“Veo la crisis del campo como la oportunidad para hacer lo que nunca nos atrevimos a hacer: dignificar la vida campesina, reforma agraria y más presencia del Estado en las zonas rurales marginales”.
‘Tenemos dificultades, pero continúo siendo optimista’
El fin del conflicto y la erradicación de la miseria deben ser las prioridades del país". Así lo señala Mauricio Rodríguez Múnera, uno de los gestores del nacimiento del diario de economía y Negocios Portafolio, quien fuera su primer director durante 14 años, entre septiembre de 1993 y mayo del 2007. En la actualidad es el embajador de Colombia ante el Reino Unido.
¿Cuáles han sido los principales errores y aciertos en el manejo de la economía en los pasados 20 años?
Equivocaciones: el gran atraso en infraestructura, la mala calidad de la educación y el fracaso del sistema de salud (que solo ahora se está reformando). Logros: la reducción de la inflación (y por ende del costo del dinero), los tratados de libre comercio y el manejo ortodoxo de las finanzas públicas.
¿Cuáles son los principales desafíos del país?
En primer lugar, el fin del conflicto para evitar más muertes y el desperdicio de fondos que en vez de destinarse a la guerra, deberían emplearse en construir escuelas, hospitales y vivienda para los colombianos más necesitados. La paz impulsará el crecimiento, el empleo y la igualdad.
Es indispensable que a la mayor brevedad se erradique por completo la pobreza extrema. Ha habido avances importantes en esta prioridad en años recientes, pero aún hay casi 5 millones de colombianos que a duras penas sobreviven en la indigencia.
¿Por qué cree usted que ha aumentado el pesimismo?
Los paros y las protestas recientes han generado la sensación de que las cosas van mal, pero creo que no hay que exagerar.
Es cierto que en el campo colombiano hay problemas serios, que vienen de mucho tiempo atrás, y que algunos sectores tienen dificultades concretas que el Gobierno debe atender. Veo la crisis del campo como la gran oportunidad para hacer lo que lamentablemente nunca nos atrevimos a hacer con decisión: la dignificación de la vida campesina, la reforma agraria y el robustecimiento de la presencia del Estado en las zonas rurales marginales.
¿En qué basa su optimismo?
En muchos indicadores: por ejemplo, tenemos la inflación y las tasas de interés más bajas de la historia contemporánea; un ritmo de inversión con respecto al PIB cercano al 30 por ciento (nivel en el cual es factible pensar en crecimiento alto y sostenido); una tasa de desempleo que viene cayendo mes tras mes desde hace tres años. En seguridad, que si bien hay deterioro en algunas zonas, en el consolidado nacional sigue mejorando cada año; en el ritmo de inversión extranjera, que se ha multiplicado por diez en los pasados doce años; hemos sacado de la pobreza a dos millones de colombianos en los pasados dos años y medio, y por primera vez en la historia reciente el Coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, ha mejorado.
Es cierto que el Gobierno ha cometido errores y es verdad que todavía falta terreno por recorrer para que los colombianos podamos sentirnos satisfechos, pero ignorar o subestimar el enorme progreso de Colombia en años recientes no hace sentido.
¿Por qué han venido ganando terreno las opiniones desfavorables?
Creo que hay una desafortunada mezcla de comunicación deficiente por parte del Gobierno, y eficaces campañas negativas por parte de los enemigos de la paz y de los rivales políticos del presidente Santos. Pero también es cierto que hay problemas específicos que deben y pueden ser resueltos.
¿Qué decirles a quienes creen que los TLC son los culpables de los problemas del campo y la industria?
Primero que todo, el TLC con Estados Unidos apenas lleva un año, y el de la Unión Europea hasta ahora está entrando en vigencia. Entonces no es válido echarles la culpa.
Si bien es posible que algunos productores agrícolas e industriales no logren mejorar su productividad para poder competir con las importaciones, estoy convencido de que la gran mayoría de los empresarios sí podrá hacerlo, y conquistar mercados externos.
También hay que recordar que los grandes beneficiarios del comercio abierto son los consumidores, que tendrán más variedad y mejores precios.
