jueves, 21 de diciembre de 2017

¿Dónde están las víctimas del conflicto?

Por: Óscar Sevillano

En todo este lío en que se ha convertido la creación de 16 curules paras las víctimas del conflicto, poco se han escuchado las voces de esta población, que desde el mismo punto de vista debería estar marchando en las principales avenidas de las ciudades, pidiendo respeto por el derecho a la participación política que les brinda los Acuerdos de Paz.
Es lamentable que la creación de 16 curules para las víctimas del conflicto en el Congreso de la República, hecho que puede servir como acto de reconciliación y reconocimiento político entre esta población y el Estado, se haya convertido en una pelea de honor entre el Ejecutivo y el Legislativo en Colombia, acudiendo a argumentos poco creíbles como el respeto por la separación de poderes, cuando todos sabemos que estas dos ramas públicas se encuentran íntimamente ligadas.
En este choque de trenes lo que más ha sorprendido es la manera como el presidente del Senado, Efraín Cepeda, que apoyó los Acuerdos de Paz, ahora se resista a darle vía libre a la posibilidad de que la población víctima del conflicto tenga representación en el Legislativo a partir de asociaciones y comunidades en sus territorios, sin la intermediación de un partido político.
¿Será esta la mayor demostración del poco interés que tiene el Legislativo en permitirle el acceso al ciudadano del común a los espacios donde se toman las decisiones en el país?; ¿es acaso esta la mayor prueba de que la clase política se resiste a un cambio que permita que las voces de los diferentes territorios en Colombia se pronuncien?; ¿será acaso que a los congresistas que se oponen a esta iniciativa lo que les preocupa es no poder capturar políticamente a esta población?
El Congreso de la República en cabeza de Efraín Cepeda y Rodrigo Lara, el Centro Democrático, Cambio Radical y algunos liberales como Viviane Morales se están llevando por delante a las víctimas del conflicto, las mismas a las que acuden con sonrisa de oreja a oreja, demostrando lo hipócritas que pueden llegar a ser cuando de buscar apoyo en las urnas se trata, para pedirles el voto, bien sea para reelegirse en el cargo o para colocar a su heredero político.
Hay que recordar que muchos de ellos, especialmente del Centro Democrático y Cambio Radical, celebraron gozosos de alegría el momento en que el secretario del Senado anunció el hundimiento de la conciliación que creaba las 16 curules. 
Qué bueno sería que las víctimas del conflicto les pasen factura evitando su reelección o la llegada al cargo de sus herederos. Solo así el país podrá tomar conciencia de la necesidad que existe de escoger a candaditos al Congreso con verdadera vocación de servicio al ciudadano, enviando el mensaje al resto de los colombianos de que no se puede seguir  permitiendo la llegada al cargo de personas que poco le han servido a este país y que son toda una vergüenza nacional, no solo porque pueden estar ligados a hechos de corrupción, sino además porque hay también casos como el de Rodrigo Lara Restrepo, actual presidente de la Cámara de Representantes, quien todos los días demuestra que su único mérito en la vida es ser hijo de Rodrigo Lara Bonilla.
¿En donde está la sociedad civil que hizo sentir su voz, luego de la derrota del Sí en el plebiscito?; ¿qué sucede con esas organizaciones que no salen a marchar pidiéndole al Legislativo cumplir con la implementación de los Acuerdos de Paz?; ¿es que acaso se dejaron amedrentar por los opositores de derecha y acudieron a la comodidad del silencio?; ¿qué pasó con las comunidades de víctimas del conflicto, quienes deberían ser las más interesadas en que este punto se convierta en realidad?; ¿permitirán que alguna ficha de Uribe o de Germán Vargas Lleras ocupe el lugar que les corresponde?
En estos momentos la sociedad colombiana, en este caso las organizaciones que votaron Sí en el plebiscito, deberían estar marchando en las calles exigiéndole al Congreso de la República la debida implementación legislativa de los Acuerdos de Paz y, sobre todo, tener un poco de beneplácito con la población víctima del conflicto que durante décadas enteras ha sido excluida de las grandes discusiones de carácter nacional, y por decencia con ellas, mostrarse abiertos a la posibilidad de que tengan representación en el Legislativo, sin que exista el menor riesgo de que sus curules sean manoseadas por la clase politiquera y corrupta que se tomó los asientos de Senado y Cámara.

Reflexiones al tema pensiones

miércoles, 6 de diciembre de 2017

Desde los ojos de la academia

CARACTERÍSTICAS DE LOS FUTUROS LÍDERES PRESIDENCIALES
Tres directivos de reconocidas universidades colombianas dan su opinión sobre el perfil que debe tener el próximo líder presidencial del país.
El liderazgo es determinante para construir sociedades que se caractericen por el respeto a los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y la construcción social.
Colombia, de cara a elecciones presidenciales, tiene en sus manos la responsabilidad de elegir un candidato que trabaje en equipo, que piense en el bien común, que transite en la legalidad y que se fundamente en los valores, tan necesarios en estos tiempos cuando la corrupción es protagonista.
Un mal que no sólo afecta a Colombia, sino a la región. Cambiar esta realidad depende, en gran parte, de los líderes que asuman el poder. Por eso hablamos con la academia para conocer cuáles son las características que ellos creen deben tener estos representantes.
Alberto Montoya, rector de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, considera: “Se necesita una persona con un manejo muy independiente y muy firme para generarle a Colombia confianza, al inversionista confianza y al cimiento del país confianza. Un líder de muy fuerte marca, con carácter, que tenga muy claro que la educación es esencial para que el país pueda llegar a tener un mejor índice de desarrollo”.
Otros directivos comparten su punto de vista.

