Hay una campaña nacional para llevarles agua a los niños de La Guajira, que en breve se podría extender a casi toda la costa Atlántica. Esa campaña produce lástima, no por la campaña en sí, sino por la historia de robo y corrupción que rodea la falta del preciado líquido en esa zona del país. ¿Cuánto dinero se ha destinado en los últimos 30 años para la construcción de acuíferos y acueductos en La Guajira y en la costa Atlántica en general? ¿Cuántas veces se ha desaparecido ese dinero? Las noticias que se han conocido sobre este particular han sido muchas, aunque sabemos de casos en los que ni siquiera se ha divulgado la apropiación de dineros públicos por parte de políticos y gobernantes.
Recientemente, un conocido periodista mostró las obras paralizadas de construcción de un reservorio de agua en La Guajira, con el despilfarro de miles y miles de millones de pesos. Y frente a ese estado de corrupción, los colombianos tenemos que acudir a recoger agua en bolsas y canecas para enviarles a los niños de la península. Muertos de la risa deben de estar estos políticos corruptos viendo la campaña que hacemos en el interior para suplir el líquido para el consumo de esta población, que ellos les robaron.
Este año, la sequía ha producido en La Guajira un total de 15 niños muertos. Y hasta ayer, por lo menos 40 municipios del Caribe colombiano se han declarado en calamidad, por la falta de agua. Más que ausencia de agua lo que falta son obras que procuren su descubrimiento subterráneo, su almacenamiento, tratamiento y conducción a los hogares. Y muchos de estos municipios han sido los grandes beneficiarios de las regalías del petróleo y el carbón. Miles y miles de millones de pesos perdidos en los bolsillos de los políticos locales y regionales, mientras que la gente se muere, literalmente, de sed.
Muchos funcionarios públicos le vienen echando la culpa de la sequía al fenómeno de ‘El Niño’, cuando en verdad este aún no ha aparecido. Hasta la fecha lo único que hay sobre este particular son anuncios de su llegada en diciembre. Y es que no es en otro mes en el que llega, pues su origen es la época de Navidad, cuando los peces del océano Pacífico se van a las profundidades del mar para evitar el calentamiento que se siente en las aguas superficiales. Por ser en Navidad, los pescadores peruanos lo llamaron ‘El Niño’. Es decir, la ola de calor que se siente ahora, en julio y agosto, no es el reflejo de este fenómeno, como nos lo quieren hacer saber algunas autoridades locales, regionales y nacionales, como disculpa por su ineficiencia. En diciembre de 2014 y los tres primeros meses del año próximo, la crisis será más evidente, pues ahí sí veremos ‘El Niño’ en todo su furor.
Las corporaciones autónomas regionales, las empresas públicas y privadas que prestan el servicio de acueducto, y los políticos en general tienen una gran responsabilidad en esta crisis, pues han dilapidado los recursos destinados, no solo para acuíferos, tanques de reserva y acueductos, sino los de reforestación de cuencas. El exministro Manuel Rodríguez Becerra denunció que en los últimos 20 años, y según cálculos muy conservadores, se han destinado más de 10 billones de pesos para reforestación de esas cuencas, lo que no se refleja casi en ninguna parte. El estudio se hizo para el año 2012, período en el que se tuvieron $500.000 millones, con los que se calcularon los 20 años anteriores, tras el nacimiento del ministerio del Medio Ambiente.
Así, la colecta de agua para los niños de La Guajira que se ve como una acción humanitaria y solidaria, no es más que una consecuencia derivada del saqueo, del robo al erario hecho históricamente por los políticos y gobernantes, ya no solo de la península y la costa Atlántica, sino de todo el país.
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