflicto armado interno que puede resolverse mediante la negociación política, claro, sin menoscabo de la fuerza.
Lo cierto es que la controversia política se la han tomado las últimas semanas el presidente Santos y sus contradictores del Centro Democrático, en especial Uribe, y su primo hermano, el exvicepresidente Francisco Santos.
Un asunto mediático
Clara López, candidata presidencial del Polo, principal partido de izquierda, cree que todo se reduce a un manejo mediático porque “los medios prefieren divulgar los insultos y las groserías, antes que los análisis sobre el rumbo que el país necesita”.
López, además, defiende que la “izquierda no está rezagada” y cita una reciente encuesta de Ipsos Napoleón Franco, según la cual “la suma del apoyo a los presidenciables de izquierda es superior a la de los presidenciables de derecha”.
De todas maneras sectores de la propia izquierda admiten ciertas dificultades. León Valencia, quien trabaja en el reagrupamiento de esas corrientes acepta que “sin duda la oposición de hoy es el uribismo”. Sin embargo, advierte que puede ocurrir un fenómeno que él llama el “vampirismo” y es que “Uribe sí crece, pero todo lo que coge lo marchita como le ocurrió en elecciones anteriores”.
Pero Uribe todavía aparece arriba en las encuestas. En reciente sondeo de Gallup el expresidente cuenta con una imagen favorable del 62 por ciento y realiza un trabajo intenso por todo el país.
Lo que nadie garantiza es que el expresidente pueda transferir toda su favorabilidad a quien salga ungido como su candidato presidencial.Y está por ver si definitivamente encabeza la lista de Senado.
Rafael Guarín, del equipo uribista y autor de un texto sobre la oposición en Colombia, asegura que “una oposición de centro o centro derecha, como la de ahora, es inédita en el país”.
Oposición e izquierda
Que la derecha esté en pleno ejercicio de la oposición es por lo menos novedoso, pues en Colombia la izquierda cumplía esa tarea.
Con un escenario de 150 años de gobiernos liberales y conservadores interrumpido solo por el golpe militar de Rojas Pinilla en junio de 1953, parece explicable que la oposición política fuera la izquierda.
A partir de 1958, cuando se instauró el Frente Nacional (la alianza constitucional de liberales y conservadores), la oposición y la izquierda prácticamente quedaron proscritas de la política.
Esta rigidez llevó a que, inclusive dentro de los partidos tradicionales, surgieran gérmenes de rebeldía como ocurrió con Jorge Eliécer Gaitán, en los cuarenta, o con el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) de Alfonso López Michelsen, en los cincuenta. Algunos se atreven, inclusive, a sugerir que también lo fue Gilberto Alzate Avendaño, en el conservatismo.
Campaña
Izquierda dispersa
Izquierda dispersa
A 7 meses de los comicios legislativos y 9 de los presidenciales, la izquierda presenta hoy una fractura en por lo menos cinco corrientes, situación que no es nueva en su larga vida política.
Como bastión y único partido de izquierda existente, el Polo busca una convergencia de las demás corrientes en torno suyo.
Los Progresistas, fuerza inspirada por el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, todavía sin organización definida, busca alianza con los ‘verdes’.
Marcha Patriótica, con mucha capacidad de movilización, pero sin piso jurídico, parece expectante a lo que ocurra en La Habana.
El Partido Comunista, con vida política pero no jurídica, está activo.
Y la renaciente Unión Patriótica cierra el círculo de la izquierda que trata de reorganizarse para tener un papel decoroso en el debate del 2014.
EDULFO PEÑA P.
Editor Político
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