Por: JOSÉ ORLANDO ASCENCIO SUBEDITOR DE DEPORTES |
El exfutbolista y entrenador se dirigió a cerca de 10.000 personas en el auditorio G12 de Bogotá.
El extécnico del Barcelona, traído por el Grupo Aval, compartió sus experiencias en una conferencia sobre pasión, liderazgo y trabajo de equipo y luego, en un conversatorio con el director de EL TIEMPO, Roberto Pombo. Resaltó la influencia de Johan Cruyff en el club catalán, no se guardó elogios para Lionel Messi y destacó la evolución del fútbol colombiano. (Vea aquí: Josep Guardiola durante la conferencia 'Pasión y liderazgo'.)
Durante un poco más de una hora, Josep Guardiola, el técnico que puso al Barcelona en lo más alto del fútbol mundial, deleitó con su carisma y sencillez a 8.200 personas que asistieron a su conferencia sobre pasión, liderazgo y trabajo en equipo, y luego, a un conversatorio con el director de EL TIEMPO, Roberto Pombo. Acá, algunos apartes de la charla. (Lea también: 'Se deben hacer las cosas que salen desde adentro': Guardiola).
Lo pensamos mucho este martes, durante el partido entre Real Madrid y Borussia Dortmund. Decíamos, a quién le estará haciendo fuerza...
“(Silencio) Soy un gran aficionado al futbol. Sigo las tácticas... Ha sido un partido muy emocionante. El resultado fue amplio en el partido de ida y con el Real Madrid; nunca en el Bernabéu uno puede decir que algo se acaba hasta que el árbitro pita el final. Lo digo por experiencia”. (Lea acá: 'No hay un método Guardiola, hay Pep': Manel Estiarte).
Se viene un partido definitivo: el del equipo de su corazón, el Barcelona, y el de su futuro, el Bayern Múnich. ¿Qué sentimientos le llegan?
“Muchas cosas. Juegan dos equipos fantásticos, todo puede pasar. Son equipos que han tenido un dominio extraordinario en sus ligas, lo que han conseguido esta temporada es muy merecido. Estoy muy impaciente”.
¿Cuál es su pronóstico?
“Soy muy malo pronosticando... ( risas)”.
¿Estamos ante un relevo de la supremacía en el fútbol europeo de España a Alemania o vamos demasiado rápido?
“Creo que el fútbol alemán ha sido muy interesante este año. Pero el fútbol español, gracias a dos personas importantísimas como Luis Aragonés y Vicente del Bosque, ha llegado a niveles altísimos. La Liga Premier de Inglaterra siempre está entre las tres primeras, Italia ha bajado un poco, en estos países la economía ha afectado, pero a veces es normal que las tendencias vayan pasando y hay que esperar el paso del tiempo”.
Por lo sucedido en esta semifinal de la Liga de Campeones, no han sido pocas las bromas y los análisis sobre lo que pasó. Algunos dicen que eso corresponde a la situación europea en general.
“No soy tan apresurado. Los cuatro equipos que llegaron a las semifinales son fantásticos. Dortmund es un equipazo, al Madrid y al Barça los conozco mucho más, y Bayern está haciendo una temporada tremenda. A este nivel, los cuatro son iguales de grandes.
La filosofía del Barça
¿Cuándo queda enganchado con el fútbol?
“¡Desde siempre! Nací en un pueblo pequeño, en el corazón de Cataluña (Sampedro). Casi no había coches, las calles eran llenas de barro. Jugábamos a todas horas, como todos los niños que nacen en los pueblos. Ahora les van quitando espacios, pero antes era solo jugar. Cuando un niño es pequeño, solamente debería pensar en jugar, en probar muchos deportes y si puede, viajar y hacer lo que le gusta. Si tienes una preparación grande, si has viajado y has probado otras cosas, será más fácil entender lo que quieres”.
¿Qué es el Barcelona para usted?
“En Cataluña, los niños, desde que nacen, la gran mayoría son hinchas del Barça. Primero, porque tiene incidencia: los niños se hacen hinchas del que gana. Cuando yo era pequeño, en la NBA ganaban los Celtics y era de los Celtics. Luego llegaron los Lakers, los Bulls. En los niños es lo mismo. Para mí, el Barcelona es parte de mi aprendizaje como jugador y también como persona. He vivido casi toda mi vida allí. Si estoy acá, delante de ustedes, es porque tuve la suerte de jugar en un equipo tan grande y tan bueno”.
