domingo, 29 de septiembre de 2013

El futuro del DNP...

elespectador.com, 28 Sep 2013, Por: Armando Montenegro

EL MANEJO DE LAS REGALÍAS SE TOmó al Departamento Nacional de Planeación (DNP). Lo obligó a sumergirse en la mecánica regional y a descuidar sus funciones tradicionales.

El esfuerzo de poner en marcha las nuevas leyes de regalías le hizo perder de vista su obligación de orientar y evaluar la inversión pública y coordinar el Conpes, el gabinete económico del gobierno.
Esta radical transformación del DNP tuvo otras consecuencias: (i) se debilitaron muchas de sus unidades tradicionales, que antes atraían a los mejores profesionales de las distintas disciplinas; (ii) la entidad ha perdido el prestigio y el liderazgo técnico no sólo dentro del gobierno, sino frente a la sociedad; (iii) el gobierno no ha llenado todavía el vacío creado por la paulatina extinción del antiguo DNP.
Es necesario solucionar este problema, que tiene consecuencias sobre la calidad de las políticas públicas.
Como esta crisis se originó en la necesidad de “servir a dos señores”, resulta inevitable, de alguna manera, divorciar el manejo de las regalías de las tareas de coordinación del Ejecutivo, evaluación y diseño de la inversión pública. Hay dos caminos: (i) asignar el manejo del Conpes y las funciones presupuestales del DNP al Ministerio de Hacienda, una vieja aspiración de esa cartera, justificada ahora en la pobreza técnica del DNP; el DNP, por defecto, se quedaría con las regalías y algunas funciones regionales (habría que evaluar si el Ministerio también es capaz de asumir las funciones constitucionales de planeación y evaluación); o (ii) reorganizar el manejo de regalías por fuera del DNP, de tal forma que esta entidad pudiera volver a desempeñar sus funciones tradicionales con la capacidad técnica y profesional que tuvo en el pasado.
Los economistas Darwin Cortés y Juan F. Vargas, en el marco de la Misión de Equidad y Movilidad Social convocada por el DNP, propusieron la creación de una Agencia de la Descentralización, encargada del manejo conjunto de las regalías, las participaciones territoriales y los aportes de cofinanciación, así como de la supervisión y asistencia técnica a las regiones. Esta Agencia asumiría las funciones que hoy tienen el DNP (regalías y participaciones), la DAF del Ministerio de Hacienda y podría tener la tutela de Findeter (ver la propuesta de Cortés y Vargas en la página web del CEDE, Universidad de los Andes).
La Agencia deberá estar blindada de la captura de grupos que podrían corromper la dirección y el manejo de los recursos de la descentralización. Una junta directiva fuerte, altos requisitos técnicos para sus directivos y el apoyo de entidades semejantes podrían proporcionar una adecuada protección. La Agencia llenaría el vacío existente, señalado por numerosos analistas de la descentralización en Colombia, de una fuerte institución central, que apoye, reflexione, asesore y estimule el desarrollo territorial.
Si se crea esta Agencia, una vez despojado de las funciones que lo desnaturalizaron, el DNP podría reinventarse, otra vez, como una entidad de alto nivel, encargada de trazar directrices de largo plazo, diseñar los planes de desarrollo, evaluar y modernizar las políticas públicas, en un ambiente profesional que le permita, otra vez, atraer a los mejores profesionales de las disciplinas de la economía, el transporte, la energía, los servicios públicos y las distintas políticas sociales.

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