Gilberto Zaraza Arcila
Adicional a la propuesta de eliminar la reelección presidencial, y prohibir la reelección del procurador—que no está permitida por la constitución—, de ampliar el periodo de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados, como pago por el apoyo a la reelección. De restringir la circunscripción nacional y unificar las elecciones. El gobierno tiene que demostrar su voluntad política y su decisión, de ir por una reforma de fondo, más ambiciosa, con una nueva visión de Estado menos centralista y concentrador de poderes, que permita una reorganización institucional, transfiriendo competencias y restableciendo el equilibrio de poderes. Para tal efecto debe profundizar la descentralización, para que las entidades territoriales tengan más autonomía, capacidad de gestión y recursos; para hacer frente a sus responsabilidades.
Para empezar se debe eliminar la innecesaria figura del vicepresidente. Como las gobernaciones solo actúan como intermediarias entre el gobierno central y la provincia y no tienen jurisdicción, —porque cada alcalde manda en su municipio— también se deben suprimir, así como las inoperantes e inoficiosas asambleas departamentales. Además, en materia política es conveniente eliminar totalmente la circunscripción nacional, y el voto preferente, así como aprobar el voto obligatorio y la silla vacía por corrupción.
El Estado necesita entidades más especializadas, técnicas, ágiles y eficientes, por eso se debe dar cumplimiento estricto a la carrera administrativa,—que no se cumple— para que lleguen a los puestos públicos los más capaces y experimentados, por un concurso de meritos y no por recomendaciones políticas. Y así evitar la alta rotación e inestabilidad en la administración pública.
Se debe acabar con la politización y el clientelismo en las entidades del Estado, porque las corrompió y les quitó autonomía e independencia. En especial los organismos de control, encargados de combatir la corrupción, que se quedaron sin dientes, porque son fortines políticos, que no permiten destapar las ollas podridas. El procurador, los contralores y los personeros deben ser elegidos por la academia a través de un concurso de meritos.
La reforma a la justicia debe incluir la supresión del vergonzoso Consejo Superior de la Judicatura, y no cambiarle de nombre, como pretende el gobierno; la eliminación de las facultades electorales de las Altas Cortes, y prohibir la puerta giratoria que permite el paso de una Corte o consejo a otro.
Se requiere de un Estado más comprometido en la lucha contra la corrupción, porque los organismos de control, y las superintendencias brillan por su ausencia, y la urna de cristal hace rato se rompió. El gobierno tiene la obligación de mejorar la eficiencia, la capacidad de gestión y de respuesta, frente a las inmensas necesidades básicas insatisfechas de la población, y las calamidades climáticas como el invierno y la actual sequía; donde ha demostrado una absoluta imprevisión.
Ojalá no pase lo de siempre, que por falta de compromiso y voluntad política, todas las iniciativas de cambio y mejoramiento, solo se quedan en buenas intenciones, porque no son aprobadas o solo parcialmente, o se siguen aplazando, porque la clase política no permite el recorte a sus cuotas burocráticas.
...CON TANTOS INTERESES MEZCLADOS DE POR MEDIO Y CON CON UNOS DIRIGENTES, QUE NO LES INTERESA SINO CONSERVAR LO SUYO, ...SE LE PUEDE CREER QUE ESTÁN DISPUESTOS A REALIZAR GRANDES REFORMAS...?
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