El Presidente se enfocará, en su segundo mandato, en consolidar la equidad, la educación y la paz.
“Una paz total no es posible si no hay equidad. Y la única forma de lograr equidad a largo plazo es tener una población bien educada. Además, un país educado es menos propenso a la violencia”.
Con esta frase, pronunciada el jueves durante la toma de posesión de su segundo mandato, el presidente Juan Manuel Santos trazó lo que será la hoja de ruta para el siguiente cuatrienio y presentó los pilares en los que se basará. Eso quedó claro.
Su principal apuesta sigue siendo la consecución de la paz, pero sus palabras fueron un mensaje enfático de que el tránsito hacia el posconflicto ya está en marcha y se ejecutará “con o sin las Farc”. (Lea también: La apuesta del presidente Juan Manuel Santos por su nuevo gabinete).
Y para dejar atrás esa página de violencia que ha desangrado al país por más de 50 años, gobernará los siguientes cuatro años con base en tres pilares: paz, equidad y educación. Todos se complementan y están siendo trabajados –por separado– desde que inició su primer periodo. (Lea también: Justicia social y paz seguirán con o sin Farc: Santos en su posesión).
Santos y su equipo vienen estructurando la unión de estos tres ejes desde hace varios meses, y tienen focalizadas las tareas a cumplir para ejecutarlos. Las primeras líneas de acción se relacionan con una amplia agenda social.
“Los tres pilares tienen una íntima relación. Una cosa es firmar el fin del conflicto y otra es construir la paz, especialmente en las regiones”, afirmó Juan Fernando Cristo, ministro del Interior.
Santos ya logró en cuatro años que 2,5 millones de personas salieran de su situación de pobreza, de las cuales 1,3 millones estaban en pobreza extrema, y ahora quiere que esas cifras se multipliquen y que los resultados impacten positivamente en distintos escenarios.
“Ha llegado la hora no sólo de avanzar en las metas inmediatas, sino de repensarnos como nación. Ha llegado la hora de reimaginar el contrato social que hemos heredado, y las instituciones y políticas que nos han regido”, dijo Santos.
Uno de sus principales propósitos es acabar la brecha que existe entre lo rural y lo urbano, fenómeno social que, a juicio del Gobierno, es una de las causas que más fomenta desigualdad. Una medida concreta en esta área es la inversión de 400 millones de dólares para el Plan Pacífico, que en principio está enfocado a Quibdó, Tumaco, Guapi y Buenaventura.
Sandra Borda, catedrática de la Universidad de los Andes, aseguró que la equidad es el paso obligado después de consolidar el crecimiento económico, que permite quitarles a las guerrillas el discurso de que su alzamiento en armas se debe a la falta de oportunidades iguales para la sociedad.
“Se mejoró en lo económico, ahora se debe dar otro paso necesario y es redistribuir los ingresos”, precisó Borda.
Pero Santos no quiere quedarse ahí. En su primer cuatrienio se crearon 2,5 millones de empleos nuevos y, el jueves –durante su posesión–, anunció que espera volver a alcanzar esa cifra antes del 2018. Además, en campaña se comprometió a revivir el pago de horas extras. Y, entre otras cosas, prometió conectar todos los municipios a internet.
Educación, la prioridad
En ese contexto es que la educación cobra mayor importancia, ya que, a juicio de Santos, tener a una sociedad capacitada y con mayores oportunidades permite poner cerrojo –de una vez por todas– a las causas de una guerra que ya deja más de 6 millones de víctimas y más de 220.000 muertos.
Por primera vez en la historia, la educación tendrá más presupuesto que el sector de defensa y seguridad, con una asignación de 28,5 billones de pesos para el 2015. La intención es fortalecer los programas de cobertura y calidad.
La ministra de Educación, María Fernanda Campo, le dijo a EL TIEMPO que “si queremos construir un país con mayor equidad y alcanzar la paz, el eje fundamental de esa transformación debe ser la educación con calidad”.
La meta de Santos –y para ello presentó la semana pasada un ambicioso decálogo– es que Colombia sea el país más educado de América Latina en el 2025. El Jefe de Estado quiere que los maestros sean “los héroes” de la sociedad, sentando las bases de un Estado sin conflicto y con objetivos distintos al de la confrontación armada.
El jueves anunció que se entregarán 400.000 becas para que los mejores bachilleres de los niveles 1 y 2 del Sisbén accedan a la educación superior. Para esto se deben buscar 500.000 millones de pesos adicionales.
Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional, aseguró que “la educación es prioritaria, porque en el mundo hay suficiente evidencia de que los países que tienen mejores índices son aquellos que le ponen un acento adecuado a la educación”. Añadió que es claro que las personas con altos niveles de educación resuelven sus problemas de formas distintas a la guerra.
Un punto clave a ejecutar, y por el que se aumentó el presupuesto de la educación, es implementar la jornada única, para que las personas de escasos recursos puedan tener más horas de estudio.
Un país sin guerra
Todo esto, según los planes de Santos, permitirá que Colombia avance por una senda de progreso y desarrollo, en la que la guerra quede en los anaqueles de la historia.
Sin duda, la principal apuesta del Presidente es terminar el conflicto por medio de una negociación. A eso le ha puesto su empeño y, a juzgar por sus palabras, los acuerdos de La Habana se concretarán pronto.
Lo que hace falta, como dice Andrés Molano, catedrático de la Universidad del Rosario, es ver de qué manera los tres pilares de Santos II (equidad, educación y paz) se reflejarán en el Plan de Desarrollo.
“Son cosas en las que el país tiene que pensar y se debe esperar a ver cómo se van a ejecutar”, enfatizó Molano.
Santos quiere un lugar en la historia como el Presidente que desmovilizó a las guerrillas, pero, además, como el que rompió las cadenas de desigualdad que han frenado el desarrollo de Colombia. La hoja de ruta para hacerlo ya se definió.
DANIEL VALERO
Redacción Política
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