Por : Hugo Echeverri en Tablero de Papel
Un hombre plantó una rosa y trabajó
regándola constantemente.
Antes que de ella apareciese algún
indicio, él la examinó y vio el botón que en breve abriría, mas notó espinas
sobre el tallo y pensó,
"¿Cómo puede una flor tan bella venir de una planta rodeada de espinas tan afiladas?"
"¿Cómo puede una flor tan bella venir de una planta rodeada de espinas tan afiladas?"
Entristecido por este pensamiento, el
se negó a regar la rosa y antes de estar pronta para abrir, ella murió.
Así sucede con muchas personas.
Dentro de cada alma hay una rosa: Son
las cualidades dadas por Dios.
Dentro de cada alma tenemos también
las espinas: Solo que falta que aparezcan nuestras rosas.
Muchos de nosotros nos miramos y
vemos solo las espinas, los defectos.
Nosotros nos desesperamos, pensando
que nada de bueno puede venir de nuestro interior.
Nos negamos a regar a cultivar dentro
de nosotros y consecuentemente, eso muere.
Nunca percibimos nuestro gran
potencial.
Algunas personas no ven la rosa
dentro de ellas mismas.
Por lo tanto alguien más debe
mostrárselas.
Uno de los mayores dones que una
persona puede poseer o compartir es ser capaz de pasar por las espinas y
encontrar la rosa dentro de otras personas.
Esta es la característica del amor.
Mirar una persona y conocer sus
verdaderas faltas.
Aceptar a aquella persona en su vida,
en cuanto reconoce la belleza en su alma y ayudarla a percibir que ella puede
superar sus aparentes imperfecciones.
Si nosotros mostraros a esas personas
la rosa que está creciendo en su interior, ellas superarán sus propias espinas.
Solo así ellas podrán ver abrirse sus
rosas, muchas veces.
Autor desconocido. Enviado por Juan Coronado
Que la
gracia y la paz de Cristo, estén contigo esta semana!!!!
Juan José Orrego y Señora
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