sábado, 29 de junio de 2019

La brecha de los arroceros

elespectador.com, 29 Jun 2019 -
Por: Indalecio Dangond B. 

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Antes de suscribirse el TLC entre Colombia y los Estados Unidos en el año 2012, las partes acordaron establecer unos cupos de importación graduales en los primeros años, mientras el Gobierno y los gremios de la producción agropecuaria lograban impulsar la productividad y competitividad de nuestros productores.
Uno de los sectores favorecidos con este periodo de gracia comercial (limitación de contingentes de importación con aranceles bajos) fue el arrocero, al cual, además, se le favoreció con un esquema de recaudo arancelario a través de unos procesos de subastas de importación (ETC Col-Rice, por sus siglas en inglés) administradas por el representante de los arroceros de Estados Unidos y, del lado de Colombia, por Fedearroz. El recaudo de ese peaje arancelario durante estos siete años ha sido de alrededor de unos USD140 millones, de los cuales a Fedearroz le correspondió el 50%.
Con esos recursos (UDS 70 millones), Fedearroz debía cerrar las brechas del eslabón primario en términos de costos de producción, productividad, investigación genética, transferencia de tecnologías e infraestructura de riego, para que los casi 17.000 arroceros del país pudieran tener los rendimientos y costos por hectárea iguales a los de sus competidores de Estados Unidos y Suramérica.
No voy a entrar a cuestionar la ejecución de los millonarios recursos que ha recibido Fedearroz durante estos siete años, ese es un corte de cuentas que deben realizar el Ministerio de Agricultura, la Contraloría General de la República y las comisiones quintas de Cámara y Senado. El propósito de esta columna es analizar qué ha pasado durante estos años en materia de productividad, rentabilidad y competitividad en el sector arrocero.
Mirando las cifras oficiales, lo primero que uno se encuentra es que el TLC con los Estados Unidos fue un tremendo negocio para los productores americanos y Fedearroz, y un pésimo negocio para nuestros productores. En el año 2011, antes de entrar en vigencia el TLC, Colombia importó alrededor de 52.000 toneladas de arroz; desde el 2012 para acá, se han importado en promedio unas 246.000 toneladas anuale
Mientras los productores americanos, uruguayos y peruanos, entre otros, superan las 8 toneladas por hectárea, los de Casanare, Meta, Bajo Cauca y Costa norte (donde se cultiva el 62% del arroz del país) no han podido superar un rendimiento de 5,4 toneladas por hectárea, por la incapacidad de los arroceros de acceder a insumos y nuevas biotecnologías y la ausencia de un programa de formación en buenas prácticas agrícolas que mejoren su productividad. En materia de costos de producción la brecha es aún más grande por causa de los altos costos de la tierra (el 65% del arroz en Colombia se cultiva en predios arrendados), las altas tarifas del agua y el alto costo financiero.
Es inaudito, que, con un dólar a $3.200, salga más barato traer una tonelada de arroz desde Arkansas (EE. UU.) hasta Barranquilla que traerla de cualquiera de los 11 municipios arroceros de la región de La Mojana.
Claramente, el sector arrocero colombiano necesita urgentemente un cambio estructural en su modelo productivo para poder cerrar esta brecha tan grande de falta de productividad. Ojalá comiencen ya.
*Experto en financiamiento agroindustrial.


Reflexiones al tema pensiones

miércoles, 26 de junio de 2019

Editorial: Las calificadoras y el rediseño del sistema pensional

larepublica.co, Miércoles, 26 de junio de 2019
EditorialLR
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El Gobierno debe meter el proyecto de ley que reforma las pensiones antes de que las firmas calificadoras y la banca multilateral lo recomienden, tal como sucede en otros países
La segunda legislatura de este cuatrenio que comienza el próximo 20 de julio debe estar marcada, entre otras iniciativas no menos importantes, por el largo y arduo debate que le espera a la reforma pensional. Las tres últimas administraciones le han sacado literalmente el cuerpo a revisar el sistema pensional colombiano, no solo porque es una estructura joven en términos pensionales, sino porque en Colombia el debate laboral y pensional se ha politizado y son cientos los bulos que se han sembrado sobre la eficacia que representa la coexistencia de dos sistemas: uno público (heredado del desaparecido Seguro Social) y otro privado desarrollado por los fondos de pensiones, que dicho sea de paso han sido las entidades protagonistas del sistema financiero desde 1993, cuando se pusieron a andar.

