SEMANA.COM, Por Daniel Coronell
Los nazis del movimiento Tercera Fuerza usan la esvástica y la cruz solar para identificarse.
Bajo la respetable denominación de víctimas de la guerrilla se están agazapando los nazis en Colombia. Los simpatizantes del nacional–socialismo tienen una larga historia de afinidad con los grupos paramilitares. La primera vez que el narco-paramilitarismo lanzó su propio movimiento político tenía entre sus fundadores al inspirador de los nazis colombianos. Esa historia,
que empezó hace varias décadas, aún no termina.
Armando
Valenzuela Ruíz, a quien los nazis del Movimiento Tercera Fuerza llaman “valuarte
(sic) para la lucha nacionalsocialista”, (ver Valenzuela) fue uno de los tres fundadores del Movimiento
de Restauración Nacional (Morena) impulsado por los paramilitares del Magdalena
Medio. Los otros dos fueron Iván Roberto Duque y Fernando Vargas Quemba.
Iván
Roberto Duque es el mismo jefe paramilitar del Bloque Central Bolívar conocido
con el alias de Ernesto Báez. Para 1989, la época de la fundación de Morena,
Duque era el dirigente más visible de Acdegam, una asociación ganadera de
Puerto Boyacá que actuaba como fachada del paramilitarismo (ver Duque). De hecho por los días del lanzamiento de Morena,
varios dirigentes de Acdegam eran investigados por la Justicia como autores de
dos masacres en Urabá y del asesinato del padre de una juez de orden público.
El tercer
miembro del grupo fundador de Morena es el abogado Fernando Antonio Vargas
Quemba, quien hoy preside una fundación llamada Comité Nacional de Víctimas de
la Guerrilla-Vida. Cuando se miran los documentos que sustentan el sonoro
nombre, la realidad resulta un poco diferente.
Según los
registros públicos de la Cámara de Comercio de Bogotá, el Comité Nacional de
Víctimas de la Guerrilla–Vida tiene como miembros al doctor Fernando Vargas
Quemba, a su hermano Carlos Alberto Vargas Quemba, a su hermana Marta Cecilia
Vargas Quemba y al señor Carlos Alfredo Bernal Ruíz. Con el endeble sustento de
una fundación familiar, el doctor Vargas Quemba se autoproclama como legítimo
vocero de las víctimas de la guerrilla (ver acta de fundación).
El doctor
Vargas Quemba, además de activo defensor de militares involucrados en casos de
violación de derechos humanos, incluyendo asesinatos de civiles, ha sido
fervoroso practicante de la ortodoxia católica de monseñor Marcel Lefebvre. De
este hecho da cuenta una investigación del periodista Norbey Quevedo para El
Espectador. El culto lefebvrista es el mismo que practica el señor procurador
Alejandro Ordóñez (ver vínculo).
Una foto
de 1989 muestra al doctor Fernando Vargas Quemba en la presentación del
movimiento Morena en Bogotá. En la misma imagen está el ideólogo nazi Armando
Valenzuela Ruíz. A espaldas de ellos se ve la bandera de Morena coronada por un
crucifijo y un símbolo nazi: la cruz solar que junto con la esvástica, o cruz
gamada, hace parte de la infame iconografía del Tercer Reich (ver Vargas).
Los nazis
del movimiento Tercera Fuerza usan la esvástica y la cruz solar para
identificarse (ver cruz solar).
Bajo esos
emblemas, de ingrata recordación para la humanidad, los nazis colombianos han
patrocinado discursos de justificación del paramilitarismo, como el de Raúl
Hernández en el que decía que si aparecían campesinos asesinados no es “por
sembrar yuca, sino por ser guerrilleros” (ver vínculo).
Las
causas de los nazis son puntualmente registradas en un canal de YouTube llamado
Agencia de Noticias Nacionalistas. En los últimos meses han merecido difusión
las marchas que han adelantado contra del matrimonio homosexual y en apoyo de
la ampliación del fuero penal militar.
Una de
las más recientes actividades a las que fueron convocados los miembros de
Tercera Fuerza, fue a un ‘plantón’ frente a la sede de la Cancillería, para reclamar
–según ellos– que la Corte Penal Internacional escuchara a los voceros de las
víctimas de la guerrilla.
Ese día
el orador principal fue el doctor Fernando Vargas Quemba (ver vínculo).
Las
víctimas de los crímenes de la guerrilla son cientos de miles en Colombia y
desde luego deben ser oídas. Sin embargo, su representación no puede quedar en
cabeza del dueño de una fundación familiar, respaldado por un grupo nazi que
venera al mayor genocida de la historia.
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