martes, 30 de abril de 2019

Sistema pensional raquítico


Por: Gonzalo Hernández

El debate efervescente sobre una posible reforma pensional y el artículo 84 del Plan Nacional de Desarrollo –el del traslado exprés a Colpensiones– ha permitido, una vez más, que sea vea en la superficie el problema de fondo: Colombia tiene un sistema pensional raquítico y con ineficiencias tanto en su componente público como en su componente privado.
Ya en una columna pasada, (https://jujogol.blogspot.com/2019/04/ahora-las-pensiones.htmlhabía mencionado que, de acuerdo con un estudio comparativo del BID, la OECD y el Banco Mundial, el número de cotizantes en Colombia representa apenas el 32% de la población con edades entre 15 y 64 años. Esta es la cifra que marca el termómetro; sin embargo, la fiebre no puede buscarse en las sábanas. El paciente es un país con debilidad crónica en su crecimiento económico y en sus mercados laborales. Con tasas de desempleo que no logran bajar del piso de 10%, con tasas de subempleo de más de 30% y con alta informalidad, ¿puede uno imaginar fácilmente un sistema pensional diferente?, ¿un sistema con más cotizantes y más ahorro, como algunos piensan que puede lograrse con solo desearlo?
Al aspecto macroeconómico se suman las ineficiencias de los regímenes de prima media (público) y de ahorro individual con solidaridad (privado). El primero, en manos de Colpensiones, depende de una financiación del tipo barril sin fondo. Las cargas pensionales se convierten en cargas fiscales que deben ser atendidas con más impuestos. Y, como sabemos, muchas de las reformas tributarias o leyes de financiamiento vienen con aumentos de impuestos regresivos (IVA) que golpean especialmente a las personas de menores ingresos –quienes tienen además menos posibilidades de pensionarse–. Esto hace que el sistema pensional comparta la naturaleza inequitativa de nuestra economía y de nuestras instituciones.
Y no por los problemas del régimen público el privado sale bien librado. Los asesores comerciales de los fondos privados, que no son expertos en programación financiera sino en vender productos, lograron reclutar cotizantes que se ilusionaron con la posibilidad de pensionarse a edades tempranas o con sumas superiores a las establecidas en las reglas del sistema público. Años después del éxodo, es claro que miles de colombianos se arrepienten de su decisión. Algunos académicos han sugerido que la fuente principal de las ilusiones incumplidas está en las rentabilidades (netas de comisiones) de los portafolios de los fondos privados, que al parecer son relativamente bajas frente a estándares internacionales.
Las estimaciones del mismo Asofondos (gremio de los fondos privados) sugieren que su producto no es tan maravilloso como muchos creyeron –al menos para un grupo importante de personas–. De acuerdo con el gremio, de haberse aprobado el detenido traslado exprés, 200.000 personas más se habrían ido a Colpensiones. Como dije en una entrevista reciente, esto es como si uno organiza una fiesta e invita a los amigos diciéndoles que habrá francachela y comilona. Aceptan, pero de repente todos quieren irse a la fiesta del vecino. Y lo único que queda es correr con desespero a ponerle la tranca a la puerta. ¿Es un misterio cuál fiesta está mejor?  
* Profesor asociado de Economía y director de Investigación de la Pontificia Universidad Javeriana (http://www.javeriana.edu.co/blogs/gonzalohernandez/).


Reflexiones al tema pensiones
http://jujogol.blogspot.com.co/

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