ELTIEMPO.COM, Por: ANDRÉS HURTADO GARCÍA , 27 de Mayo del 2013
Andrés Hurtado García
¿Cómo hablar de ganarle la lucha al calentamiento global si todos los días se destruyen los páramos que son nuestras fábricas de agua...?
Lo tengo claro: hay dos luchas que la humanidad tiene perdidas y con un agravante, que ella lo sabe. Se habla, se pontifica; los ecólogos y ecologistas, los funcionarios, hacen foros, blablablá; en ellos invierten y justifican la plata que ellos y las fundaciones reciben y todos aprovechan para engrosar sus hojas de vida y sus bibliotecas con las ponencias y los libros que sobre la reunión escriben.
Los gobiernos declaran que el Medio Ambiente es prioritario para ellos y descaradamente mienten. EL TIEMPO nos recordó hace poco en su editorial: “La humanidad ha cruzado un umbral peligroso. Un límite que nos pone en máximo riesgo y que nunca se debió haber traspasado”. Y se refiere a la más bestial acumulación de partículas de CO2 en la atmósfera, el nivel más alto desde hace 3 millones de años. Nosotros, la raza humana, nos extinguiremos por el imparable calentamiento global. Imparable porque los gobiernos, sobre todo de los países más ricos, no quieren meter en serio la mano al problema.
El uso de los combustibles del “progreso”, como son el petróleo y el carbón, es el causante principal del calentamiento global. Para paliar esta tragedia, nosotros, los países “subdesenvolvidos”, podemos aportar el granito de arena de nuestros bosques y selvas purificadores de la atmósfera. Pero, ¡si todo se nos queda en foros y en declaraciones de los gobiernos!
En los países donde la miseria y la pobreza alcanzan gran porcentaje de la población, como es nuestro caso, ¿cómo hablar de ganarle la lucha al calentamiento global si todos los días se destruyen los páramos que son nuestras fábricas de agua, ya sea por campesinos necesitados y por las empresas mineras que son monstruos insaciables? ¿Y los colonos y los desplazados, los ganaderos, los negociantes de los biocombustibles y los cultivadores de coca talan de manera imparable las selvas? La Tierra seguirá, pero sin nosotros.
La otra lucha que está perdida es la de las drogas alucinógenas. Ya no pensamos tanto en cómo ganarla sino en resolver algunas de sus temibles consecuencias, como qué hacer con los drogadictos, cuyo número aumenta día a día. La hipocresía de los gobiernos de las potencias hace que esta cruzada también esté perdida.
En ambos casos, nuestro deber es luchar, luchar, luchar en serio, no solamente con foros y declaraciones, sino con acciones. Siempre he creído que información tenemos suficiente, más que suficiente. Lo que nos falta es actuar. En una ocasión me burlé con muchas ganas de un foro que hacían en un pueblo cuyo río nace en un bosque de cordillera. Hubo panelistas, científicos, ecólogos, “cuanto exige Moratín en su poema La caza”. Les dije que en vez de hablar tanta cháchara fueran a cuidar el bosque, a impedir su tala, a hacer respetar las márgenes del río, a sembrar árboles en estas, a impedir que se arrojen desechos y basuras a la corriente. Los científicos invitados y heridos se burlaron de mí y la gente sencilla y sensata del pueblo me dio la razón.
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