¿Qué fue lo primero que hizo en el Barça?
“Llegué al club a los 13 años: estudiaba y jugaba fútbol, estudiaba y jugaba fútbol. Trataba de sacar buenas notas para que mis padres estuvieran contentos y en las tardes entrenaba. Cuando pasaba eso, cuando iba subiendo, decía ‘estoy cerca’, pero nunca mi pretensión era llegar al primer equipo, simplemente lo disfrutaba”.
Usted lo hace ver muy fácil, pero ¿cómo fue su primer partido en el Barça?
“Primero, sentí miedo. Quería ver si sería capaz de estar en nivel para jugar allí. Luego, estar agradecido hasta la eternidad con la persona que te da la oportunidad de poder jugar y de demostrar que podía hacerlo. Como la primera vez que me paré al frente del grupo como entrenador, no se olvida”.
¿Qué diferencia hay entre el fútbol español, cuando usted era jugador del Barcelona, y el de hoy?
“Ha mejorado: las generaciones superan a las anteriores. La generación de nuestros hijos será mejor que la nuestra, y la de nosotros es mejor que la de nuestros padres. La juventud sale mejor preparada: siempre he tenido mucha fe en la gente joven”.
¿Y con respecto a otros países?
Cada país tiene su peculiaridad. Cada uno tiene su historia, sus porqués: cuando juegas contra un inglés sabrás qué encontrarás. Lo mismo sabrás cuando juegas contra un italiano, contra un argentino, cuando juegas contra Falcao...”.
Usted habla como si no tuviera mucha importancia que España sea el mejor equipo del mundo...
¡Tiene mucha, muchísima importancia! Es que no es solamente una Eurocopa: ya van dos torneos europeos, un mundial, y ojo con lo que pueda pasar en Brasil. España ha dominado el fútbol en estos 12 años. Más allá de los títulos conseguidos, es un orgullo muy grande que el fútbol español esté tan bien representado ante el mundo”.
¿Hay jugadores que actuaron con usted con los que se sintiera mejor que otros?
“Es una pregunta de difícil respuesta; hay algunos que se pueden sentir agraviados porque hable del otro. Cuando uno llega a jugar al Barcelona, debe tener algo especial. La exigencia es demasiado dura como para que uno llegue allá solamente por simpático”.
Usted decía que a los jugadores no se les puede tratar como si fueran todos iguales. ¿Hay una psicología especial inicial para manejar un equipo de fútbol?
“Tratar a las personas cansa mucho. He intentado explicar, y no sé si lo he logrado: al final, cada persona tiene su propio mundo, su propia gente y su propia vida; hay que respetar el mundo de cada persona. A través de una idea común de convivencia y de juego, hay que intentar ser lo más intuitivo para sacar lo mejor de ellos. Si no eres capaz, te van a echar”.
El expresidente español Felipe González dijo que ‘Pep’ Guardiola es “un genio para manejar estados de ánimo”. ¿Le dice algo esta frase?
“Agradezco mucho esa frase del expresidente de gobierno español, pero a veces se tiende a sobrevalorar lo que realmente uno es. Es difícil tener una mesura con tantos éxitos detrás. Alguna vez vendrá una derrota continuada, y si quiero que mi carrera sea larga, en algún momento va a llegar. En esa circunstancia se ven los grandes entrenadores. Llegué con un legado que traté de respetar, y los jugadores que están actualmente en el Barcelona serán los entrenadores del futuro”.
¿Cómo define el aporte de Johan Cruyff al Barcelona?
“Él lo empezó todo. Ha sido la persona más influyente en lo que es el club. Todos tenemos la capacidad de hacer las cosas, pero si uno viene a decir que hay que hacer esto y partir de la nada, yo no hubiera sido capaz de construir algo desde el inicio. Al final, después de estar con él como entrenador, aprendí muchas cosas. No me imagino al Barcelona actual sin lo que hizo él hace 20 años. Los que vinimos después pusimos nuestro toque, pero con él tengo un agradecimiento eterno”.
¿Y el Barcelona del futuro seguirá por esa misma línea?
