elespectador.com, 13 Ago 2013
El país de las maravillas
Por: Mario Morales
Eran, debieron serlo siempre, extras sin parlamento.
Pero de un manotón se autodenominaron actores de
“reparto” y terminaron por apoderarse de la trama.
Ellos, los hampones de la contratación, no sólo se apropiaron de nuestros recursos sino que se tomaron toda la escena, desde la investigación e impartición de justicia, hasta el mismo castigo. Orondos. Aberrante es que como sanguijuelas se hayan devorado el erario, que sólo sepamos de su accionar por ellos mismos, por sus delaciones y confesiones, y que, como si fuera poco, terminen, con base en ellas, por autoimponerse las penas.
Del carrusel de la contratación, las pensiones, etc., pasamos al carrusel de los testigos rumbo al carrusel de la impunidad. Todo un circo, y ya no es una metáfora.
Pero aberrante en grado superlativo es que la fiscalización, la inteligencia, la investigación y las pruebas no sean aportes de los estamentos de justicia o de los organismos de control, hoy circunscritos, como cualquier ciudadano de a pie, al rol de espectadores. De la pasividad como fracaso.
El deplorable y renovado espectáculo de señalamientos y justificaciones entre implicados y salpicados, hasta (y por ahora) las más altas “dignidades” del Legislativo, habla de la metástasis de la más grave enfermedad nacional: la corrupción vía contratación, pero sobre todo de la ineptitud del Estado y su aparato de justicia, engolosinados en elevados debates como la selectividad y la priorización, en medio del saqueo...
Y de la mediocridad de los entes de control embarcados en discusiones que van más allá del bien y del mal, mientras la cizaña devora la poca hierba buena que aún queda...
Y cómo no, salvo honrosas excepciones, del conformismo del periodismo y del determinismo ciudadano, si es posible ser lo segundo con lo primero.
Protagonistas de su propia novela, los pícaros asumieron de tal manera el control que son ellos los que deciden para la historia quiénes son “empresarios” y quiénes ladrones. La dictadura de los corruptos
POR IVAN GRILLO:
ResponderEliminarMi estimado, señor Juan José.
Hace algún tiempo he estado recibiendo Correos que usted remite a mi dirección. Créame señor Juan José que le agradezco dichos envíos, como usted y algunos de este "lamentable" país, nos duele la situación que estamos pasando. Pienso que esta vida no es ningún paraíso, que en todos los tiempos ha habido maldad,corrupción,desastres e inclemencias. Sólo que nos encontramos viviendo esta época, que como todas las pasadas y posiblemente las futuras serán muy parecidas. La moral y la ética pública se encuentran en este momento y en este país en un estado de degradación suprema, y ya sabemos que pasa si la sal se corrompe...Llamarlos hampones, corruptos,bandidos..etc...sin identificarlos plenamente, es poco o nada lo que se consigue, ya que no se sienten aludidos y además se encuentran protegidos por los lambones sus áulicos y demás personajes de la misma ralea.
Quien con pruebas en la mano los denuncie, que se prepare para morir, quién sin pruebas pertinentes los denuncie, que se prepare para recibir demandas. Quien se atreve a ponerle el cascabel al gato? La sociedad esta contaminada. No hay líderes, los últimos a todos los mataron (Gaitan, Galán, Álvaro Gómez.........)Lo que hay hoy en día son ambiciosos del poder para sacar provecho económico. Que lejos estamos de que cambie esta situación. El pueblo no está preparado, carece de educación y falto de cultura. Esto no se consigue de la noche a la mañana. Y como dice el adagio "no hay situación por mala que sea, que no sea susceptible de empeorarse".
Mi estimado Juan José, se escribe y se escribe contra los corruptos, y ellos se ríen se ríen...no se sienten aludidos. La saciedad los tolera, no reacciona...Que hacer ante tanta desgracia?
Le estoy escribiendo desde New York donde me encuentro en este momento, próximo a regresar al país de los "corruptos", que andan sueltos haciendo diabluras, es decir robando todo lo que llegue a sus manos.
Propongo que entre todos encontremos alguna estrategia para poderlos combatir y si es posible exterminarlos de la faz de este mundo.
Que se abra un concurso público: "Que sugiere usted para acabar con la corrupción"
Sería digno de un premio Nobel el que acierte la solución.
cordialmente,
Iván.