Padre Jorge Humberto Peláez, rector Universidad Javeriana

Más allá de las características del liderazgo, ¿qué debe tener claro quien llega a ejercerlo?
Desde el líder más pequeñito al más grande debe tener en primer lugar claridad interior sobre su proyecto de vida. Segundo: su propuesta de valores para ponerla sobre la mesa y convocar a otras personas para que compartan un sueño común. Eso supone una capacidad de reflexión y de interiorización que en Colombia no existe hoy.
¿A qué nos debe llevar la crisis de liderazgo?
Eso nos lleva a un tema muy bello que es la importancia de los valores. Una persona, para que pueda construir su proyecto de vida que la satisfaga, que la haga sentir plena, necesita tener respuestas a interrogantes como cuál es el sentido de la vida y a qué le apostamos: a la plata, el sexo, el poder o le estoy apostando a qué.

John Branch, vicerrector de la Universidad Nacional, sede Medellín

¿Cuáles son las características que debería tener el próximo líder presidencial?
Además de tener al país en la dimensión de estadista, debe tener las dimensiones geopolítica y geoestratégica de lo que somos a nivel planetario y las dinámicas que actualmente viven América y Suramérica, y muy particularmente lo que significa la educación, especialmente la pública, para la equidad, el salto social y fundamentalmente entrar en la ruta de lo que significan las sociedades del conocimiento en el Siglo XXI.
En la sociedad estamos viendo una crisis de valores, ¿cuál es la estrategia de la academia para volcar su mirada a este tema?
Esencialmente retomar el valor de la ética. La estrategia está orientada a trabajar de la mano con la comunidad universitaria para apropiar raíces socio-antropológicas de lo que somos como sujetos históricos en términos de una formación socio-humanística integrada a los saberes técnicos y científicos.

Rafael Sánchez, rector de la Universidad El Bosque

¿Cuáles son las características que debería tener el próximo líder presidencial?
Es fundamental que tenga un propósito de servicio, que quiera trascender y entender que su tiempo en la Presidencia es el inicio de un período en el que debemos trabajar juntos por mejorar la calidad de vida de todos, sin olvidar que la deuda más grande que hay en el país, además de la inequidad, es hacernos más competitivos.
¿Cómo entiende el liderazgo íntegro?
Un líder es el que tiene propósito y capacidad de convencer a otros de unirse para un objetivo determinado. Una vez tiene seguidores, debe generar las condiciones para llevar a cabo su cometido, generar una estrategia para que eso ocurra. Después debe tener la capacidad de aprender y mejorar lo que ya hizo, siempre pensando en un fin que debe ser generar impacto en quienes le rodean.
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La nefasta propuesta pensional de los banqueros

dinero.com,  | 2017/11/24 

POR: MARIO VALENCIA

La insistencia de ANIF en esta reforma y los propios hechos han demostrado que la Ley 100 fue un fracaso.

Otra vez ANIF ha lanzado una propuesta para reformar el sistema pensional colombiano, y otra vez su contenido tiene el propósito de lesionar la calidad de vida. La sugerencia es marchitar el sistema público de pensiones, cerrando la opción de nuevos afiliados a Colpensiones, lo que por supuesto beneficiaría a las administradoras privadas de pensiones. También piden subir la edad de pensión en 5 años, a 62 para las mujeres y 67 para los hombres.

La situación pensional de Colombia es dramática. De cada 10 trabajadores solo cotizan 3 y de estos solo 1 se pensiona. Según Fedesarrollo, de quienes lo logran, el 57% hacen parte del 30% más rico de la población y tan solo el 9% de los pensionados están en el 30% más pobre. Pensionarse en el régimen privado creado en la Ley 100 de 1993 es casi imposible; para hacerlo con una mesada de $ 1‘000.000 mensuales debe ahorrar $200 millones durante 1.300 semanas. Llegar a este monto implica ganarse $1.500.000 mensuales y aproximadamente el 74% de los ocupados ganan menos que esto. Esto explica porqué el 40% de quienes están en los fondos privados no tienen una renta vitalicia sino un retiro programado.

Mientras esto ocurre, los fondos privados acumulan a septiembre de este año $218,4 billones de ahorros pensionales de los cuales 69,9 billones corresponden a préstamos al mismo Estado que montó el negocio privado. El sistema público se quedó sin los cotizantes y la población con la deuda, a unos fondos en donde tan solo 3 grupos económicos concentran el 94% del ahorro pensional y el 60% de los activos financieros del país. ¿Puede una nación funcionar adecuadamente con semejante nivel de concentración de riqueza y poder político y judicial?

La insistencia de ANIF en esta reforma y los propios hechos han demostrado que la Ley 100 fue un fracaso. Pero si se reforma en el sentido que propone la institución financiera, provocará que el disfrute de la pensión promedio de un colombiano pase de 14,7 años a 9,7 años, cuando en algunos países de la OCDE es en promedio de 18 años. Parafraseando al finado Fabio Echeverry: a los trabajadores les va mal, pero a los banqueros les va bien, muy bien.

El sistema pensional debe cambiarse, pero en otra dirección. El próximo gobierno y Congreso deben, primero, definir la naturaleza política del nuevo sistema, teniendo en cuenta como aspecto fundamental su condición social: no debe ser un sistema de ahorro individual sino de solidaridad intergeneracional. El logro de la pensión debe ser un derecho de los trabajadores y no una fórmula matemática.

En segundo lugar se debe buscar la solución financiera, pero no al revés como propone ANIF. Una propuesta sería que hasta ingresos de 4 salarios mínimos sea obligación afiliarse el régimen público y de ahí en adelante sea opcional hacerlo en el privado. Una de las causas por las cuales el sistema colapsó es que en el régimen privado hay 47 cotizantes por cada pensionado y en el público apenas 1,8 cotizantes por cada pensionado. Esto debe cambiar.


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