No sobra volver a recordar que en Colombia existen dos regímenes que compiten abiertamente: el Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad  (privado en las AFP)  y el Régimen de Prima Media (público en Colpensiones). Si bien ambos sistemas difieren en todos sus aspectos financieros, administrativos y en los requisitos para acceder a la pensión y cálculo de prestaciones, no han tenido una competencia sana, pues sigue la desbandada de afiliados a los fondos privados que buscan lograr su pensión con el Estado, pues esta tiene unas ventajas superiores. El frenesí pensional ha llevado a que miles de tutelas pongan en jaque las pensiones ya sancionadas; muchas de las personas por encima de los 52 y 47 años, hombres y mujeres, respectivamente, que esperan su pensión en el régimen de prima media quieren pasarse para Colpensiones por múltiples razones, situación que ha desnudado una realidad fehaciente, y es que solamente unas 160.000 personas están pensionadas por las AFP, mientras que la cifra del fondo de pensiones pública supera 1.345.000 personas. Una realidad que no se puede tapar y que obliga al Gobierno a ponerle coto a la situación, pues las obligaciones del Estado para futuros pensionados pueden desbordar las finanzas públicas. El régimen público de pensiones paga cada año unos $40 billones para financiar a dos millones de personas; con el anexo que los subsidios que hacen fuerte el régimen público se dirigen a financiar las pensiones más altas, en detrimento de quienes menos devengan.
El sistema pensional chileno, sobre el cual se configuró el colombiano, ha entrado en zona de rediseño por razones similares y para garantizar un cambio de cultura pensional hacia un futuro en el que cada aportante es responsable de su jubilación, todos con menor o mayor éxito. El problema es que existe la noción extendida que el Estado es el responsable de decirle a sus ciudadanos con cuánto y a qué edad debe dejar de trabajar. No tardará el momento en que las firmas calificadoras de riesgo y la banca multilateral le pongan el mensaje de urgencia de rediseño que el sistema pensional requiere. Solo uno de cada cinco colombianos en edad de jubilación recibe una pensión, resultado de una cobertura muy baja, al tiempo que los subsidios deben llegar a los grupos poblacionales más necesitados. Es un hecho que en la próxima revisión de la nota crediticia de Colombia, que se producirá a finales del año, Moodys, Fitch o S&P podrían considerar una rebaja si no se produce una reforma laboral o la de las pensiones.

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martes, 25 de junio de 2019

Productividad vs Salarios

http://blogs.portafolio.co22 de Junio de 2019
Por: Jarek Duque

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En estos días el afamado premio Nobel Christopher Pissarides visitó nuestro país e hizo las siguientes afirmaciones:

1. “El salario mínimo del país de US$ 280 mensuales es muy alto en comparación con la productividad y en gran parte, es la razón por la cual cerca de la mitad de la fuerza laboral trabaja sin contratos en el sector informal”
2. “Colombia debe tomar medidas políticas impopulares para reducir su salario mínimo”
3. “El salario mínimo de Colombia es cerca del 80% del salario promedio de la economía. En los países europeos, este salario tiene a ser de 40% a 45% del sueldo promedio en las economías.”

Es interesante que, aunque Pissarides reconoce el problema de la productividad del país, lo único que se le ocurre es repartir los salarios como comunista para enfrentar el problema del desempleo ¿Cómo comunista? Sí, leyó bien, como comunista.
La solución de Pissarides
Imagine que la población económica de Colombia son 100 personas y que la tasa de desempleo es del 10%, por consiguiente, solo 90 de esas 100 tienen empleo, ahora suponga que cada una de esas 90 personas gana $1.11 como salario, es decir que la economía tendría un total de $100 para pagar los salarios de esas 90 personas. Lo que propone el afamado nobel equivale a rebajarle el salario a esas 90 personas de $1.11 a $1 de tal forma que los $100 que tiene la economía para cubrir los salarios ya no se reparten entre 90 personas sino entre 100 y “BOOM”, por arte de magia el desempleo se redujo.

Hasta aquí al lector le puede parecer una decisión muy lógica, pero déjeme decirle que a la Unión Soviética le fue muy mal aplicando estás políticas, por simple naturaleza humana, me explico ¿Le gustaría que le rebajaran su salario por el bien de la nación? Bueno pues a los soviéticos tampoco les hizo gracia. Al final eso de “Trabajar según tus habilidades y recibir según tus necesidades”, se convierte: “¿Por qué voy a trabajar más que fulano para ganar lo mismo? “Lo mejor es trabajar lo menos posible para cubrir mis necesidades”

Así es, eso de andar repartiendo la riqueza en función de la solidaridad, acaba con la competencia y los incentivos para superarse en la vida; está es una de las principales razones por las que la URSS fracasó y por las cuales no considero que la solución del nobel sea útil para el país.

¿Cuál es el problema real de los salarios en Colombia?
Primero pensar que USD280 es alto es una estupidez, porque esa cifra es ridículamente baja, muchos analistas que salen a defender esa tontería tienen rabo de paja y doble moral, porque ninguno de ellos viviría con eso, para mi la moral y la ética son importantes, por eso no puedo salir a decir que la gente tiene que conformase con eso o menos cuando no lo hago y si me tocara hacerlo estoy seguro que mi vida sería miserable, entonces ¿Debe el gobierno subir los salarios el doble, el triple, el cuádruple o más para nivelarnos con un país desarrollado? No, si lo hace quiebra el país. ¿Y qué tal si damos primas a la canasta familiar o primas a los empleados oficiales como el chavismo? Básicamente eso es socialismo que raya en el comunismo y si algo tenemos claro, es que tanto en la URSS como en Venezuela esas políticas los llevaron al fracaso.

El problema más grande de Colombia es que la autondenominada y falsa derecha del país nos metió gato por liebre, son un lobo que se vistió de oveja y aunque usan el discurso de derecha y capitalista aplican políticas socialistas que han llevado a pensar que el problema de los salarios depende del gobierno, abra bien esos ojos querid@ lector(a), solo en el socialismo y el comunismo el gobierno tiene el poder para hacer esas cosas y la verdad lo hace muy mal.
¿De qué depende el crecimiento de los salarios?
A esto no le voy a dar muchas vueltas, depende de la productividad. Si un país aumenta su productividad, el salario mínimo, el medio y el real crecen, así de simple. Demos un vistazo a este gráfico, tomado del Informe Mundial sobre Salarios 2016 / 2017 de la OIT, para ilustrar lo que afirmo:


Este gráfico corresponde las economías desarrolladas, las cuales se caracterizan por tener libre mercado, competencia, etc. pero sobre todo más independencia del gobierno en términos económicos y como podemos apreciar en la medida que ha aumentado la productividad también han aumentado los salarios en términos reales, por lo cual, Colombia tiene que superar esos debates insulsos e inútiles de salarios vs gobierno, porque lo que realmente importa es la relación salario vs productividad, de dicha relación es que se obtienen resultados positivos para la economía.
¿Cómo se puede aumentar la productividad?
Cuando comenzamos a pensar en productividad y dejamos de lado el protagonismo del estado, empezamos a pensar en capitalismo, si entendemos el modelo capitalista, sabremos que el aumento de la productividad proviene de la inversión en ciencia y tecnología, el concepto es fácilmente entendible pero no es tan fácil llevarlo a la práctica, en primera instancia porque los tubos de ensayo no los reglan en la esquina.

El limitante de la ciencia y la tecnología es el dinero que las empresas tienen para dicho fin; siempre va a existir un limite para la investigación y siempre se va a ver influenciada en función de intereses económicos, sin embargo dicho limite tiene una correlación importante con el sistema financiero de un país, entre más profundo y liquido es el mercado financiero las empresas disponen de más fuentes para financiar la ciencia, por eso entre más desarrollado esté el sistema financiero de un país, más grande es su economía, así mismo será el tamaño de las empresas de dicho país.
¿Cómo es el sistema financiero colombiano?
Desgraciadamente para nosotros, nuestro sistema financiero no es muy profundo, para empezar la legislación Colombia impide la interconexión de actividades financieras en pro de mantener un oligopolio entre los bancos, esto se traduce en tasas de interés más altas, como consecuencia de la falta de competencia y en una bolsa diminuta y muy ilíquida con barreras de entrada gigantescas para las empresas colombianas. Básicamente el sistema financiero que en los países desarrollados es el músculo que apalanca el desarrollo, en Colombia es la piedra en el zapato que lo estanca.

A parte del sistema financiero ineficiente, tenemos que entender que, a nivel cultural, aun no hemos entendido la importancia de la productividad y el tema de los salarios se convierte en un círculo vicioso de negociación del salario mínimo (como se hace cada año entre los trabajadores, las empresas y el gobierno), sin llegar a resultados reales y provechosos para el país; además debemos sumarle que el país en temas financieros está muy crudo, en este momento nadie ve la importancia de actualizar la normativa las leyes 964 de 2005 y la 226 de 1995, para darle profundidad al sistema financiero (básicamente porque pocos entienden cómo funciona y cuál es su papel), interconectar actividades y fomentar las emisiones en bolsa de tal forma que las empresas encuentren más fuentes de financiamiento para la ciencia y tecnología, pero sobre todo, más baratos y menos exigentes en caja, como las acciones o los bonos corporativos, ya que con solo prestamos tradicionales el país no tiene oportunidad de desarrollo.
¿A dónde debemos apuntar?
Culturalmente muchos colombianos se han vuelto una cultura “aparentona” conceptos como la derecha y el capitalismo son usados de manera banal simplemente para encajar entre la “gente de bien” y demás, por eso aplauden a cualquiera que les diga “soy de derecha”, “soy capitalista”, etc. Pero como tal las personas no saben que significa eso, prueba de ello es que pocos hemos empezado a debatir con respecto a la relación que tiene la productividad con los salarios y el papel esencial que juega el sistema financiero en el aumento de la productividad. No podemos seguir aparentado y creyendo que nos las sabemos todas, lo primero a lo que debemos apuntar como país es a educarnos financieramente, para buscar las reformas que necesita el sistema en aras de fomentar el crecimiento en la economía, si nos seguimos “tragando entero” los discursos de los políticos centralistas, autócratas, investigados, etc. nunca vamos a ver la necesidad de fomentar el libre mercado, la competencia y de trascender de este caos económico dependiente de materias primas, a una economía que trabaja por el valor agregado, enfocada en aumentar la productividad, aumentar los salarios, aumentar el consumo, aumentar los ingresos de las empresas y entrar en ese circulo virtuoso de crecimiento que es el capitalismo.
Jarek Duque
Director Tradepedia Latinoamérica
Twitter: @JarekDuque
Facebook: JarekDuque





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Las ciudades necesitan buenos administradores

:portafolio.co, 
OTROS COLUMNISTAS
 
JUNIO 24 DE 2019
Las elecciones son una oportunidad para escoger a quienes administrarán los recursos y definirán los destinos de nuestras ciudades. 

Los comicios de octubre para eligir gobernadores, alcaldes, diputados y concejales son cruciales para las ciudades, pues estas, al igual que las empresas, requieren administradores competentes y honestos para progresar. 

La elección popular de alcaldes nos ha dejado algunos buenos mandatarios, pero también otros perversamente corruptos, y, por ejemplo, los caleños no podemos olvidar que en la administración de Apolinar Salcedo varios de sus funcionarios, cohonestando con dos reconocidos concejales, desaparecieron miles de millones de pesos de los desayunos escolares de los niños más pobres de la ciudad.

En Bogotá y Bucaramanga, los hermanos Moreno Rojas se adueñaron de los presupuestos de estas, como si fueran propios, y en Barranquilla alcaldes corruptos e incompetentes la saquearon antes de que sus ciudadanos eligieran a Alejandro Char y a Elsa Noguera, quienes han logrado una verdadera transformación de esa ciudad.

En la capital de país, Enrique Peñalosa, quién no goza de gran popularidad, está realizando grandes obras que, sin duda, cambiarán la inmerecida percepción que hoy tienen de él sus ciudadanos, y espero que eso lleve a los bogotanos a no equivocarse nuevamente al elegir alcaldes promeseros y populistas que tanto daño le hicieron a la metrópoli.

Por eso, en el caso de Cali, no dudo en respaldar la candidatura de Alejandro Eder para la alcaldía de nuestra ciudad, pues es una persona con un agudo sentido de responsabilidad social, vocación como servidor público y experticia en construcción de paz y propone hacer política de manera transparente. 

Así lo demostró cuando trabajó con los dos últimos gobiernos como responsable de la Política Nacional de Reintegración de excombatientes de los grupos subversivos. En Cali lleva años trabajando a través de fundaciones por las poblaciones más vulnerables de Aguablanca.

Alejandro le hace eco a la época en que tuvimos de alcaldes a personas preparadas con reconocida honorabilidad y vocación de servicio, que no permitían que funcionarios corruptos le metieran sus garras a los recursos públicos.

En ese entonces, Emcali era un ejemplo de cómo se podían gestionar, con eficiencia y transparencia, los servicios públicos, por lo que venían los directivos y miembros de juntas directivas de otras empresas públicas. incluyendo EPM, para aprender de ella.

Los colombianos no podemos improvisar. Son muy altos los riesgos para la institucionalidad cuando se eligen mandatarios que tienen enredos judiciales o no han demostrado ser buenos administradores de los recursos públicos.

Las elecciones son una oportunidad para escoger a quienes administrarán los recursos y definirán los destinos de nuestras ciudades. Ojalá hayamos aprendido la lección sobre el peligro de elegir malos gobernantes.

Ernesto de Lima
Presidente, Organización De Lima
ernesto.delima@delima.com.co



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lunes, 24 de junio de 2019

Los dientes que le faltan al sistema de control fiscal

elespectador.com, 23 Jun 2019 , Por: Antieditorial

Por Luis H. Barreto


Ante los alarmantes niveles de corrupción, es apenas lógico que quienes tienen la responsabilidad legal de combatir este flagelo tomen la iniciativa de proponer reformas que busquen neutralizarlo. Sin embargo, lo que no sería lógico es que los remedios propuestos resulten contraproducentes, es decir, fortalezcan la corrupción.
Lo cierto es que el señor contralor, Carlos Felipe Córdoba, propuso un proyecto de acto legislativo que actualmente tramita el Congreso, con el fin de “romper el control posterior”, de tal suerte que la Contraloría pueda ejercer un control preventivo y así evitar “recoger las migajas que nos dejan los corruptos”. Si bien no le falta razón al contralor en su diagnóstico entre el síntoma y su causa, su propuesta no debería ignorar el modelo constitucional de control fiscal.
Debido a los ya conocidos antecedentes de corrupción del control previo en cabeza de la Contraloría, los constituyentes de 1991 decidieron prohibir tajantemente cualquier intromisión del organismo de control fiscal en las decisiones administrativas de sus vigilados. Por esta razón, la Constitución creó un control de primer nivel de naturaleza previa y administrativa que llamó control interno, para diferenciarlo del control externo, de segundo nivel, y de naturaleza posterior y selectiva.
Sin desconocer que a la Contraloría General de la República aún le falta investigar, diseñar y poner en práctica un modelo de detección de la corrupción, armonizado con la tradicional auditoría financiera, de cumplimiento y de gestión, el principal problema institucional que explica el avance de la corrupción está, ciertamente, en la falta de prevención, pero la razón es que el control interno nunca ha funcionado en este país.
La Contraloría no puede asumir la función de control preventivo, obviando los problemas del control interno, porque en este caso se estaría sustituyendo a la Constitución, lo que seguramente no será permitido por la Corte Constitucional. La jurisprudencia de esta Corte ha sido clara en establecer “la coexistencia de los dos niveles de control (…) cuya efectividad [del segundo nivel] depende de su adecuada articulación con el primer nivel de control” (C-103/15).
Los dientes que le faltan al sistema de control fiscal hay que buscarlos en el poder Ejecutivo, trasladando todo lo relacionado con el Consejo Asesor de Control Interno de la Función Pública a la Secretaría de Transparencia de la Presidencia de la República, desde luego, con la voluntad política del presidente de poner a funcionar de verdad el control preventivo en contra de la corrupción, articulándolo con las superintendencias y, por supuesto, con la Contraloría y demás organismos de control.
Finalmente, la prueba ácida que mide la voluntad política de los congresistas para luchar en contra de la corrupción está en la decisión que definitivamente tomen frente a la eliminación de las contralorías territoriales. Estos focos de corrupción no pueden seguir existiendo bajo el peregrino argumento de que hay que fortalecerlas. Una vez desaparecidas, no será necesaria la Auditoría General de la República.
* Excontralor delegado para Economía y Finanzas Públicas.

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Rabo de paja

eltiempo.com, 
 
23 de junio 2019 

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Señores congresistas: ¿semejante sainete para cubrirse las espaldas?

Cuando se pierde la esperanza y la decencia, solo queda la violencia. Y por eso hay cosas que a la gente le vuelan la piedra, sin importar cuánto yoga, meditación o artes orientales se le meta al tema. Y una de esas cosas es cuando el Congreso monta parodias como la del falso conciliador de la ley anticorrupción: un sainete vergonzoso que perpetuó para los corruptos el privilegio de la casa por prisión.
Y es que el Congreso está plagado de personajes que tienen rabo de paja, y por eso no se atreven a quedarse sin el beneficio de la prisión domiciliaria. Ese beneficio del que ya han gozado una larga lista de excongresistas, así como también sus familiares y sus contratistas: Rafael Forero Fetecua, Rodrigo Turbay Cote, Zulema Jattin, Lucero Cortés, Yidis Medina, Iván Díaz Mateus, Emilio Tapias, Enilce López, los Nule y otros tantos que forman parte de esa extensa lista de abusadores de lo público en nuestra patria.

Ah, y se me olvidaba: también Nancy Patricia Gutiérrez, actual ministra del Interior, quien recibió de la Corte Suprema el beneficio de la casa por cárcel durante un proceso que se le adelantó por tráfico de influencias cuando era senadora de la república.

Y aunque la ministra resultó absuelta, alcanzó a palpar la diferencia entre estar presa en su propia casa y no en una prisión cualquiera: ningún guardia la vigilaba, veía televisión cuando se le antojaba, hablaba por teléfono sin restricciones de tiempo ni de número de llamadas, recibía correspondencia todos los días, no tenía un horario especial para las visitas ni le tocaba esperar a que llegara el domingo para el encuentro conyugal. Y cargaba ella misma las llaves de su propia celda, que eran las de su mismísima puerta principal.

Tal vez por eso la confusión y la amnesia de la ministra en la conciliación del proyecto anticorrupción. Porque fue ella quien le dijo al representante Gabriel Vallejo que él era el conciliador, pero olvidó súbitamente después quién le había pasado esa información. A lo que se sumó el insólito error del propio Vallejo —quien firmó algo que tenía otro hombre—, la parsimonia del verdadero designado —Jairo Cristo, quien se enteró tardísimo de su nombramiento como conciliador— y el presidente de la Cámara Alejandro Chacón, quien manejó los tiempos a su antojo y levantó con premura la sesión durante el partido de la Selección, y el parrandón que le tenían organizado en su honor.

Estos señores sabían muy bien lo que hacían y aquí no hubo ninguna equivocación. Y está clarísimo que nos vieron la cara de bobos a todos y nos metieron los dedos en la boca en un segundo. Y nos armaron una comedia digna de una serie de televisión, con tal de no correr el riesgo de terminar tras los barrotes de una auténtica prisión.

Porque los absurdos y desbordados gastos en las campañas políticas se van a recuperar cómo sea, legal o ilegalmente, pero seguro por algún lado. Porque la excusa de que narcos y guerrillas se gastan fortunas en la política local es un pretexto que les sirve a muchos políticos para permitirse todo tipo de abusos sin perder el sueño ni la tranquilidad del caso. Porque genuinamente creen que lo que hacen está bien y que los apartamentazos y casotas que se compraron con la plata de las coimas y asaltos contra las finanzas del Estado son parte de una justa remuneración por sus sacrificios de tantos años.

Y por eso defienden a capa y espada la mansión por cárcel, aunque no se queden quietos ni en sus propias casas. Como sucedió con la excongresista Zulema Jattin, quien a pesar de tener un brazalete electrónico en el tobillo derecho, se dio el lujo de irse de vacaciones para Miami.

Hacen lo que se les da la gana y cuentan con la complicidad de uno o varios agentes del Inpec y de inmigración. Fichas que vienen cultivando por años como parte de las clientelas que acumulan como contraprestación por cada voto suyo dentro del Congreso. Y por eso tienen gente que les debe favores en casi todos los rincones de la nación.

Una tribu con botines políticos en la Fiscalía, la Contraloría, la Procuraduría, la Registraduría, Migración, los ministerios, las entidades territoriales, notarías y cuanta cosa salga del Presupuesto General de la Nación. Esas mismas entidades que les prescriben a los congresistas los procesos, que les dejan investigaciones abiertas y que nunca les encuentran ni un solo peso de la plata que se robaron.

Y a estos congresistas los investigan supuestamente las Cortes, en donde hay magistrados como los del ‘cartel de la toga’, que cobran por desaparecer pruebas, embolatar expedientes importantes, desaparecer grabaciones, omitir testimonios estratégicos y dilatar casos. Es decir, las mismas marrullerías del Congreso, pero en los estrados. 

Lo que acaba de pasar en el Congreso es absolutamente grotesco. Habrá sin duda unas cuantas excepciones de congresistas que no participaron en ese entuerto, pero son minorías que no tienen los medios para detener semejante concierto para embolatar a todo un pueblo. Porque ese es otro problema de nuestro Congreso: que los buenos y honestos nunca son suficientes como para poder conformar una mayoría que bloquee a los cínicos y puercos. 

Estamos ante una obra de teatro que tras bambalinas no es otra cosa que la repartición de un botín billonario. Y en donde el que quiera la mayor tajada tiene que hacerse con el mayor poder del caso. ¿Y el poder para qué? Pues para ayudar a la familia con puestos bien pagados, para conseguir la plata para financiar las campañas, para hacer que los contratos jugosos lleguen a gente cercana o a familiares, para perpetuar los clanes y cacicazgos, para tener poder y, sin duda, sexo (con menores de edad, con funcionarias, con quién y cómo se les dé la gana).

Por algo muchos de los hombres más poderosos del país han sido congresistas —como Samper, Uribe, Vargas y Gaviria—, quienes siguen teniendo el Congreso lleno de sus fichas. Por algo le meten entre 5.000 y 10.000 millones de pesos a una campaña al Congreso, que no se recuperan a punta de suelditos mensuales de 30 millones de pesos. Por algo hasta Pablo Escobar quiso ser congresista y ocupar una silla en el capitolio colombiano. Por algo Santrich no es el único corrupto, aunque es otro payaso desfachatado dentro de todo ese circo.

Se merecen los unos a los otros, y no se merecen estar ahí, porque van al Congreso para hacerse más ricos y para tener más poder, pero no para ayudar a los ciudadanos de a pie.

El problema de Colombia no son sus Cortes, es que su clase política está embriagada de cinismo y de poder.

PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya



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sábado, 22 de junio de 2019

Proyecto Ley anticorrupción, reclamos, risas y burlas

Junio 22 de 2019
Por: Juan José Orrego López 


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Con motivo de la No aprobación del proyecto Ley Anticorrupción, hoy se escuchan por toda Colombia, acusaciones y rechazos de congresistas posiblemente honrados de los partidos políticos mostrándose, como Voces Salvadoras. 

Pero lo que no se muestra, es el rostro de Felicidad, Risas y Alegrías de verdadera Salvación para unos o muchos, de no ir a la cárcel o privarse de la libertad, acompañada de esa Burla al pueblo colombiano y ese Tesoro Oculto y Escondido, que es intocable para ellos, los congresistas, la Ley 5 del 92.

En la medida que se conserve y no se destape o den a conocer realmente esas Verdades Ocultas, Escondidas y No Conocida por la ciudadania, https://jujogol.blogspot.com/2019/05/presidente-y-congresistas-hoy-o-nunca.html,  pues por más que sea el presidente de la república que presente un nuevo proyecto, un congresista o partido político, los trámites legales de su proceso, el tiempo, espacio de trabajo, entre otros factores, son exactamente los mismos que están la Ley 5 del 92, por la cual se negó el proyecto Ley Anticorrupción.

Siendo Colombia un Estado Social de Derecho, Participativo, da lástima que esas mismas Risas y Alegrías Ocultas de Salvación, se percibe y se extiende hasta en los mismos candidatos o aspirantes a las gobernaciones, alcaldías, concejales y Diputados, donde hoy muchos de estos aspirantes Guardan Silencio como si fuera, la negación al proyecto, la salvación de sus aspiraciones políticas, Increíble. Pregunto: ¿Para qué o a quién beneficia nuestra Democracia en Colombia? https://jujogol.blogspot.com/2019/06/efectuaran-reformas-o-enganados-otra-vez.html

Culpables no es El Congreso, Somos Nosotros, Por No Saber Votar, pues la costumbre de elegir a cualquiera que nos pongan por Fanatismo y Obediencia Disimulada de Ignorancia, sin personalidad, ni ética, ni conocimiento de lo público, cualquier aspirante nos lleva al mismo camino que hoy tenemos.

Llego el momento o el turno de exigir con Urgencia Modificar, La Ley 5 Del 92, pues vale más esta eliminación o modificación, que cualquier proyecto de referendo disfrazado. 

Es incomprensible que esta Ley 5/92, después de más de 20 años, de reclamos de la ciudadanía que no escuchan, de atropellos e injusticias con las leyes y regiones, con el presupuesto y sus recursos públicos, Hoy con la globalización y dinámica de  las economías, es el momento de ponerle fin a tantos marañas, tropiezos e inconvenientes que impiden, reducir costos, un mayor desarrollo y efectividad de las reclamaciones que hoy exige millones de colombianos y moficiarla.

Amigo, en Usted esta las soluciones para poder efectuar los cambios en la ley 5 del 92 y no tener que lamentarnos más a futuro. Al momento de elegir, su Voto, es el que decide el camino de Colombia y Regiones, o nos levantamos o nos hundimos mas. 




JUAN JOSÉ ORREGO LÓPEZ


Editorial: La corrupción de fiesta, los ciudadanos frustrados


Rabo de paja

"Cuando se pierde la esperanza y la decencia, solo queda la violencia."