La Neocultura Ciudadana es un movimiento al que hoy hago el
llamado a seguir. Entendiéndose como una nueva forma de vivir en
sociedad, basados en el respeto y el amor por nuestras comunidades,
priorizando en el bien común antes que en el bien propio.
Empezando por un cambio de mentalidad y de percepción del
mundo, ya que es imposible respetar a la ciudad o al vecino si aún no lo
hacemos con nosotros mismos y nuestro propio núcleo familiar.
Es
un reconocimiento de la sociedad como propia, no es algo ajeno o
externo. Nos duelen, nos importan nuestras ciudades y la gente que vive
en ellas. Hemos sido un país víctima de la violencia, el odio y el
resentimiento en todas las escalas, y este odio se ha quedado tan
arraigado en nuestra mente y en nuestro ser que para la mayoría es
imposible entender que se puede vivir en una sociedad pacífica y digna.
En donde el respeto por lo básico es la base fundamental de la vida y el
sentido común vuelve a ser común y no algo extraordinario o absurdo que
solo unos pocos pueden tener.
Este concepto viene a reivindicar
la esencia de la ética cultural postmodernista, en donde reconocemos que
existen ciertas normas de comportamiento, reglas políticas y sociales
impartidas desde hace muchos años, pero que a la larga no están
intrínsecas en nuestra mentalidad y nos tiene sin cuidado cumplirlas o
no. Es decir, solo se cumplen por miedo a recibir algún tipo de
infracción que obviamente afecte nuestra economía.
No estamos de
acuerdo con nada y criticamos todo el día, pero tampoco hacemos el más
mínimo esfuerzo por mejorarlo. Estamos cómodos, perplejos, pero no
plenos ni felices en una sociedad consumista, de exposición y
apariencias en las redes sociales, que no construye real honra y honor.
Se perdieron los espacios de tertulias y debates profundos, que formen
personas, y que creen una conciencia crítica respetuosa de la humanidad.
En donde se hagan las cosas bien por necesidad interna del ser humano y
por ser ejemplo para las futuras generaciones que están día a día
recibiendo información valiosa para crear el futuro de nuestro país.
Por
eso nunca le haría nada a nadie que no me gustaría que me hicieran y
consideraría al otro ser humano como alguien igual a mí, que tiene las
mismas necesidades y derechos que yo. Al que saludo amablemente, le
tiendo la mano cuando lo necesita, le doy una sonrisa que no me cuesta
nada. Es dejar de sentirnos atacados por la opinión del otro y entender
el exquisito valor de las diferencias, no queriendo cambiar a los demás,
si no entendiendo que también puedo aprender de su punto de vista
aunque sea totalmente opuesto al mío.
Valorando y cuidando mi espacio,
mi ciudad y el lugar a donde vivo día a día y por las calles en las que
tránsito y me muevo.
La invitación es a hacer parte de un
despertar de conciencia colectiva cultural, es un grito desesperado a
una transformación de cultura personal profunda para construir un país
con futuro para todos.
¿Y tú te unes a esta revolución? ¿Cómo me puedes ayudar?
Espero sus comentarios y opiniones en @mariaclaugarcia
mariaclaudiagarcian@gmail.com
Reflexiones al tema pensional
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