"Una vez el
proceso entra en la tercera fase, cuando la negociación se toma por completo el
escenario mediático, se hace difícil justificar la acción de guerra. La guerra
se devalúa".
"Los
proceso de paz son sobre el futuro, no sobre el pasado. En nuestro caso
teníamos un conjunto de transformaciones que iban a resolver el tema de la
democracia en el país”
Joaquín Villalobos, ex comandante de la guerrilla salvadoreña Fmln, fue
uno de los artífices del proceso de paz en ese país. En Colombia, ha asesorado
al gobierno en el proceso con las FArc.
Joaquín Villalobos
hizo la guerra en El Salvador durante 13 años. Luego, como jefe político y
militar del Ejército Revolucionario del Pueblo, uno de los cinco grupos
disidentes que integraron el Frente Farabundo Martí (Fmln) durante la guerra
civil salvadoreña, firmó el acuerdo de paz con el Gobierno en enero de 1992.
Desde entonces, ha sido asesor en temas de seguridad y de negociaciones de paz,
incluido el actual de Colombia.
La Fundación
Saldarriaga Concha, ONG dedicada a mejorar las condiciones de vida de las
personas con discapacidad y a los adultos mayores lo trajo a Colombia para
participar hoy en el Foro "Sociedad Civil y Postconflicto, una mirada a
experiencisa internacionales". Villalobos hablará junto con el ex
presidente sudafricano y premio Nobel de Paz Frederick De Klerk.
La Silla entrevistó a
Villalobos, quien como ex combatiente y ex signatario de un proceso de paz está
en una posición privilegiada para hablar sobre una negociación de paz. La Silla
transmitirá en vivo el evento.
¿Cómo fue su decisión de dejar las armas?
El Fmln,
incluida el ala más radical, era un grupo con una gran vocación política,
entonces no fue traumático. En el caso de El Salvador, quien plantea la idea de
una solución de política negociada es la insurgencia. El gobierno la rechazaba
y hubo varios intentos que fueron saboteados por la derecha y el Ejército. Es
muy distinto a lo que aquí se vive. Teníamos dudas sobre nuestra
seguridad pero confíabamos que habiamos hecho un buen acuerdo, que era lo fundamental.
¿En qué momento toman la decisión de que ya era el momento de dar el
paso?
Quizás la mejor
manera de sintetizarlo fue una noche del 31 de diciembre de 1991, llevabamos un
poco mas de un año negociando y estábamos en la fase del desenlance. El
Secretario General de Onu nos hizo un resumen de lo logrado hasta ese momento y
era demoledor. Nos dijo, han logrado una revolución negociada: reducción del
ejército; depuración del ejército; la comisión de la verdad; reformas al
sistema judicial; la disolución de las antiguas policías; la creación de una
nueva policía; reforma del sistema electoral; ¿qué más? Daba como pena decir
sigamos en la guerra.
¿Cómo lidió el Fmln con la idea de los “costos enterrados”, esa idea de
que hemos estado tantos años en la lucha armada y todo para negociar antes de
ganar la guerra?
De lo que se trata es
de cuanta fe tienes de que al final de cuentas es la continuación de la guerra
por la política. Y cuánta fe tienes en que por la vía politica puedes lograr
muchas cosas. Colombia se ha transformado, el continente se ha reafirmado en la
vida política mas que suficiente. Es obvio que seguir en la lucha armada
es una perdera de vida, de tiempo, para el pais y para la propia gente. No es
tanto la duda lo que debe primar, sino la confianza de que pueden actuar
políticamente. Mira Ecuador, Bolivia, en el Salvador el Fmln gobierna. ¿Dónde
hay una correlación conservadora tal que la izquierda no sea importante?
En Colombia
Por las Farc. Las
Farc es el principal factor de bloqueo a una hegemonía conservadora. En
Paraguay, en Guatemala hay un gobierno de izquierda.
Entonces usted realmente cree que es
posible hacer la revolución sin las armas.
Si se evalúa lo que
se hizo en El Salvador a partir de lo que fueron los ideales, los sueños de una
revolución radical que pertenece a una etapa constestataria, nosotros perdimos.
Pero si se evalúa a la luz de toda la transformación democrática que le
provocamos al país indiscutiblemente que ganamos. Es un problema de madurez.
Era muy dificil entrar a un proceso gritando reforma o muerte. En el camino eso
se transformó en una forma de hacer política que contribuyera a transformar el
país.
Las Farc tienen como modelo e ilusión seguir los pasos de Chávez. ¿Se
puede repetir “la revolución del siglo XXI” en América Latina?
Las Farc tienen
derecho a pensarlo, tienen derecho a intentarlo porque si no no tiene sentido estar
haciendo la paz con ellos. De que eso sea posible es otra cosa. Cuba viene de
regreso. Y en Venezuela nunca ha habido una revolución. En Nicaragua, donde
hubo una revolución, la economía de mercado está funcionando muy bien.
