jueves, 30 de mayo de 2013

La violencia que genera el microtráfico sigue en aumento y el gobierno no toma la única medida efectiva.

Asunto: La extremada violencia que está generando el microtráfico continúa aumentando en proporciones geométricas  y el gobierno, silencioso, no procede a tomar una de las únicas medidas para acabarlo y erradicarlo.

Varios alcaldes de ciudades y poblaciones han expresado que definitivamente la violencia, cada día mayor, que está generando el microtráfico "se les ha salido de sus manos".  Y es obvio que así sea.  Recordemos que la Corte Constitucional despenalizó la dosis minima de estupefacientes y esta decisión ha sido la causa del aumento considerable del negocio del microtráfico en ciudades y poblaciones de todo el territorio nacional.  Tal vez sin intuirlo, la Corte Constitucional estimuló el lucrativo negocio del microtráfico.

Los consumidores de la dosis mínina y demás consumidores en general acuden a las "ollas de vicio" o a otros muchos expendios clandestinos para adquirir su ración de estupefacientes y esta situación ha magnificado y alimentado el negocio del microtráfico, tanto, que las bandas criminales se han "asociado" con pandillas en los diferentes barrios para distribuirla. Las pandillas en sus respectivos barrios han fijado límites geográficos para que otras pandillas no ingresen a sus zonas "demarcadas" para proteger su propio mercado de consumidores y de ahí viene la tanta violencia generalizada que se vive a diario y que tantos muertos y heridos ha dejado incluyendo a muchas personas inocentes.

Se ha multiplicado tanto el negocio del microtráfico que está demostrado que a pesar de los muchos esfuerzos,  la policía no es eficaz para combatir este flagelo de nunca acabar y que se generaliza cada vez más. Luego entonces,  ¿cuál sería una medida realmente eficaz para minimizar o definitivamente acabar con el microtráfico? Respuesta: que sea el mismo gobierno que a través de una entidad eficiente y muy bien controlada expenda por lo menos la dosis mínima a un precio ínfimo.

Si por ejemplo, la ración de la dosis mínima en las "ollas" de vicio u otros expendios clandestinos vale $ 30.000, pues que el gobierno la venda a sólo $ 1.000 (mil pesos). De esta manera, por la gran diferencia de precios,  los consumidores no tendrían que acudir a las "ollas de vicio" o expendios clandestinos y por consiguiente, se acabaría el negocio del microtráfico y la exagerada violencia que tiene en vilo a toda la ciudadanía.

El expresidente César Gaviria manifestó en una oportunidad por televisión, que Colombia tiene que cambiar los inútiles procedimientos para combatir el negocio de las drogas y que a los drogadictos no se les debe considerar como criminales sino como enfermos. Los criminales son los capos y los expendedores de droga que inducen a su consumo, incluyendo a niños, para garantizar la demanda y mantener su negocio ilícito de alta rentabilidad.  

Más claro no canta un gallo y tal vez muchos funcionarios del alto gobierno y de las altas cortes sepan que ésta sería una eficaz solución para acabar con tan lucrativo negocio,  pero...¿será que habrá intereses particulares para que ese negocio del microtráfico no se acabe?
A. Guihur

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