SEMANA.COM, Por Jorge Gómez
Pinilla
En sus
relaciones con la justicia, a Uribe le convendría más conservar ‘prístino’ su
fuero presidencial que quedar expuesto como senador a nuevos jueces.
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Una eventual elección de Álvaro Uribe
Vélez como senador –que se da por descontada- trae un elemento central de
intriga: ¿en qué situación de inmunidad o de vulnerabilidad quedaría ante la
justicia en caso de que decidiera descender de la majestad de expresidente de
la República a la condición ya más terrenal de congresista?
Como se sabe, la Constitución establece
que Uribe responde solamente ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara por
los delitos que hubiera podido cometer no sólo como presidente, sino de ahí
para atrás. En otras palabras, está blindado por el fuero presidencial, que lo
protege de ser juzgado tanto por las chuzadas del DAS o los falsos positivos (a
cuyos presuntos autores él considera perseguidos por la Fiscalía y “héroes de
la patria”), como de acusaciones por delitos cometidos en años anteriores,
entre estas la de haber integrado un grupo paramilitar en la hacienda
Guacharacas, siendo gobernador de Antioquia.
Es cierto que en caso de ser elegido
senador Uribe no perdería esa inmunidad, pero también lo es que a partir del 20
de julio de 2014 quedaría como aforado de la Corte Suprema de Justicia en lo
penal, y del Consejo de Estado en lo disciplinario, así como de los organismos
de control, en particular la Procuraduría y la Contraloría General de la
República. Estos serían entonces sus nuevos jueces naturales, si como senador
cometiera alguna conducta en contra de la ley.
Ahora bien, un elemento de
incertidumbre aparece al considerar que unas son las leyes hoy, y otra la
interpretación que se les pueda dar mañana. Es conocido por ejemplo el caso de
los senadores y representantes que durante el primer gobierno de Uribe eran
llamados a juicio por parapolítica y de inmediato renunciaban a su curul (y por
ende al fuero) para evitar ser juzgados por la Corte Suprema, hasta que esta
comenzó a notar que los que se acogían a la justicia ordinaria se daban sus
mañas para torcerle el cuello al castigo, y decidió cambiar de jurisprudencia,
y el resultado fue que muchos parapolíticos no lograron ‘coronar’ la impunidad
que estaban buscando.
Esto significa que en sus relaciones
con la justicia a Uribe le convendría más conservar ‘prístino’ su fuero
presidencial, que quedar expuesto como senador a nuevos jueces. Se trata muy
seguramente de un escenario que el propio Uribe y/o sus asesores ya han
contemplado, y ese sería el motivo por el cual viene tomando fuerza el rumor
según el Álvaro Uribe sí iría como cabeza de su propia lista al Senado, pero
que después de hacerse elegir y haber conformado mediante ‘arrastre’ su propia
bancada, no se posesionaría.
En las filas del Centro Democrático los
cálculos más optimistas hablan de que pondrían entre 20 y 25 senadores, pero un
cálculo más real los ubica entre 8 y 10. En cualquier caso, se trata de un importante
capital político que podría conquistarse relativamente fácil, con solo ponerle
como rótulo a la fachada de esa empresa electoral el nombre de Álvaro Uribe.
Esto es algo que sus electores no saben
ni intuyen, pues nadie votaría por un candidato del que ya se sabe no se
posesionará, a no ser que forme parte de la lista de cómplices de la artimaña.
Y es que, no nos llamemos a engaños: que Uribe esté pensando en prestar su
nombre y luego retirarse, con el único propósito de conformar su equipo de choque
en el Congreso, eso no puede recibir otro nombre que el de artimaña. Algo que
por supuesto no sería motivo de estupor general, pues se ajusta al modus
operandi que imperó durante su administración, el del ‘todo vale’.
Es posible que yo esté equivocado en mi
apreciación, pero habría un modo de salir de toda duda: consistiría en
encontrar un político rival (o incluso un adepto suyo convencido de que esto es
una falacia) que reclame de Álvaro Uribe una declaración pública mediante la
cual se comprometa a que, en caso de ser elegido senador, se posesionará y
permanecerá en el Congreso hasta el final de la legislatura.
¿Alguien se le apunta?
@Jorgomezpinilla
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