elnuevosiglo.com.co, Bogotá,
Mayo 10, 2019
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El Gobierno debe difundirlo masivamente
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Reto a ciudadanía y candidatos regionales
EL presidente Iván Duque se apresta a sancionar y poner en vigencia el
proyecto de ley mediante el cual se adoptará el nuevo Plan Nacional de
Desarrollo, que fue aprobado la semana pasada tras un accidentado trámite en el
Congreso.
Proceso durante el cual prácticamente no
hubo día en que no se dieran polémicas de alto calibre sobre los alcances de la
iniciativa, la posible existencia de ‘micos’ al por mayor, dudas sobre las
políticas públicas a implementar y controversias en torno a si se estaban
defendiendo intereses particulares o generales…
La aprobación en la plenaria del Senado del texto que había recibido el
visto bueno de la Cámara de Representantes no paró el debate alrededor de las
implicaciones de este nuevo Plan, que es la hoja de ruta del cuatrienio
gubernamental. Gremios, congresistas, ministros y analistas de distintos campos
y disciplinas se han trenzado en la última semana en fuertes controversias
alrededor de muchos artículos de la inminente ley.
La cuestión ha llegado a tal punto que ya se anuncia un alud de demandas
por vicios de forma y fondo que se habrían cometido durante el trámite
parlamentario de la norma, e incluso también por la supuesta
inconstitucionalidad de no pocos artículos. Dichas causas empezarían a ser
interpuestas, incluso por gremios económicos de primer orden, una vez el Jefe
de Estado sancione la respectiva ley.
Es claro que toda esta polémica genera confusión en la opinión pública, lo
que es grave, sobre todo tratándose de la norma legal más importante para
cualquier gobierno por cuanto fija los derroteros programáticos, el plan de
inversiones plurianual y los enfoques de todas las políticas públicas a implementar
durante el mandato.
Por lo mismo, convendría que el Gobierno nacional se ponga a la tarea
inmediata de dar a conocer a toda la ciudadanía, de una forma pedagógica y con
alto impacto, las bases del nuevo Plan de Desarrollo. Una campaña de información
a nivel nacional, regional y local que garantice que en todos los rincones del
país se tenga una noción de esa hoja de ruta, sus metas y bondades.
No se puede permitir que el berenjenal de informaciones que inunda las redes sociales, los medios y muchos escenarios sea el que termine de formar la opinión de las mayorías alrededor de un tema tan crucial.
No se puede permitir que el berenjenal de informaciones que inunda las redes sociales, los medios y muchos escenarios sea el que termine de formar la opinión de las mayorías alrededor de un tema tan crucial.
Esa socialización amplia de la nueva hoja de ruta gubernamental es
determinante en estos momentos en que comienza la recta final de la campaña
para los comicios regionales y locales de octubre próximo, cuando se escogerá a
los gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles.
Es vital que las propuestas de los candidatos a los ejecutivos e instancias legislativas a nivel departamental y municipal encuadren dentro del marco programático y de ejecución del Plan de Desarrollo que empieza a regir, ya que esto garantiza que las gestiones de los mandatarios que se posesionarán el 1 de enero de 2020 inicien con pie derecho y no se produzca un cortocircuito entre las prioridades gubernamentales de orden seccional y local con las prevalentes a nivel nacional.
Es vital que las propuestas de los candidatos a los ejecutivos e instancias legislativas a nivel departamental y municipal encuadren dentro del marco programático y de ejecución del Plan de Desarrollo que empieza a regir, ya que esto garantiza que las gestiones de los mandatarios que se posesionarán el 1 de enero de 2020 inicien con pie derecho y no se produzca un cortocircuito entre las prioridades gubernamentales de orden seccional y local con las prevalentes a nivel nacional.
La necesidad de esa coordinación entre Presidencia de la República con los
gobernadores y alcaldes entrantes es más necesaria aún ya que, como lo hemos reiterado
en estas columnas, la disparidad en la elección del Jefe de Estado y los
ejecutivos regionales genera que cuando los titulares de departamentos y
municipios logran que las asambleas y concejos les aprueben sus respectivos
planes de desarrollo, ya el Nacional lleva más de un año y medio de aplicación.
Y, por último, que la ciudadanía se apropie del Plan es determinante para
que conozca a ciencia cierta cuál es el norte fijado a corto y mediano plazos,
así como las medidas, programas y proyectos que deben implementarse para
alcanzar los objetivos. De igual manera habrá más espacio y oportunidad para un
control político efectivo de la gestión gubernamental por parte de la opinión
pública.
Por todo lo anterior consideramos que una vez se sancione y entre en
vigencia el Plan, la tarea urgente es difundirlo masivamente, por todos los
medios y herramientas posibles. No se puede quedar esta norma como simple
referencia de las entidades encargadas de ponerlo en práctica, como suele
ocurrir. Todo el país debe concientizarse que el Plan es como la ruta de un
autobús, que por obvias razones todos sus pasajeros deben conocer para no
equivocarse de destino o corregir al conductor cuando se esté desviando del
mismo.
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