El tema de las víctimas es crucial en esta negociación. ¿Qué hizo el
Fmln frente a sus víctimas? Qué se hace cuando los victimarios también han sido
victimas como en el caso de Colombia y El Salvador?
En el caso nuestro, el mecanismo fue la comisión de la verdad para
todos. El resultado fue asimétrico porque así tenía que ser: el informe le
atribuía mas del 85 por ciento de las violaciones, y al Fmln el 15 por ciento.
La base de este proceso fue un empate y eso permitió que se llegara al otro
componente, que fue la amnistía. Era otro momento y un contexto distinto al de
ustedes.
¿En qué sentido era difernte?
o había Corte
Penal Internacional. Quien quería que no se hiciera nada era el gobierno, que
estaba completamente a la defensiva. El asesinato de monseñor Romero, que
detona la guerra, y el de los padres jesuítas, que detona el proceso de paz,
dejaban al gobierno en una situación muy dificil. Yo jugué un papel muy
importante, con resistencia de muchos compañeros del Fmln, para viabilizar la
ley de amnistía y darle viabilidad al proceso. Estábamos disolviendo las
policías, los batallones élite del Ejército, echando el 85 por ciento del
Ejército, incluido todo el alto mando. Querer procesarlos solo se lograba si
los hubieramos derrotado militarmente. Yo dije en televisión ‘No hemos ganado
esta guerra y no podemos humillarlos.’
¿Cree que una lógica parecida pero a la inversa se debe aplicar en
Colombia?
No se. Es un tema muy
complicado. Solo diría que no conozco un proceso de paz en el que no haya que
tragarse un poco de impunidad para poder viabilizarlo. Los proceso de paz son
sobre el futuro.
¿Qué quiere decir con eso?
En nuestro caso
teníamos un conjunto de transformaciones que íban a resolver el tema de la
democracia en el país. Esa transformación tenía tales implicaciones, el
cambio de la justicia, el cambio de doctrina militar, la inclusión de la
izquierda en la competencia electoral, incluso los programas de reinserción,
tenían una impotancia tan vital que arriesgarlo por juzgar a los militares no
valía la pena. Un proceso de paz tiene una relación directa con las correlación
de fuerzas. Tu puedes meter al otro en la cárcel cuando le has ganado
completamente la guerra. Si no, no.
¿Qué significaría pensar en el futuro en Colombia?
Tienen que
dimensionar lo que implica el proceso. Yo lo llamaría la reconciliación entre
la Colombia rural salvaje y la Colombia sofisticada urbana. Tienen que valorar
eso y diemensionar cuánto perdon necesitan de cara a ese futuro.
Hubo compañeros suyos que eran importantes en la guerrilla y que en la
vida civil no lograron ningún protagonismo. ¿Era ese escenario un obstáculo
para negociar?
Cuando se firmó la
paz, había tal entusiasmo que nadie fue tan egoísta para pensar que iba a ser
de él. Paradójicamente los dirigentes pedimos muy poco, no tuvimos ningún
programa de reinserción, por ejemplo. Si negocias cosas para tí pierdes la
capacidad de negociar políticamente.
¿Cree que hay una oportunidad ideal para hacer la paz que no se repite?
Eso es muy
importante. Si lo dejas pasar es dificil que se vuelva a repetir. Voy a señalar
solo un elemento contingencial: si la situación en Venezuela se altera, este
proceso puede alterarse. Una inestabilidad sostenida en Venezuela deja huérfano
el proceso en el entorno regional que lo hace viable.
¿Por qué Venezuela sigue siendo tan vital para el proceso de paz?
Por la relación con
las Farc. Voy a ejemplificarte en El Salvador cómo era el alineamiento: La
correlación militar estaba definida por la ofensiva de la guerrilla que entra a
la capital y sienta la base de que no estaba derrotada sino que era fuerte. La
respuesta del Ejército, que fue el asesinato de los jesuítas, le quitó el apoyo
de sus soportes, como era Estados Unidos. Los presidentes centroamericanos
habían suscrito una serie de acuerdos entre insurgencia y gobiernos. Acababa de
terminar su período Reagan y ahora había un presidente pragmático en Estados
Unidos que era George Bush padre; había un presidente conservador con poder en
El Salvador, lo cual era muy importante porque la Democracia Cristiana era un
gobierno débil y el sabotaje de la derecha lo impedía. Nosotros estábamos en
mejor momento. Y se cae el muro de Berlin y borra la parte ideológica: la
guerra fría nos colocaba como un apéndice e impedía ver las causas internas del
conflicto. Cuando se cae nos ven como lo que eramos. A esto súmale que en
Nicaragua pierde el sandinismo las elecciones. Este conjunto de
elementos crearon una oportunidad. Solo de imaginarme que por un trasnochamiento
ideológico nuestro o una cerrazón de la derecha hubieramos perdido esa
oportunidad.
¿Qué habría pasado?
