Especial para El Satélite
¿Qué ventaja obtendría Barranquilla teniendo uno o varios puertos exportadores de carbón sobre el rio Magdalena?
Esta es una pregunta que deberían hacerse los concejales y también la alcaldesa de la ciudad. Pero, principalmente, sus moradores que pagarán con graves perjuicios a su salud, de llevarse a cabo estas empresas.
Ojalá, el gobierno central deje de insistir con algunos empresarios locales en este error gravísimo y concentre sus esfuerzos en buscar otras industrias y formas de lograr el desarrollo económico y social de Barranquilla y el departamento del Atlántico.
El departamento no tiene minas de carbón y este sector no genera ni generará empleos suficientes que justifiquen el riesgo de convertirnos en una ciudad contaminada o con mayores índices de contaminación a los que ya tenemos. Pienso que la oposición a este negocio en la ciudad debe crecer y los políticos que apoyen estás iniciativas deben recibir el castigo de los electores en la urnas. Creo, es una labor de los periodistas y locutores; de los estudiantes universitarios, medios de comunicaciones y de las amas de casa, denunciar y poner en la picota pública a los burócratas y políticos que de una u otra manera están involucrados en estos negocios. Necesitamos saber quién o quiénes están detrás de todo esto.
No debemos olvidar la terrible contaminación que generaba hasta hace poco una planta de cemento en la vía 40, y ya existe contaminación por carbón sin tener grandes volúmenes de exportaciones. No creo se justifique este riesgo para nuestra salud. Necesitamos carga limpia, especialmente de contenedores y gráneles.
Barranquilla tiene la fortuna de ser una ciudad que genera más de la mitad de la carga que mueven sus puertos, una ventaja y fortaleza, y que si enfocamos el desarrollo en el camino correcto, veremos aumentar esa carga pero sin ocasionar daños al medio ambiente o a las personas.
La contaminación por carbón solo se puede comparar con la contaminación con mercurio, pues, una vez entra en la cadena alimenticia, perdura ahí en el tiempo afectando a las futuras generaciones en su calidad de vida y salud.
No quisiéramos vivir en una ciudad altamente contaminada con carbón: ¿Usted si? He visto como la ciénaga de Mallorquín es un total desastre ecológico, y nada distinto sobrevendrá con el desarrollo de puertos carboníferos en la ciudad. Hay fuentes de energía limpia que debemos apoyar y unirnos a los ambientalistas para proteger fauna y flora, pero sobre todo la vida misma. Nuestra indiferencia será nuestra condena si nos quedamos callados e inermes ante la amenaza que esto representa.
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