martes, 30 de agosto de 2016

LA PLATA PARA LA PAZ....COMO SE FINANCIARA EL CONFLICTO..???

razonpublica.com/, 29 Agosto 2016,  por 

El Presidente Santos llevó al Congreso el texto del Acuerdo Final de los diálogos de paz.

Pese a los cuatro años de negociación, el gobierno no previó, ni reservó, ni buscó los recursos para cumplir lo que estaba acordando. Su proyecto, al revés, es recortar el presupuesto.  Y sin embargo nos dice que vamos hacia una paz estable y duradera.  


Después de cuatro años de negociación, los representantes del gobierno y de las FARC  difundieron este miércoles el texto del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. Este documento pretende poner punto final a un conflicto de 52 años y ser el punto de partida de una nueva historia para Colombia.
Los retos de esta nueva etapa son enormes, tanto por su variedad como por su complejidad. Pero la atención pública se ha concentrado en temas como la justicia transicional o la participación de los guerrilleros en política, mientras brilla por ausencia una discusión no menos importante: el financiamiento de los acuerdos de paz.
A poco más de un mes del plebiscito para refrendar lo acordado, no se ha dicho de dónde vendrán los recursos para llevar a cabo las numerosas reformas, programas y medidas acordadas, ni la prioridad que tendrán estas partidas  dentro del marco de gasto del Estado colombiano. Y hay razones para preocuparse por la planificación fiscal de los acuerdos de La Habana.
Las obligaciones derivadas del Acuerdo ocupan un lugar secundario"
El documento que abre el mayor número de interrogantes sobre esta cuestión es el Marco Fiscal de Mediano Plazo de 2016. Este texto, que es la carta de navegación de las finanzas públicas en el corto y mediano plazo, fue publicado hace apenas dos meses (esto es, cuando las autoridades ya estaban en condiciones de prever los nuevos rubros de gasto).
De hecho el Marco incluye un ejercicio de costeo de “la implementación de los acuerdos” Según ese ejercicio, las principales partidas de gasto estarán destinadas a cubrir:
  1. Los costos derivados del fin del conflicto es decir, los de desmovilización, desarme y reintegración de la guerrilla.
  2. Las partidas de inversión, concentradas en los ejes de desarrollo agrario, participación política y erradicación de los cultivos de uso ilícito.  
Del ejercicio incluido en el Marco se pueden resaltar dos elementos:
  • Contrariamente a lo que se sugiere en el título, el texto no contiene ninguna proyección de costos. El “ejercicio” en cuestión se limita a explicar de manera superficial la metodología que el gobierno está utilizando para proyectar las partidas presupuestales asociadas con el Acuerdo, sin dar cifras concretas sobre sus costos proyectados para los próximos años. De esta manera el gobierno desaprovechó una oportunidad excelente para abrir el debate sobre los costos del cumplimiento de los acuerdos en los próximos años.
  • El documento no le da prioridad a las inversiones para la paz. Por el contrario señala que “dada la consolidación fiscal prevista (…) se espera que estas inversiones puedan ser realizadas de manera paulatina dentro de los limites establecidos por la Regla Fiscal”. Esto quiere decir que tanto desde una perspectiva temporal como cuantitativa, las obligaciones derivadas del Acuerdo ocupan un lugar secundario o están subordinadas al cumplimiento de los objetivos fiscales fijados de antemano por laLey 1473 de 2011.

Aunque es cierto que el financiamiento de los acuerdos debe ser sostenible, dar prioridad al cumplimiento de unas metas fiscales arbitrarias y no tener en cuenta el contexto social y político del país es una muestra preocupante de la miopía del gobierno frente al momento histórico de la paz.

Raspar el barril

Guerrilleros del Frente 36 de las FARC en Antioquia.

