martes, 10 de enero de 2017

Economía: de un año agridulce a uno interesante

ELESPECTADOR.COM, JOSÉ MANUEL RESTREPO 7 ENE 2017 


José Manuel Restrepo
Y se apagaron las luces de un año que en materia económica pudo haber sido peor y sin embargo cierra con un tono agridulce. Algunos dirán que fue uno de los peores años en cifras macroeconómicas y otros dirán que, a pesar de las enormes dificultades, en especial del primer semestre, terminamos mucho mejor de lo esperado y con potencial para crecer más en el 2017. Otros vieron un año de incertidumbre en lo político, tanto en el frente interno (referendo) como en el frente externo (Brexit y elecciones en EE. UU.). Y finalmente algunos lo recordarán como el año en el que se nos deja una reforma tributaria que, aunque necesaria, dista mucho del ideal de ajuste fiscal que el país necesitaba.
El 2016 cierra entonces con una montaña rusa en muchos agregados económicos. La inflación, por ejemplo, en el primer semestre no pudo ser peor. Al mes de julio algunos anticipaban inflaciones anuales cercanas al 9 % (más del doble de la meta del Banco), y sin embargo es altamente probable que cerremos el 2017 con inflación por debajo del 6 %. En tasa de cambio, vimos un dólar que se movió en un rango demasiado amplio y volátil entre $2.800 y $3.400, a tal punto que complicó muchas decisiones empresariales. Un año también de convulsiones internas, con paro camionero, fenómeno de El Niño, protestas rurales en uno y otro lado, que en buena medida también explican la desaceleración de la economía, que seguramente cerrará con un crecimiento inferior al 2 %, cuando no hace mucho anticipábamos más del 3 %. Un año en el que sufrimos la caída del ingreso fiscal más fuerte de las últimas décadas por el desplome de los precios internacionales del petróleo, de lo que se derivó una pérdida de más de $24 billones, aumentando nuestro ya abultado déficit fiscal y llegando a poner en dificultades al país por su déficit en cuenta corriente.
Pero cierra un año también con algunas luces de esperanza, que pueden ser detonantes de mejores resultados. La aprobación de una reforma tributaria que, aunque indeseable, era necesaria para calmar las aguas en nuestras calificadoras de riesgo, el esperado desempeño de las obras 4G y en especial el inicio de aquellas que ya cuentan con cierre financiero, que hace pensar en un buen desempeño en el rubro de construcciones, y la expectativa de los dividendos de un proceso de paz que todos esperamos redunde en inversión, confianza y desarrollo de algunos sectores productivos, como el agro y el turismo.
Dicho lo anterior, se viene un año en el que no podemos retroceder y necesitamos ser prudentes. El panorama fiscal necesita de mayor control en el gasto público y su eficiencia (menos ineficientes cupos indicativos, entiéndase mermelada, y ajustes constitucionales en transferencias, y gastos que legalmente crecen por encima de lo deseable). En el frente del crecimiento necesitamos identificar nuevas fuentes para crecer y apostarnos, a través de política pública, por ellas. Seguir como ahora nos llevará a un sector industrial que poco va a crecer, una minería en medio de la incertidumbre mundial de sus precios, un consumo golpeado por la reforma tributaria y un sector de construcción jalonando la economía (sin tener la capacidad para sostener un crecimiento de largo plazo). Pensemos en animar más la inversión y las exportaciones y fortalecer al agro con una política pública mucho más efectiva y agresiva.
El 2017 será muy probablemente un año de inflación de nuevo controlada, en el que con la ayuda del Banco de la República podamos reanimar de nuevo la demanda interna, en el que con la tasa de cambio actual y una sana política competitiva podemos multiplicar las exportaciones y en el que un tránsito ordenado al posconflicto puede tener réditos interesantes.
Sin embargo, todo lo anterior supone enfrentar con fuerza y más temprano que tarde la corrupción y los altos niveles de evasión en paraísos fiscales. Allí habría dinero de sobra para mejorar la capacidad productiva, fiscal y competitiva del país.
A pesar de que no cerramos el 2016 cantando “Año nuevo, vida nueva”, sino “Año nuevo, impuestos nuevos”, aún podemos apostarnos por un futuro con esperanza.
jrestrep@gmail.com / @jrestrp

Reflexiones al tema pensional

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