No estaría platicando
contigo. Es posible que al final nos hubiéramos desmovilizado, pero no
hubiéramos obtenido ninguna de las transformaciones que logramos. Las cosas
tienen su momento. El ejemplo más patético es el de Sendero Luminoso en
Perú. Abimael Guzmán, ya preso, le manda una carta a Fujimori, que ahora sí
hablaran. La concesión que obtuvo fue un pastel de cumpleaños y una mejor
celda.
¿Cree que en Colombia están dadas las condiciones para que este sea el
momento?
Hay una oportunidad.
Y la oportunidad es o se negocia la paz o las Farc cae en un bandidismo con
bandera política.
¿Lo dice por la penetración del narcotráfico?
No creo que las Farc
tengan futuro como guerrilla. El futuro de las Farc es hacerse bandidos con el
cambio generacional, porque cada vez van a estar en una desventaja estrategica
mas seria, estarán más débiles. La única oportunidad es hacerse bandidos. Es un
absurdo continuar por ese lado, perderían la oportunidad extraordinaria de
hacer políica con la bandera que mas les guste.
¿Cómo fue la dinámica de la negociación en El Salvador?
Tiene gres fases. En
la primera etapa la guerra está en el primer plano. En la segunda, comienzas a
hacer la guerra para apoyar la negociación. Ya sabes que no vas a ganar y lo
que buscas es cómo mejorar la posición en la mesa. La tercera fase es cuando la
negociación toma por completo el escenario mediático, y se hace difícil
justificar la acción de guerra, la guerra se devalúa.
¿En cuál fase estamos nosotros?
Es difícil tomarlo en
el sentido de un mecanimo. Me atrevo a pensar que estan entrando en ese proceso
en el que la negociación está cobrando vida propia.
Hablando del proceso de paz actual, ¿cree que tiene sentido que sea tan
confidencial?
No puedo responder
eso.
¿Tiene sentido que nada esté acordado hasta que todo esté acordado?
Esa es una regla
básica para negociar. Porque no hay resultado parcial.
¿Tiene sentido que dejen las armas antes de hacer los cambios? ¿Ustedes
lo hicieron?
En el caso nuestro
fueron acciones simultáneas.
¿Cómo pueden ser simultáneas la dejación de las armas que dura una hora
y cambios que pueden tomar diez años?
Por eso es que los
acuerdos tienen que ser cosas bien concretas. En temas con impacto social, el
inicio del programa o la constitución de una institucion o la participación en
una institucion es la prueba de que cumplió. No es lograr la meta. Si no es así
es una carta al niño dios. El inicio de esos procesos es el cumplimiento
del acuerdo. En definitiva, lo importante es si toman la apuesta política de
actuar en política. Si hay una agenda de transformación agraria de Colombia en
la cual vas a tener que ver, yo consideraría que eso para un grupo insurgente
es una buena plataforma para hacer trabajo político. Si yo fuera ellos, estaría
con prisa de dejar las armas y actuar políticamente.
El genocidio de la UP es un fantasma que ronda a los guerrilleros, entre
otros temores de que al final les hagan ‘conejo’. ¿Qué garantías tuvieron
ustedes para que les cumplieran?
Por eso fue que los
acuerdos fueron cosas muy concretas. Lo que no se podía medir no existía.
Cuando se firmó el acuerdo en Guatemala decían que era superior al salvadoreño.
Pero el Fmln ya gobernó y va a seguir siendo un poder real en mi país. En
cambio en Guatemala tienen tres diputados y no van a llegar al gobierno nunca.
Tenian muchas cosas pretensiosas en su acuerdo.
¿Cuál es la diferencia entre una vida sin armas y una con armas?
Te doy un ejemplo: yo
tenía en mi casa cuando llegamos a San Salvador, apróximadnamente 15 mil
cartuchos, 12 armas largas y una seguridad de 10 combatientes. Mi casa era un
cuartel. Andaba armado con dos pistolas, una en el zapato. Durante toda la
guerra yo era el principal blanco del ejército y me buscaba la CIA.
En la medida en que
lo que habíamos teorizado que políticamente iba a ocurrir comenzó a ocurrir,
las armas se volvieron un estorbo, porque no hay peor cosa que tener un arma y
platicar con una persona.
¿Qué sentido tuvo el proceso de paz para El Salvador?
El Salvador
desgraciadamente tuvo un proceso de paz exitoso pero transitó de una violencia
espontánea en los 70 a una organizada que fue la guerra, a una anárquica
criminal de gran escala que estamos viviendo ahora.
¿Esa violencia que viven ahora es una consecuencia de la guerra?
No son hijos de la
guerra. Las pandillas se generan por la migración a Estados Unidos, las
deportaciones, a que migró la tercera parte de la población lo que generó una
catástrofe. No se le puso ninguna atención y se le aplicaron medidas
represivas. Esto multiplicó el problema. Ahora se aplica mano blanda con esto
de la tregua.
¿O sea que la sociedad todavía no ha visto los beneficios del
acuerdo de paz?
La violencia producto
del deterioro social es otra cosas. No quiere decir que el proceso no haya
valido la pena. No hay peor cosa que matarse por las ideas.
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