Como si el Ministerio de Hacienda no se hubiera enterado de que la aspiración y el compromiso principal del presidente Santos era firmar los acuerdos de paz, su propuesta es reducir el gasto del gobierno nacional del 19 por ciento del PIB en el presente año al 17,9 por ciento en 2026 para poder cumplir las metas de la Regla Fiscal. 
Las consecuencias de esta proyección son claras: las partidas de la paz entrarán a competir peso a peso con los demás componentes del presupuesto nacional, en medio de un proceso de contracción y cuando los principales rubros del gasto se caracterizan por su inflexibilidad. Por ejemplo, para el año 2017, las partidas sobre las cuales el gobierno tiene poco margen de maniobra, como el pago de intereses, salarios y transferencias, representan el 90,6 por ciento del total. De esta manera las únicas partidas que podrían modificarse para abrir espacio a los programas de paz corresponden al presupuesto de inversión, que asciende apenas a un 9, 4 por ciento del total.
Si no hay un cambio drástico en la estrategia fiscal, el gobierno estaría cometiendo el mismo error del padre de familia que, ante problemas económicos, saca a sus hijos del colegio para poder pagar el mercado. Se estaría resolviendo el problema inmediato sin atender las necesidades de largo plazo.
Aunque sea obvia la necesidad de planear con mesura la gestión de los recursos públicos, no es menos evidente que no basta con la simple reorganización marginal del gasto para lograr la “construcción de una paz estable y duradera” que promete el Acuerdo. 
Sin inversión social
Es precisamente en el financiamiento donde se concentran las preocupaciones del gobierno. Tras dos años de espera, se prevé que el Ejecutivo presentará a finales de este año su anunciada “reforma tributaria estructural”.  
Pero aquí se puede observar de nuevo la falta de visión de largo plazo de la administración Santos. La Comisión de Expertos que convocó este gobierno para estudiar la reforma se propuso como meta la de garantizar un recaudo suficiente para cumplir los objetivos de la Regla Fiscal en el mediano plazo, estabilizando el gasto público en su nivel actual. Además pues de los varios problemas que tiene la propuesta de la Comisión desde el punto de vista de la composición del recaudo, queda la pregunta de por qué los expertos no se ocuparon de pensar o proyectar el financiamiento de la terminación del conflicto y la construcción de la paz.  
Es más: las evaluaciones efectuadas por la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (OCDE) ya habían mostrado que – aun en ausencia de acuerdos con la guerrilla- en Colombia “se requiere aumentar el gasto público como porcentaje del PIB de manera gradual a lo largo del tiempo” para alcanzar las metas de calidad de servicios públicos, infraestructura física y social, y lucha contra la pobreza”.  
Y tampoco bastaría con aumentar el gasto público para remediar las secuelas de medio siglo de conflicto armado. La esperanza que traen los acuerdos es la posibilidad de encaminar la economía hacia un modelo dinámico, incluyente y equitativo que nos traiga “la paz duradera y sostenible”. Esto supone visión de largo plazo y esfuerzo sostenido.
Aunque debemos reconocer que la administración Santos tuvo la visión y la capacidad para llevar a buen puerto las negociaciones de paz, no se puede decir lo mismo sobre los aspectos fiscales del posconflicto. Al fijar metas bajas de recaudo y de gasto, el gobierno puede estar poniendo en riesgo la viabilidad económica de los acuerdos.
Una alternativa ante esta situación podría ser la de crear un presupuesto especial para la paz donde figuren fuentes adicionales de financiamiento y gasto que no se encuentren restringidas por la Regla Fiscal. Si no empezamos a buscar remedios de este tipo, Colombia corre el riesgo de borrar con el codo lo que ha costado tanto trabajo construir en estos últimos cuatro años.
"Tampoco bastaría con aumentar el gasto público para remediar las secuelas de medio siglo de conflicto"
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viernes, 26 de agosto de 2016

Finanzas para el posconflicto...

SEMANA.COM,  por RAMSÉS VARGAS LAMADRID (*)| 2016/08/24 

Con ilusión Colombia termina la semana con el anhelado anuncio del cierre de las negociaciones en La Habana. Esto representa el inicio de los retos para lo acordado.


