ELESPECTADOR.COM, 5 Mayo 2013 -
Por: Salomón Kalmanovitz
El procurador Alejandro Ordóñez es militante de la Fraternidad de Pío X, fundada por el arzobispo Marcel Lefebvre en 1970.
Ellos son afines a José Mestre (1753 - 1821), un intelectual ultracatólico que criticó con pasión y cinismo a la Revolución francesa, que consideró un evento satánico que había que liquidar por medio del terror.
Isaías Berlín lo identificó como precursor y profeta del fascismo, por justificar la dictadura y el verdugo para enfrentar la inestabilidad política y liquidar a sus enemigos: revolucionarios, librepensadores, liberales, masones, protestantes y judíos.
Lefebvre fue encubridor del genocidio de los judíos franceses, pues fue aliado del gobierno del general Petain, colaborador de la ocupación nazi de Francia entre 1939 y 1945. Más adelante, según El Mundo de España, “irreductible, (Lefebvre) defendió las sangrientas dictaduras de Chile, Argentina y España... siempre vio al franquismo como ‘el más acertado sistema político en lo referente a los valores católicos’”.
En los años ochenta, Lefebvre apoyó a Jean-Marie Le Pen, político de la extrema derecha francesa, reconocido por sus posiciones racistas. Le Pen dijo que la ocupación nazi de Francia no había sido tan inhumana como se pensaba. Fue acusado de hacer apología de crímenes de guerra y de negar el Holocausto, y condenado por la justicia francesa.
Lefebvre se declaró en abierta rebeldía contra el Concilio Vaticano II y Juan Pablo II por su propuesta ecuménica y el abandono del empeño del catolicismo de convertir a la fuerza a sus enemigos, para pasar a dialogar con ellos, ganándose su excomunión. El papa Ratzinger perdonó a la fraternidad y la devolvió al redil católico.
No es de sorprender que los lefebvristas nieguen el holocausto de seis millones de judíos y dos millones de gitanos y eslavos, considerados por los nazis como razas inferiores que debían ser eliminadas de la faz de la tierra. Richard Williamson, un obispo lefebvriano, expresó contra la abrumadora evidencia histórica que el Holocausto no existió; que, si acaso, murieron entre 300.000 y 400.000 judíos en los campos de trabajo, porque no existieron los campos de concentración. Fue expulsado de la Argentina por apología del nazismo. A esta posición neofascista se la conoce como negacionismo.
El lefebvrismo condena toda la filosofía de la Ilustración en adelante, y sigue sin aceptar la ciencia, desde la astrofísica a la biología evolutiva, posiciones con las que el procurador Alejandro Ordóñez coincide. Hace 35 años se hizo conocer por la quema de libros de la Biblioteca Gabriel Turbay de Bucaramanga, que incluyeron la traducción protestante de la Biblia, los de Gabriel García Márquez, Víctor Hugo y Sigmund Freud. Ordóñez nunca se arrepintió de su vandalismo. El procurador se ha distinguido por obedecer la moral de su secta, subvirtiendo la Constitución de 1991, y ha negado consecuentemente los derechos de la mujer y de las minorías. Aunque se dice pro vida, parece simpatizar con el genocidio.
Ante la pregunta de Héctor Abad Faciolince y las inquietudes de la Confederación de Comunidades Judías de Colombia de compartir el negacionismo de la fraternidad extremista a la que pertenece, el procurador rehusó contestar. Entiende que a la sociedad colombiana de hoy le repugna cualquier afinidad con el nazismo y el holocausto que perpetró; sólo por eso, no revela en público lo que comparte en privado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario