viernes, 16 de agosto de 2013

¿Los TLC están acabando con la industria?

PORTAFOLIO.COM, Mauricio ReinaAgosto 15 de 2013 



La Asamblea anual de la Andi, que se celebra por estos días, es el escenario propicio para evaluar la situación de la industria.
Una posición que ha tomado mucha fuerza en las últimas semanas afirma que el debilitamiento manufacturero actual es resultado de los tratados de libre comercio que ha suscrito el país. Incluso podría afirmarse que ese planteamiento fue el que llevó al presidente Santos a anunciar que llegó la hora de hacer una pausa en los TLC, para revisar la competitividad de la producción nacional.
Pues bien: ese diagnóstico es incorrecto. Afirmar que el rezago de la industria es producto de los acuerdos comerciales suscritos por Colombia supone tres cosas: que el debilitamiento manufacturero es un fenómeno reciente, que es exclusivo de nuestro país y que está relacionado con los flujos comerciales derivados de los TLC.
Nada de eso es cierto.
En primer lugar, la pérdida de participación de la industria colombiana en la economía viene de tiempo atrás. Según Anif, la manufactura pasó de representar 22 por ciento del PIB en la década de los ochenta, a ser 17 por ciento en los noventa, y 15 por ciento en lo corrido de este siglo.
Eso significa que el debilitamiento manufacturero ha estado asociado con factores que trascienden la coyuntura, como el crecimiento de los servicios propio de las economías en desarrollo, al auge minero-energético de este siglo y a la dificultad de los industriales en su propósito de elevar su competitividad para enfrentar la globalización en un entorno de apreciación del peso.
En segundo lugar, ese fenómeno no es exclusivo de Colombia.
Toda América Latina ha experimentado un crecimiento estructural del sector servicios, una expansión del sector primario y una pérdida de competitividad manufacturera frente a otros países, especialmente asiáticos. Las cifras son elocuentes. Mientras en Colombia la producción manufacturera pasó del 22 al 15 por ciento del PIB en las últimas tres décadas, esa caída ha sido de 33 a 17 por ciento en el caso de Brasil, de 27 a 16 por ciento en Perú y de 20 a 15 por ciento en Chile.
Finalmente, aunque esos datos demuestran que el rezago industrial es un fenómeno estructural que no está asociado con los acuerdos comerciales, conviene mencionar unas estadísticas que confirman que el actual debilitamiento manufacturero no tiene que ver con el sospechoso de siempre: el TLC con Estados Unidos.
De los 20 renglones manufactureros colombianos, cuya producción cayó más en los primeros cinco meses de este año, solamente seis registraron un aumento de importaciones desde Estados Unidos en ese periodo, y de estos solo cuatro han registrado una reducción de aranceles significativa por el TLC.
Los malos diagnósticos dan lugar a malas políticas, de las que siempre se benefician unos avivatos a costa del resto de la sociedad, así que más vale que empecemos a afinar los argumentos.
Mauricio Reina
Investigador Asociado de Fedesarrollo

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