Ramsés Vargas Lamadrid: Finanzas para el posconflicto
 Ramsés Vargas Lamadrid.
Con ilusión Colombia termina la semana con el anhelado anuncio del cierre de las negociaciones en La Habana. Esto, más allá de ser el final de una etapa, representa el inicio de los retos más importantes en relación con la implementación de lo acordado.
El acuerdo final incorporará aspectos políticos, jurídicos y por supuesto económicos. Con cautela se debe advertir que el conflicto siempre ha sido una variable a considerar en el ámbito económico colombiano, sin embargo, los factores externos deben ser considerados y evaluados de cara a la fase de implementación del acuerdo, tal vez la más compleja y la que más disciplina fiscal supone de cara a su sostenibilidad y consolidación.
En el escenario del final de los acuerdos se han embotellado dos iniciativas legislativas impostergables para el país, de una parte la refrendación de los acuerdos a través de un mecanismo de participación ciudadana como el plebiscito, y de otra el trámite de una reforma tributaria, también con plazos perentorios y trámite constitucional y legal.
Es así que la viabilidad de dos temas depende del papel del congreso, y requerirán de una importante habilidad y estrategia por parte del gobierno, autor o promotor de ambas iniciativas.
Pero, la economía colombiana enfrenta riesgos adicionales más allá de la firma, refrendación e implementación del acuerdo final. Ya en el tema de víctimas existen las hermanitas jurídicas con las que se les atiende e indemniza, pero, como todo en las finanzas públicas depende de recursos que no son finitos y ya acusan fatiga, lo que supondrá la imposibilidad de seguir reparando, incluso con montos definidos, como lo han advertido los organismos de control.
Adicionalmente, el panorama internacional no es muy alentador en este segundo semestre del 2016, dos agencias internacionales – Standard & Poor´s y Fitch Ratings – calificaron como negativa la deuda pública colombiana, aun cuando pasa raspando el límite para mantener su grado de inversión.
La caída en el precio de los commodities y la presión que ello impone a nuestras exportaciones, deterioraron las expectativas de crecimiento, lo que, junto con el aumento del endeudamiento público no avizoran un escenario ideal para los retos económicos que impone la implementación del tan anhelado posconflicto.
El déficit de la cuenta corriente en lo corrido del 2016 va en el 5,3 % del PIB, lo que genera una alta vulnerabilidad y la mirada cautelosa de los inversionistas y el mercado financiero internacional.
Al tener que reemplazar las pérdidas por la caída en el precio de los commodities y los bajos precios del petróleo (principal fuente de ingreso en este sector), el país ha tenido que endeudarse, lo que nos ha llevado a un aumento del 4,2 % del PIB por este concepto.
A pesar de que en Colombia existe una regla fiscal, la realidad económica internacional y las presiones propias que ello impone en el balance interno han conducido al recorte de gastos en lo público, lo que se esperaría se haga sobre la base de un análisis de prioridades en cuanto a los bienes y servicios necesarios, y no se concentre en mantener programas de asistencia social cifrados en la rentabilidad política de cara al plebiscito, lo que no solo sería irresponsable sino insostenible, dada la situación actual de las finanzas públicas.
El déficit público aumento del 3,1 % en el 2015 al 3,9 % en el 2016, la inflación a julio de 2016 era del 8,77%, lo que aunado a un alto gasto público y el déficit acumulado deben ser signos de alerta ante una economía nada favorable.
A esto debemos sumar los factores de riesgo climático y medioambientales (como el fenómeno del niño), los paros camioneros, las protestas sociales, y situaciones como las de Chocó, que aumentaron en casi $720.000 millones el gasto en obras públicas pendientes, y la inversión (o tal vez asunción de la deuda) del Hospital San Francisco de Asís, por el orden de los $37.000 millones.
El anhelado anuncio del "Día D" llega en un momento muy complicado en materia económica, y más allá del regocijo interno que ello cause deberá ser administrado con cautela, pues la votación del plebiscito tendrá impactos en las perspectivas económicas, lo que se manifestará en la volatilidad de los mercados financieros locales, la depreciación en la tasa de cambio, las eventuales crisis de gobernabilidad por el ambiente político, y la cautela o suspensión de inversión extranjera a la expectativa de la consolidación de la situación interna.

jueves, 25 de agosto de 2016

Plataformas tecnológicas serían gravadas en Reforma Tributaria

ELESPECTADOR.COM,  25 AGO 2016


Tributo podría destinarse al deporte
Este es el momento de gravarlas tanto con impuesto de renta como con un tributo
a las ventas, dicen desde el Congreso.

Plataformas tecnológicas serían gravadas en Reforma Tributaria
Foto: Bloomberg News
Los negocios a través de las plataformas comenzarían a ser gravados.
Las ventas que se prestan a través de las plataformas tecnológicas comenzarían a ser gravadas de tomar fuerza la iniciativa que ha empezado a tomar fuerza entre técnicos encargados de elaborar el proyecto de Reforma Tributaria Estructural que presentará el Gobierno al Congreso en la segunda semana de octubre.
Las ventas a través de internet no tributan y las empresas que hacen negocios a través de la red no tributan al Estado, dice un vocero del Gobierno. Se abre la posibilidad de que estos dineros recaudados por esta actividad sean destinados a apoyar las distintas modalidades deportivas.
"Todas las plataformas en Colombia tienen que ser gravadas. Hoy no tributan plataformas como Uber, Netflix y otras plataformas que usan los colombianos", dice el senador afecto al Gobierno, Angel Custodio Cabrera.
No pagan nada y este es el momento de gravarlas tanto con impuesto de renta como con un tributo a las ventas, dijo el senador. Esos recursos se podría destinar incluso para apoyar el deporte.
La idea es que todas las transacciones de estas plataformas que se realiza con tarjeta de crédito sean gravadas con impuesto que serían retenidos por las entidades bancarias, señaló el político.
Las ventas de estas plataformas tecnológicas se realizan con dinero plástico y se maneja a través del sistema financiero, lo que significa que su control no es tan difícil, señala Cabrera.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, no ha revelado en qué dirección va la iniciativa tributaria. Lo cierto es que un buen porcentaje del proyecto se basa en la propuesta que presentaron los expertos tributarios. 

Servicio de luz para los pobres podría subir hasta 70 %

elespectador.com, Por: Jorge Sáenz V, 24 AGO 2016


Fuerte recorte en el presupuesto.
No apropiar los recursos que en total ascienden a $1,5 billones
puede conllevar a incrementos en las tarifas de los estratos 1, 2 y 3, dicen gremios.
Servicio de luz para los pobres podría subir hasta 70 %
El servicio de luz en los estratos de menores ingresos podrían subir por recorte en el Presupuesto. / Superservicios
En medio del apretón fiscal en que se encuentra el país, los sectores de menores ingresos podrían ser los más asfixiados con los recortes presupuestales; de hecho, la tijera amenaza con pasar con fuerza por el presupuesto para la inversión.
Los ministerios de Hacienda, Minas y Energía y Planeación Nacional se encuentran en el dilema de buscar los dineros necesarios para evitar que las tarifas subsidiadas de los colombianos de menores ingresos no se disparen y, de paso, ayudar a que las empresas del sector eléctrico no se desfinancien.
“Preocupa que tanto en el Presupuesto General de la Nación de 2016 como en el proyecto de ley de 2017 no se han apropiado la totalidad de los recursos necesarios para los subsidios del sector de energía eléctrica, en especial para las empresas agremiadas en Asocodis (Asociación Colombiana de Distribuidores de Energía Eléctrica)”, dice el gremio en comunicación enviada al Gobierno del presidente Santos. No apropiar los recursos, que en total ascienden a $1,5 billones, puede conllevar a incrementos en las tarifas de los estratos 1, 2 y 3. Además, las empresas del sector se verían abocadas a una situación de inviabilidad financiera.
Al pedido de Asocodis se unirán los restantes gremios energéticos: Acolgén y Andeg, que agremian a los generadores de energía; Andesco, de los servicios públicos, y Naturgás, donde están las productoras de gas natural.
“Para 2017 es crítica la situación dado que los recursos asignados a subsidios, tanto para energía como para gas, disminuyeron en un 55 % respecto a lo apropiado el año anterior, pasando de $ 1,74 billones a $ 776 mil millones”, advierte la asociación gremial del sector energético.
Las cuentas del gremio de las generadoras indican que en el Presupuesto aprobado para este año hace falta apropiar cerca de $340.000 millones. “Este valor correspondería al déficit acumulado a diciembre 31 de 2016, el cual incluye entre otros los faltantes de períodos anteriores y los efectos de los incrementos tarifarios derivados del último fenómeno de El Niño, el cual se ha calificado como uno de los más intensos”. En el proyecto de ley del Presupuesto General de la Nación para el próximo año, aforado en $224,4 billones, “se estima que por concepto de subsidios para menores tarifas del sector eléctrico de las empresas agremiadas, la suma faltante por apropiar sería de aproximadamente $1,18 billones”.
Alzas en estratos bajos
El presidente de Asocodis, Camilo Manzur, advierte que “no apropiar la totalidad de los recursos podría representar un incremento máximo acumulado en las tarifas asociadas con el consumo de subsistencia, cercano al 70 % para el estrato 1, 50% en el estrato 2 y 10 % en el estrato 3”. Voceros del Gobierno indicaron que “la discusión de subsidios apenas arranca”, pero admiten que “en la propuesta inicial de Presupuesto están desfinanciados, pero estamos trabajando con (el ministerio de) Hacienda para garantizar los recursos”.
En la comunicación que preparan los gremios para el Gobierno, sus representantes señalan que “al no contar con los recursos suficientes para el pago de las obligaciones en la compra de energía se generarían situaciones de limitación de suministro en muchas empresas, dado que el flujo positivo financiero es menor que las necesidades de subsidios”.
La presidenta de Acolgén, Ángela Montoya, dice que como sector, está situación de menores recursos para el pago de subsidios y contribuciones a las empresas eléctricas es preocupante. Esa situación provocaría un alza en las tarifas para los estratos de menores ingresos, “si esos subsidios no están contemplados en el Presupuesto, esos estratos se quedan sin subsidio, pues claramente a esa demanda regulada le va a subir el precio de la energía”.
La petición al presidente Santos de los gremios del sector eléctrico insiste en que “solicitamos su intervención para que en el PGN (Presupuesto General de la Nación) de 2016 y en el PGN de 2017 se incluyan la totalidad de los recursos presupuestales necesarios para los subsidios y se adopten las soluciones estructurales que garanticen la suficiencia del esquema de subsidios y contribuciones a largo plazo, de tal manera que no se afecte la sostenibilidad de un sector de la economía, fundamental en el desarrollo y la competitividad del país”.

