El caso Odebrecht nos muestra, una vez más, que la corrupción fractura nuestra democracia. Antes del comercio de votos, se compran los políticos, sus propuestas, y luego las leyes, las regulaciones y el gasto público.
Un ex viceministro de transporte, otro de los “buenos muchachos”, fue capturado y aceptó ya los cargos de cohecho, interés en la celebración de contratos y enriquecimiento ilícito. De acuerdo con la Fiscalía, García Morales exigió 6,5 millones de dólares para bloquear la competencia y así garantizar que la firma brasilera fuera la única habilitada para construir el Sector Dos de la Ruta del Sol.
Varios políticos han manifestado su repudio. Incluso algunos de ellos han expresado con notable tristeza que se sienten “traicionados”. Una vez más se abrió el telón para un espectáculo circense sin haber olvidado aún el caso Reficar, la refinería de Cartagena cuya construcción dejó 4 mil millones de dólares en sobrecostos.
La corrupción en ese proyecto, solo ese proyecto, sumaría cerca del 6 por ciento del saldo total de la deuda externa pública de Colombia.
Como si fuera poco, Odebrecht: “tras de cotudo con paperas”. De acuerdo con el reportaje de Juan David Laverde, la firma brasilera ha planteado dos demandas contra Colombia que suman más de 340 millones de dólares. De prosperar estas demandas, los colombianos terminaríamos financiando los sobornos de nuestro ex viceministro estrella y los hechos por la empresa en Angola, Panamá, República Dominicana y Venezuela. Sobrarían incluso algunos millones de dólares para otros actos de corrupción.
Y tengamos presente que estos destapes son apenas los de la “mala corrupción”, aquella cuya organización y tecnología no logran vencer del todo a la sociedad civil. El golpe a Odebrecht tuvo que venir nada más y nada menos que del Departamento de Justicia de los Estados Unidos. Imaginen lo que nos puede estar costando la corrupción “bien hecha”, la que no es descubierta.
No dudo entonces que en ocho días, cuando Transparencia Internacional haga público su índice de percepción de corrupción, Colombia ocupe un mal puesto en el escalafón, y se mantenga cerca de países como Liberia y Sri Lanka, tal como ocurrió en 2015.
Tampoco dudo que los precandidatos presidenciales Sergio Fajardo, Claudia López y Jorge Robledo tengan razón en poner la anti-corrupción como mensaje prioritario de sus plataformas de campaña.
Sin embargo, así como los anuncios de que tendríamos urnas de cristal para la gestión de recursos públicos no hacen que Transparencia Internacional se trague el cuento, la beligerancia o el idealismo de los discursos políticos de los precandidatos no serán suficientes, ni sus denuncias en casos particulares con impacto mediático. Candidatos: su indignación, sin un plan claro y concreto, puede atraparlos en la lógica con la que frecuentemente se enfrentan los mayores flagelos de Colombia, que es esperar a que ocurra un escándalo y luego administrarle tratamientos paliativos.
La sociedad valora su trabajo. Pero más allá de coaliciones electorales, diseñen juntos un plan programático de lucha anti-corrupción, que incluya leyes efectivas, incentivos para las denunciantes y fortaleza institucional para las investigaciones. En el peor de los casos, si no ganan, será un plan organizado de oposición seria y propositiva. Hay que ir tras los vendedores de la democracia en el sector público y sus compradores del sector privado.
Coalición sí, pero sin carreta. Empiecen con un acuerdo de control bipartidista sobre los contribuyentes de sus campañas. Que ningún aporte económico haga de los representantes de sus partidos al Congreso o a la Presidencia traficantes de la democracia. Esto, además de ser lo correcto, es algo que otros grupos políticos no pueden ofrecer.
Coletilla. Los días 22 y 23 de febrero, la Escuela Javeriana de Gobierno y Ética Pública será la anfitriona del Congreso Internacional de la Responsabilidad Pública y la Lucha Anti-corrupción.
Reflexiones al tema pensional
INDIGANOS NO MAS HASTA CUANDO COLOMBIANOS? REACCIONEMOS YA NO MAS.http://jujogol.blogspot.com/2017/01/traficantes-de-la-democracia.html?spref=tw
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