“Seguro (silencio). Todos queremos ganar, hacerlo bien. Nosotros lo hemos conseguido y en el Barcelona, como en el Madrid, el Milán el Inter, Juventus, en otros países, River, Boca, siempre se le exige hasta el final estar ahí. Hace mucho tiempo que el Barcelona lo intenta, e intuyo que así seguirá.
Da la sensación de que usted en el Barça tenía una amistad con los jugadores mucho más cercana que otros entrenadores.
“Uno siempre trata de llevarse los afectos de los sitios en donde está. Estoy tratando de dejar lo mejor de mí mismo. Al final, uno intenta sacar el mejor rendimiento de los jugadores”.
En las redes sociales nos llegaron muchas preguntas. La más frecuente es: ¿y cómo es Messi?
(Silencio) Y... el chaval promete... (risas). Solo diría que elogios. He tratado de alejarme de lo que hemos hecho y hablar del amor al oficio. Hay que hacer las cosas no para que te quiera todo el mundo, sino el entorno más cercano. Con Messi es lo mismo: todo lo que pueda decir me quedaría corto en los elogios. Ha sido parte fundamental de mi formación como entrenador, le he aprendido mucho, es un placer poder verle y disfrutarlo”.
¿Barcelona hubiera sido un equipo distinto sin Messi?
Por supuesto. Todos los jugadores grandes tienen una incidencia enorme y es el caso de Messi.
¿Cómo es la labor del técnico para que el partido que planean se parezca al que se juega al día siguiente?
“Esa es la única razón de ser del entrenador: entender cómo va a ser el partido y saber transmitirle eso a los jugadores. No hay un entrenador en el mundo que no trabaje. Yo no considero que trabaje más que otro entrenador. Vengo de la cuarta, quinta división y allí he visto entrenadores que trabajan de manera increíble. Igual no llego a todo: tenía a mi grupo de colaboradores, somos muchos los que trabajamos y si no, las cosas no salen”.
¿Cómo maneja la presión del éxito, cómo jugar cuando se ha ganado todo?
“Puede seguir teniéndola. Todos los jugadores y todos los entrenadores del mundo estan para ganar; si no llega así, sería un suplicio. Los problemas del día a día hay que irlos solucionando, hablar mucho con su gente, tener intuición.
Aparte de Cruyff, ¿qué otros técnicos influyeron en su carrera?
Tuve entrenadores fundamentales como Juan Manuel Lillo, en México, al que le aprendí mucho. Evidentemente, también Cruyff y Carles Rexach. En Italia tuve a Carlo Mazzone, en un periodo difícil que tuve allá: vi cómo es sentirse arropado cuando un jugador tiene una dificultad. Me debo mucho a ellos, como también a Bobby Robson; a Louis van Gaal, que es muy metódico preparando jugadas; a Lorenzo Serra Ferrer, al que tuve en la última época de mi carrera, cuando ya no estaba fino. Con José Macía ‘Pepe’, que me dirigió en Catar, espero volver a encontrarme el año entrante en Madrid: una persona mayor con quien tuve tardes interminables hablando del fútbol brasileño y de los jugadores con los que él actuó, como Pelé. Soy de la generación de Maradona, pero soy muy curioso: me gusta que me cuenten cómo jugaba Di Stéfano, cómo jugaba Pelé. Son muchos los que me ayudan a entender el fútbol, cómo viven sus profesiones. Pero de todo lo que escuchas, al final tienes que ser tú”.
Lo comparan con gente como Franz Beckenbauer, que fue jugador y técnico exitoso, que después fue presidente de su club. ¿Eso pasa por su cabeza?
“En absoluto”.
Los colombianos vivimos orgullosos de nuestros jugadores, sobre todo en Europa, y de Falcao, nuestro jugador para mostrar.
“Desde hace mucho tiempo, en el Mundial de Italia, el mundo vio qué jugadores tan maravillosos tiene Colombia. Tienen un don físico impresionante y unas condiciones naturales físicas inmensas. Todos son muy buenos y lo están demostrando. Hay que trabajar para que sigan produciendo muchos jugadores en la base, que sigan pateando muchas pelotas en las calles”.
JOSÉ ORLANDO ASCENCIO
Subeditor de Deportes
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