ELESPECTADOR.COM, 19 Jul 2013
Por: Indalecio Dangond B.
Se le puso maluca la situación de orden público al Gobierno Nacional. Los paros en los sectores agrario y minero están demostrando el inconformismo de un significativo sector de la población colombiana frente a la escasa ejecución de los programas de inversión social y de impulso al empleo productivo.
El vacío de liderazgo presidencial, está acelerando el embotellamiento de los problemas y no sabemos cuál será la gota de derrame la copa.
Demuestra la falta de compromiso con el desarrollo del sector agropecuario el errático manejo que le ha dado -por ejemplo- a las negociaciones con los campesinos del Catatumbo y a los acuerdos suscritos con los voceros del movimiento de Dignidad Cafetera. Es una debilidad que han sabido aprovechar los congresistas del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, Wilson Arias e Ivan Cepeda quienes con ello hacen proselitismo político a fin de asegurar sus curules al Senado en las próximas elecciones.
Esas son las consecuencias y el alto precio que está pagando el Presidente Santos por haber escogido un equipo de colaboradores desarticulados de la realidad del país, desconocedores de temas sustancial e insulsos y poco creativos a la hora de presentar soluciones. La gobernabilidad está entredicho y es tan crítica la situación que el Presidente perdió el escaso click que tenía con el ciudadano común y corriente y actualmente pocos le creen.
Lo visto esta semana en las reuniones con los campesinos del Catatumbo, cafeteros y mineros, es vergonzoso. Los funcionarios enviados para mitigar las distintas crisis y buscar soluciones, no habían terminado de bajarse del avión cuando ya estaban en los micrófonos de La W, La FM y Blu Radio, dando declaraciones sobre temas que no habían acordados y exponiendo soluciones que por más atractivas que suenen no podrían ser llevadas a la práctica.
Sin duda alguna este gobierno ha perdido liderazgo y con ello agotó su agenda. No hay derecho pues, que el ministro de la cartera agraria ande como un cajero automático repartiendo subsidios a domicilio bajo criterios políticos y de forma arbitraria e injusta, ya que no está teniendo en cuenta por ejemplo, la buena gestión de unos frente a la mala gestión de otros. Iguala a todos por abajo. Los pagos del programa de Proteccion del Ingreso Cafetero, deberían hacerse a quienes verdaderamente gestionan de forma profesional y empresarial sus explotaciones cafeteras. No se debe subsidiar la ineficiencia.
Una estrategia que podría ayudar a solucionar este problema, es que algunos productos básicos sean objeto de apoyo en forma de préstamo a través del Banco Agrario. ¿Cómo? El Congreso estipula un precio por tonelada, el cual representa el supuesto valor de una cosecha, los productores solicitan un préstamo por cada tonelada cosechada y entregada al banco como garantía. Si el precio del producto está por encima del precio estipulado, el agricultor vende en el mercado su cosecha, paga su deuda y conserva la diferencia. Si por el contrario el precio cae, el Gobierno gira el porcentaje del subsidio al crédito para pagar el préstamo sin consecuencias para el productor. Estos subsidios para apoyar precios, deben tener un tope anual por productor y los pagos deben ser aplicables solamente a la producción de granos básicos, productos lácteos y algodón, siempre y cuando exista un piso en los rendimientos por unidad de tierra y de animal.
¿Dónde quedó de Juan Manuel Santos, el talante de estadista? ¿Qué pasó con el superministro de la Defensa del Gobierno de Alvaro Uribe? Es hora de retomar el click, porque ese no es el líder que requiere este país cuatro años mas!.
Twitter:@indadangond
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