jueves, 12 de septiembre de 2013

Pacto agrario sin ruanas

ELESPECTAADOR.COM,  |12 Sep 2013 

La primera reunión del Pacto Nacional por el Agro y el Desarrollo Rural no tuvo presencia representativa de campesinos. Gobierno anunció la firma de medidas como el arancel cero para los insumos agrícolas.


El vicepresidente Angelino Garzón junto al presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde.  / SIGEl vicepresidente Angelino Garzón junto al presidente Juan Manuel Santos y el ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde. / SIG
Muy pocas ruanas se vieron ayer en la primera reunión del Pacto Nacional por el Agro y el Desarrollo Rural que convocó el Gobierno, después de la tempestad política y social que desató el paro campesino. Este proceso empezó con una profunda desconfianza por parte de muchos líderes labriegos, como lo reconoció el mismo ministro del Interior, Aurelio Iragorri, cuando intentaba resumir el espíritu de las intervenciones hechas en la primera parte de la jornada. Sin embargo, al cierre del encuentro, el presidente Juan Manuel Santos anunció la firma de un paquete de decretos que responderían a algunas de las necesidades planteadas.
Aun así el escepticismo de los representantes campesinos que asistieron al pacto fue generalizado. Fue el caso de Augusto Márquez, presidente de Isochicamocha, una asociación de más de 10 mil productores de Boyacá —donde el 90% son minifundistas—, para quien este evento estaba centrado en encontrarles salidas a los gremios, federaciones e importadores del agro. “No negamos que ellos forman parte del agro colombiano, pero queremos que el Gobierno les dé soluciones a los productores de base, quienes se están partiendo el lomo para sacar adelante los cultivos y son los más damnificados”, dijo Márquez.
Otro líder agrario que tomó el micrófono antes de marcharse del evento al mediodía fue Héctor Centeno, quien aseguró que la política agraria no se está construyendo desde la ruralidad. “Nunca nos han tenido en cuenta, ¿o nos llamaron a negociar los tratados de libre comercio? No, esos los negociaron con la SAC, los gremios y las federaciones sin tenernos en cuenta. Por eso el paro nacional agropecuario sigue más vivo que nunca, porque no se han cumplido los acuerdos”, afirmó Centeno.
Para Orlando Bernal, representante labriego del Huila, el Gobierno debe establecer la hoja de ruta para los campesinos con los campesinos, por lo menos para que se tengan las mismas condiciones e igualdad en los costos de producción que tienen con quienes compiten. De lo mismo se queja Luis Humberto Cuaspud, representante del Movimiento de Autoridades Indígenas, quien cree que este pacto no es garantía de que el Gobierno pueda ofrecer nuevas alternativas para el agro. “Aquí estamos de oidores mas de un discurso sin rumbo y sin perspectiva, que no tiene participación de quienes trabajamos la tierra”.
Las inquietudes sobre la legitimidad de este pacto no sólo se las plantearon los campesinos que fueron o dejaron de asistir a la jornada, como Dignidad Papera o la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular (MIA). El alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, fue incisivo en preguntar si este pacto busca una política campesina o en cambio quiere consolidar a los empresarios y latifundistas del país.
El Gobierno, por su parte, respondió a las críticas diciendo que los resultados del Pacto Nacional por el Agro serán condensados en un proyecto de ley que será presentado en el Congreso. Además, el ministro Iragorri anunció que de esta discusión debe salir un plan de choque para atender la crisis del campo y de los campesinos “para que no sigan en situación de agobio, de pobreza y abandono”.
En esa dirección se expresó el presidente Juan Manuel Santos, quien defendió el encuentro y dio a conocer la firma de un paquete de decretos para el sector agropecuario. Entre estas medidas están: el arancel cero para los insumos agrícolas, un régimen de libertad vigilada para el control de precios de los insumos agrícolas, la creación de una comisión para la regulación de estos precios, el fortalecimiento de la estructura del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, con la creación de un Viceministerio específico para el Desarrollo Rural, la eliminación del contingente de importación de los lactosueros y la formalización por decreto del Sistema de Participación Popular.
Con sentimientos encontrados, de gerentes de federaciones que consideraron que el pacto agrario fue trascendental y campesinos que lo rechazaron por creer que no representaba sus intereses, terminó este evento. En el fondo, la petición era que la voluntad política que muestran los gobernantes nacionales no se quede en el discurso ni en el papel.
Además de los ministros y funcionarios del Gobierno, de los gerentes de federaciones y gremios, en este lanzamiento sobresalieron rostros como el de Alejandro Suárez, un vocero campesino que formó parte de la segunda generación de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), que en los años 70 se organizaron para materializar reformas profundas sobre el uso de la tierra. Cuarenta años después el panorama del agro es quizá más crítico que antes. Por eso es tan diciente que Suárez haya vuelto a tomar el micrófono para insistir en que no se puede hablar de paz sin que se resuelvan los problemas del campo.
Por: Natalia Herrera Durá

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