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Autor: Valentina Macías de Mejía
Es virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento. El término proviene del vocablo latín humilitas; podría decirse que es la ausencia de soberbia y es característica propia de los seres modestos, que no se sienten más importantes o mejores que los demás, independientemente de cuán lejos hayan llegado en la vida. Una de las figuras de la historia de mayor humildad, que dio ejemplo en todas sus actuaciones y que vivió para impregnarlo todo de ella, fue San Francisco de Asís.
“La verdadera sabiduría del santo radicaba en su profunda humildad, como camino de reencuentro con lo mejor de sí mismo y como experiencia de la presencia de Dios dentro de sí y en todo cuanto le rodeaba”. Hoy, estamos rememorando su vida; estamos refrescando nuestra memoria con el papa Francisco, quien cada vez nos está impresionando más y más con su actuar modesto, sencillo, humilde, que está mostrándole al mundo un nuevo papa, un pontífice que todo lo que ha hecho hasta el momento, es de trascendencia; encierra una enorme enseñanza no solamente para el conglomerado católico, sino para todo el mundo.
Estamos ante un ser dotado de gran sabiduría e investido de una enorme humildad. En el poco tiempo que lleva en Brasil, sus apreciaciones son contundentes, directas y francas: “Es lamentable que la gente se haya habituado a la cultura del descarte, aplicada con demasiada frecuencia a los más mayores y que ahora también le ha llegado a la juventud por medio del desempleo y de la falta de oportunidades; debemos cortar con esta costumbre del descarte”. Refiriéndose a los mayores, dijo: “Los dejamos a un lado, como si no tuvieran nada que darnos. Ellos tienen la sabiduría de la vida, de la historia, de la patria, de la familia. Necesitamos esto. Por eso voy a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente al lado de los ancianos.”
Cuánta erudición en sus palabras, cuánta enseñanza y qué excelente crítica para la deplorable situación de los adultos mayores en el mundo. El papa Francisco visitó este jueves una de las comunidades más pobres de Brasil, la favela Varginha, al norte de Río de Janeiro, donde envió un mensaje de esperanza e hizo un llamado a trabajar por un mundo más justo y solidario. Allí dijo: “Ningún esfuerzo de pacificación será duradero en una sociedad que abandona en la periferia a una parte de sí misma”. Este papa está predestinado para grandes cosas; su accionar va a constituirse en un ejemplo para la humanidad y esperamos que la enorme expectativa que está generando en todos, vaya mostrando unos resultados cada vez más influyentes y más decisivos en los asuntos que tienen que ver con la paz.
Esta semana ha sido de grandes emociones; hemos estado rodeados de noticias gratificantes que tienen que ver con nuestro papa Francisco y también con el enorme triunfo de Nairo Quintana, quien merece una crónica solamente para él: Otro humilde en el podio de los grandes. “Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande”. Rabindranath Tagore
valentinamacias40@hotmail.com
“La verdadera sabiduría del santo radicaba en su profunda humildad, como camino de reencuentro con lo mejor de sí mismo y como experiencia de la presencia de Dios dentro de sí y en todo cuanto le rodeaba”. Hoy, estamos rememorando su vida; estamos refrescando nuestra memoria con el papa Francisco, quien cada vez nos está impresionando más y más con su actuar modesto, sencillo, humilde, que está mostrándole al mundo un nuevo papa, un pontífice que todo lo que ha hecho hasta el momento, es de trascendencia; encierra una enorme enseñanza no solamente para el conglomerado católico, sino para todo el mundo.
Estamos ante un ser dotado de gran sabiduría e investido de una enorme humildad. En el poco tiempo que lleva en Brasil, sus apreciaciones son contundentes, directas y francas: “Es lamentable que la gente se haya habituado a la cultura del descarte, aplicada con demasiada frecuencia a los más mayores y que ahora también le ha llegado a la juventud por medio del desempleo y de la falta de oportunidades; debemos cortar con esta costumbre del descarte”. Refiriéndose a los mayores, dijo: “Los dejamos a un lado, como si no tuvieran nada que darnos. Ellos tienen la sabiduría de la vida, de la historia, de la patria, de la familia. Necesitamos esto. Por eso voy a encontrar a los jóvenes, pero en su tejido social, principalmente al lado de los ancianos.”
Cuánta erudición en sus palabras, cuánta enseñanza y qué excelente crítica para la deplorable situación de los adultos mayores en el mundo. El papa Francisco visitó este jueves una de las comunidades más pobres de Brasil, la favela Varginha, al norte de Río de Janeiro, donde envió un mensaje de esperanza e hizo un llamado a trabajar por un mundo más justo y solidario. Allí dijo: “Ningún esfuerzo de pacificación será duradero en una sociedad que abandona en la periferia a una parte de sí misma”. Este papa está predestinado para grandes cosas; su accionar va a constituirse en un ejemplo para la humanidad y esperamos que la enorme expectativa que está generando en todos, vaya mostrando unos resultados cada vez más influyentes y más decisivos en los asuntos que tienen que ver con la paz.
Esta semana ha sido de grandes emociones; hemos estado rodeados de noticias gratificantes que tienen que ver con nuestro papa Francisco y también con el enorme triunfo de Nairo Quintana, quien merece una crónica solamente para él: Otro humilde en el podio de los grandes. “Cuando somos grandes en humildad, estamos más cerca de lo grande”. Rabindranath Tagore
valentinamacias40@hotmail.com
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