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martes, 23 de agosto de 2016

Presentan proyecto de ley para bajar salario a congresistas pagándoles por sesión

ELESPECTADOR.COM, POLÍTICA 15 JUL 2016 -

Legisladores no recibirían salario por ausentismo.
El próximo 20 de julio será radicada la iniciativa que llevaría a un pago máximo mensual de $13’789.080 a cada senador y representante, y no $27’929.064 como está estipulado hoy.

Presentan proyecto de ley para bajar salario a congresistas pagándoles por sesión
Foto: Archivo El Espectador
Los congresistas no sesionan durante cuatro meses del año, pero reciben su salario.
El “salario de la indignación”. Así es conocido en muchos círculos de opinión el reciente aumento decretado, del 7,77 %, en la remuneración de los congresistas, que les permitió pasar a devengar mensualmente $27’929.064. Como se sabe, los senadores y representantes a la Cámara sólo asisten a sesiones de comisiones y plenarias los días martes y miércoles, y eventualmente uno que otro jueves, mientras que el salario mínimo mensual que devengan gran parte de los colombianos es de $689.454 por un trabajo de 48 horas cada semana.
El Congreso de la República es una de las instituciones con mayor imagen desfavorable en el país y para muchos ciudadanos su trabajo es muy pobre y no se justifican ese tipo de salarios tan altos, por lo que en más de una ocasión se ha intentado que haya una reducción. En 2015, la senadora Paola Holguín, del Centro Democrático, y la representante Angélica Lozano, de la Alianza Verde, presentaron dos proyectos encaminados a bajarles el pago a los congresistas. Como era de esperarse, ambas iniciativas sucumbieron y una vez más, hace pocos días, volvió la cólera ciudadana al conocer del decreto del Gobierno con el aumento salarial para los “padres” de la Patria.
Sin embargo, una vez más en el Capitolio Nacional, a modo de mea culpa,empezó a ser impulsado un proyecto de ley para bajar esa mensualidad. El objetivo central es reducir de una manera significativa los gastos del Estado con respeto a cada congresista. El senador Jimmy Chamorro, del Partido de la U, uno de sus promotores, anunció que el próximo 20 de julio, cuando regresan del receso de mitad de año, se dará la presentación del texto que establecería el mismo régimen que tienen los concejos municipales en Colombia: con pago por sesión laborada.
La intención es que se devengue un salario mínimo por cada sesión con un máximo de 20 sesiones al mes. Eso significaría que los legisladores pasarían a ganar $13’789.080, reduciendo casi en dos terceras partes los gastos directos que implica cada uno de ellos en Senado y Cámara.
Y al margen del objetivo central de bajar el salario, también se pasaría a combatir el fenómeno de ausentismo, que periódicamente tiene en el ojo del huracán al Congreso, ya que quien no vaya a las sesiones, no recibiría salario. “Si el Congreso quiere dar el mensaje adecuado al país, debe adelantar una reforma en este sentido. Es hora de cambiar la mentalidad para que quien llegue al Senado o la Cámara entienda que no va por un beneficio monetario, sino como un acto de servicio al país”, explicó Chamorro.
Pero el proyecto va más allá al señalar que no habría pago por el período que no se esté en labores. El reglamento del Congreso establece que las sesiones van del 20 de julio al 16 de diciembre y del 16 de marzo al 16 de junio de cada año, tiempo de sesiones ordinarias. Aunque suene insólito, los legisladores no sesionan en cuatro meses del año e igual reciben su remuneración mensual.
Poco a poco el proyecto de Chamorro va recibiendo el respaldo de algunos de sus homólogos. Precisamente el presidente de la U, Armando Benedetti, dijo que cualquier cosa que se haga para que la gente no se gane el sueldo sin trabajar, está bien. “Buscaré el consenso con los otros colegas del partido para que acompañen esa iniciativa”, dijo.
El senador Alfredo Ramos, del Centro Democrático, anunció por su parte que acompañará el proyecto porque los ciudadanos quieren un Congreso más austero y que trabaje: “El pago por sesión serviría mucho frente al fenómeno de falta de quórum, que es la peor ofensa para los electores”, enfatizó.
Con una justicia cuestionada y tras la caída en la Corte Constitucional de la Comisión de Aforados y el Consejo de Gobierno Judicial para revivir a la desacreditada Comisión de Acusación y al Consejo Superior de la Judicatura, hay voces que insisten en el camino de una constituyente para reformar esa rama. Y en el Congreso saben que si eso se da, de “carambola” podría implicarlos. Por eso muchos creen que llegó la hora de autorreformarse y proyectos como este son un primer paso.

