domingo, 11 de agosto de 2013

Es imperativo interesarse en la política

ELTIEMPO.COM,  10 de Agosto del 2013

Marta Lucía Ramírez

La política es una herramienta necesaria para alcanzar metas nacionales ambiciosas. Pero hace falta otra forma de hacer política.

La política es una herramienta necesaria para alcanzar metas nacionales ambiciosas. Pero hace falta otra forma de hacer política.

Todos decimos querer un país en paz para nuestros hijos, pero pocos hemos tenido la decisión de saltar al ruedo y, desde un escenario ingrato y tan cuestionado, procurar servir al progreso nacional.
Un verdadero político trabaja para el bien común de su pueblo con honestidad, visión, conocimiento y compromiso, pero esto no se cumple en todos los casos y, ante la confusión reinante y los escándalos diarios, cada vez más ciudadanos dicen no querer saber nada de política.
Por la política pasan todas las decisiones que afectan nuestro futuro como Nación y hay que pedir de los medios de comunicación información completa para entender lo que allí sucede, así como exigir de los partidos y de sus candidatos programas concretos y que respondan por ellos.
El voto significa confianza ciudadana para que se le represente en la conducción del Estado. Es el más grande honor al que se puede aspirar y ese mandato debe ejercerse con responsabilidad y compromiso con la historia, para no caer en tentaciones como la adulación, los privilegios o los rituales penosos que parte de los políticos asumen como su cotidianidad.
La política está desgastada, porque varios han alterado su significado ejerciéndola erróneamente, sin rendir cuentas a sus electores, sin las aptitudes ni la transparencia en sus acciones y todo ello ha deformado su sentido. Así veía las cosas durante los 30 años de trabajo en que no participé en la política y así las veo ahora, cuando la experiencia me ha permitido ver lo mejor y lo peor de su ejercicio.
Colombia necesita una manera diferente de hacer política para recuperar la confianza y que el ciudadano y el desarrollo nacional sean el objetivo único de su labor. La posición de los políticos con respecto a la gente no es de superioridad, sino de responsabilidad. Me preocupa que algunos identifiquen la política con algo indigno, porque bien hecha genera un pacto de confianza entre gobernantes y gobernados.
Colombia no necesita polarización sino espacios de convergencia. No necesita descalificaciones personales sino argumentos serenos. Colombia no necesita dividirse alrededor de personalismos, sino unirse a través de instituciones en una causa común: el progreso de cada uno de nuestros ciudadanos.
No se trata de tener cercanía oportunista al gobierno de turno, ni de desgastar con ataques al adversario. Se trata de compromiso con el país, respeto por los colombianos y vocación de servicio público.
La mejor forma de hacerlo es planteando ideas y soluciones para reindustrializar, multiplicar la agroindustria y buscar el pleno empleo; cerrar todos los espacios a la inseguridad ciudadana y la ilegalidad; asegurar acceso a la educación; estabilidad a la inversión productiva responsable ambientalmente; promover a la mujer y el emprendimiento nacional y dar oportunidades iguales a todos. Los problemas nacionales para la gente de a pie no están en el país sino en la casa y en el día a día.
Este gobierno y todos los anteriores han tenido aciertos y equivocaciones, pero hay que trabajar de cara al futuro, mantener lo bueno y desarrollar nuevas políticas públicas para ubicar a Colombia en la posición destacada que merece y puede lograr con planificación, buena gestión, honradez y visión de futuro.
La política es una herramienta necesaria para alcanzar metas nacionales ambiciosas. Pero hace falta otra forma de hacer política. Una de méritos, que no se base en encuestas sino en la preocupación sincera por nuestra gente y sus problemas reales. Por eso insistiré en que el Partido Conservador tenga candidatura propia en el 2014, pues no es cierto que tal posibilidad esté descartada. Por eso seguiré caminando Colombia.

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