LAREPUBLICA.CO, SEPTIEMBRE 2 DE 2013
Bogotá_
Los sabores, olores y texturas del campo, de quienes labran la tierra, se encuentran en todas la ciudades. ¿En dónde? En las plazas de mercado, lugares que han logrado fortalecer el vínculo social y cultural entre el campo y la ciudad, y que se constituyen en pieza fundamental de la actividad económica nacional.
Su papel como enclave mercantil de las ciudades y pueblos ha generado que al día de hoy el intercambio de alimentos pese entre 20% y 30% en las cifras económicas del comercio del país.
Más del 50% de la producción agroalimentaria nacional, que asciende a 20 millones de toneladas (sacando al café, cacao, algodón, flores y tabaco), se concentran en estos establecimientos que se dividen en 13 centrales mayoristas de abasto (centros de acopio regional de la producción de alimentos) y cerca de 1.500 plazas de mercado ( centro de distribución de alimentos de un lugar determinado en todo el territorio nacional.
Su estructura física, la cual mantiene vigente la relación personalizada con los compradores hace de las plazas de mercado un lugar de encuentro por excelencia en donde convergen las culturas gastronómicas de todas las regiones del país.
Su origen, según cuenta Jaime Pérez Torres, experto en seguridad alimentaria, se remonta al siglo XIX cuando surge la necesidad de los campesinos de vender sus cosechas.
En los pueblos, el día de mercado sigue siendo el más agitado de la semana, donde los trabajadores del campo llegan a la plaza a pie cargados con sus productos agrícolas para venderlos y sus habitantes arriban sin falta a hacer sus compras en busca de los productos más frescos.
Su atractivo no solo radica en la asequibilidad de los productos por sus cómodos precios. El trato cercano y ligero y la interacción social que viene acompañada de frases célebres como: “venga le doy la ñapa pues”, “vecino llévelos con toda confianza que están frescos”, “ tres en 15 y cuatro en 10 pa’ que lo lleve”, evocan un peculiar estilo de mercadeo con tono familiar. En las ciudades aunque las plazas de mercado todavía ejercen un fuerte arraigo cultural, expertos no desconocen que su vitalidad ha venido deteriorándose con los cambios de la actividad comercial que se solidifican en el confort que brindan las grandes superficies (los supermercados y centros comerciales).
Para Jorge Pulecio, director del Instituto para la Economía Social (Ipes) esta es una tendencia que se debe revertir con la modernización de sus instalaciones y el fortalecimiento del sistema de abastecimiento. “Las plazas de mercado son baluartes de la soberanía y seguridad alimentaria , porque son espacios de articulación directa campesina en las ciudades y modelo de comercio popular que garantizan la continuidad de la oferta, basada en la diversidad del abasto regional entre zonas”, manifestó Pulecio.
No obstante, su incidencia económica no es menor pues las grandes urbes siguen basando su abastecimiento de alimentos a través de las centrales mayoristas y éstas a su vez abastecen los supermercados. Tan solo Bogotá acoge la central de abastos más grande del país: Corabastos y más de 60 plazas de mercado, 19 de ellas de carácter público. A Corabastos, llegan diariamente 200.000 compradores encargados de hacer mover US$6.000 millones al año en ventas.
Lo cierto es que el rescate de la interacción social de las plazas de mercado contrasta con la crisis campesina que se ha manifestado a través del paro agrario nacional y que no solo ha producido el encarecimiento de los precios de los productos entre un 10% y 25%, según el Ipes, sino también vislumbra una escasez que empieza a preocupar a los consumidores.
Para los campesinos los productos internacionales les han robado espacio dentro del comercio de alimentos sobre todo en las grandes superficies y por eso basan sus esperanzas en las plazas de mercado, los sitios donde mantienen su estatus de grandes proveedores. De allí que su fortalecimiento puede ser la receta para aliviar la crisis del agro, pues garantiza la compra de la producción campesina (pequeños productores) y asegura precios más competitivos.
Continúa al alza el precio de alimentos por paro agrario
De acuerdo con el Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario, (Sipsa), continúa un incremento generalizado en las cotizaciones de los alimentos como la arveja verde, la papa criolla y las cebollas cabezona blanca y junca debido a el bajo abastecimiento de las zonas productores del país, por los bloqueos en las vías, como consecuencia del paro agrario nacional que hoy completa su quinceavo día. La centrales mayoristas del país reportaron escasez en dichos alimentos por lo tanto hicieron un llamado para que los consumidores opten por la compra de alimentos sustitutos.
La cifra:
13 centrales mayoristas y cerca de 1.500 plazas de mercado hay en todo el territorio nacional.
Las opiniones:
“Las plazas de mercado son baluartes de la soberanía y seguridad alimentaria, porque son espacios de articulación directa campesina en las ciudades”, Jorge Pulecio, director del Instituto para la Economía Social.
“El amiguismo, el regateo y la rebaja hacen parte importante del la cultura de las plazas de mercado, que deben de modernizarse y generar valor agregado para mantenerse", Carlos Quiroga, gerente de la Central de Abastos de Bucaramanga.
Ximena Ramírez
mramirez@larepublica.com.co
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