Minhacienda para el presupuesto de 2017 y la reforma tributaria

ELESÈCTADOR.COM,  20 JUL 2016 - 12:24 AM

La legislatura que empieza este miércoles será clave para la implementación de las reformas económicas que pretende el Gobierno.


Las propuestas de Minhacienda para el presupuesto de 2017 y la reforma tributaria
Foto: Archivo EFE.
El paquete económico del Ministerio de Hacienda para la legislatura que comienza hoy, 20 de julio, contempla el Presupuesto General de la Nación para 2017, el presupuesto bienal de regalías y en el cuarto trimestre la reforma tributaria estructural con la cual el Gobierno busca ingresos para los siguientes años, con el fin de solventar el faltante por la renta petrolera que ha desaparecido de las cuentas nacionales.
El 29 de julio someterá a consideración del Congreso el Presupuesto General de la Nación (PGN) para la vigencia de 2017. Será consistente con la regla fiscal que exige una reducción del déficit del Gobierno Nacional de 3,9 % del PIB (Producto Interno Bruto) en 2016 a 3,3 % del PIB para un año después.
Dicen en el Ministerio de Hacienda que para lograr el cumplimiento de la meta de déficit fiscal el proyecto de Presupuesto General de 2017 se reducirá en 0,6 % del PIB frente a 2016. Dada la inflexibilidad de las transferencias (sistema general de participaciones, pensiones y otras), que representan la mayor parte de los gastos de funcionamiento, el Presupuesto General contemplará en 2017 una reducción de $5 billones en el rubro de inversión. Para este año el Congreso aprobó un Presupuesto General de $215,9 billones.
Finalmente, el Gobierno tramitará una reforma tributaria estructural este semestre. El objetivo de ésta es mejorar la equidad y competitividad del sistema tributario colombiano, aseguran en el Ministerio de Hacienda. Además, la iniciativa busca simplificar el estatuto tributario para facilitar la liquidación y el pago de impuestos por parte de los contribuyentes.
El ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, ha señalado que el Gobierno está construyendo una propuesta de reforma tributaria que logre un consenso de todas las partes involucradas, escuchando no sólo los planteamientos de la Comisión de Expertos del Congreso, sino también con los gremios de la actividad productiva, la ciudadanía, las recomendaciones de distintos organismos internacionales como el Banco Mundial (BM) y de la OCDE. “Es una reforma que busca mejorar la situación tributaria del país, pero pensando en el largo plazo. No es una reforma de oportunidad, de coyuntura, no es para tapar huecos”, dijo.
El punto de discordia de la iniciativa fiscal tiene que ver con el IVA. La propuesta de la Comisión de Expertos contempla un incremento de este tributo y que se extienda a varios productos de la canasta familiar. En el Congreso no hay ambiente para más IVA.