Desde hace 20 años, cuando nació Portafolio, he estudiado muy de cerca nuestras fortalezas y debilidades empresariales. Con base en ese conocimiento profundo a lo largo de tanto tiempo, confío en que la economía colombiana se beneficiará con los TLC.
¿Qué falta para poder aprovechar esos mercados ricos que se nos abren?
De nuevo, mejorar la infraestructura (la Agencia Nacional encargada del tema ya puso la casa en orden, y por fin se harán las grandes obras que necesita el país), mejorar la calidad de la educación y algo clave: robustecer la innovación a través de la ciencia y la tecnología.
¿Cómo ser más innovadores?
La Ley de Regalías aprobada en el Congreso -por iniciativa de este Gobierno- establece que el 10 por ciento de dichas regalías se destine a ciencia y tecnología en los 32 departamentos del país. Eso representa aproximadamente 500 millones de dólares por año, una gran suma que, bien invertida en proyectos productivos, que ejecuten de manera conjunta el sector privado y los gobiernos y las universidades regionales, puede elevar sustancialmente la competitividad de las empresas de todos los sectores y tamaños.
Si usted fuera empresario, ¿en cuáles sectores invertiría preferiblemente?
Creo que hay oportunidades en todos los sectores, pero personalmente pienso que las mejores están en el campo (tanto para proyectos agroindustriales como para los campesinos, idealmente trabajando todos en esquemas cooperativos), en turismo (Colombia es uno de los países más bellos del mundo, con la mayor biodiversidad del planeta, con gente muy cálida y servicial), y en infraestructura (están previstas obras por 100 billones de dólares en los próximos 8 años).
¿Cómo están viendo a Colombia en el exterior?
Los incidentes recientes han hecho algo de daño, pero nuestro país se sigue viendo como un caso impresionante de superación, porque hace apenas diez o doce años éramos considerados un Estado fallido, hoy en día estamos cerca de la paz, la economía es sólida y tenemos potencial de crecimiento. En lo social hemos progresado a muy buen ritmo visto, y la tolerancia, el respeto por las diferencias y el pluralismo han fortalecido nuestra democracia.
¿Qué es lo que más llama la atención del Gobierno de Santos en el Reino Unido?
Su compromiso a fondo con la Paz, sus reformas progresistas, en especial la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, la Ley de Regalías, y sus programas sociales para superar la pobreza y la miseria.
¿Cómo va la discusión en Europa sobre la guerra contra las drogas?
Fue en Londres hace casi dos años donde el presidente Santos declaró el fracaso de la guerra contra las drogas. Porque si bien Colombia ha logrado reducir los cultivos y el tráfico de coca, otros países de la región -como Perú, Bolivia, México y buena parte de Centroamérica- han sufrido aumentos.
El informe de la OEA sobre las drogas, que nació por iniciativa del presidente Santos en Cartagena en la cumbre del año pasado, ha sido bien recibido por la academia, los centros de pensamiento, los expertos, muchos parlamentarios y funcionarios de los diversos gobiernos.
Porque lo que en esencia propone como nueva estrategia es la experimentación. Es decir, usar el método científico, de la mano de los expertos, para innovar en políticas y estrategias contra la droga, evaluar los resultados y corregir.
Además, el consumo debe ser tratado como un problema de salud, no como una cuestión penal. También es indispensable eliminar las raíces del problema, tales como familias disfuncionales, jóvenes alienados, el alto desempleo y la discriminación, etc.
LA PRENSA ECONÓMICA ES MUY ÚTIL PARA LA COMPETITIVIDAD
¿Cuál es su opinión sobre la prensa económica colombiana?
En general, el concepto es bueno, pero también es claro que aún hay espacio para mejorar.
Por ejemplo, en algunos temas y en ciertos momentos se queda en las percepciones y en lo superficial; puede y debe ahondar en busca de la verdad.
Es indispensable evitar al máximo dejarse contaminar por la política, se debe conservar siempre la mayor objetividad posible en su labor informativa y analítica, dejando que la opinión solo se exprese en las páginas asignadas a ello.
Pero de todos modos, hay que reconocer que durante las últimas dos décadas se ha avanzado mucho y ha sido muy útil para incrementar la competitividad del sector privado y de los empresarios, así como para mejorar la gestión pública.
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