martes, 4 de junio de 2013

Uribe cogido en la mentira (II)...


LASILLAVACIA.COM, Por: Héctor Riveros, Sáb, 2013-06-01 06:53

El expresidente Álvaro Uribe ha expresado su inconformidad por los términos de una columna que publiqué aquí hace algunas semanas, con el mismo título de la de hoy, en la que expresaba mis opiniones sobre la responsabilidad por la publicación de una información que debía ser secreta. Y que él realizó Uribe a través de su Twitter, dando detalles sobre una operación militar para facilitar la salida de miembros de la guerrilla de las Farc que se incorporarían a la mesa de negociaciones en La Habana.

El expresidente dio –en Blu Radio, medio que, como La Silla, generosamente me permite expresar mis opiniones- una versión sobre la forma cómo obtuvo la información que no coincide con lo que los voceros e investigadores de la Fuerza Pública en este caso han dicho. Dijo que la información la obtuvo “por las redes sociales” y que la confirmó con una persona cercana a las Farc.

Le versión oficial ha dicho desde el primer día que la información no podía haber salido sino de alguno de los oficiales que la conoció para coordinar su ejecución. Uribe ha insistido que la investigación no es importante y ha pedido que dejen tranquilos a los militares a los que se les investiga. El expresidente reclamó –con razón- que el hecho de que se dijera que la información había salido de un militar no significaba que se la hubiesen entregado a él, porque se la habrían podido entregar a otra personas y esa a su vez a otra y finalmente llegado a sus manos.

Sin embargo, hace un par de días la versión digital de El Tiempo publicó una noticia, que no ha sido reproducida por otros medios, no ha sido desmentida pero tampoco confirmada por ninguna fuente oficial y que aparentemente llevó a que ayer el expresidente pidiera a la Fiscalía oír su versión en la investigación que resolvió abrir sobre el caso.

La noticia tiene la siguiente información: “La investigación interna demostró que uno de los oficiales compartió la cadena de mensajes con líderes de opinión, entre quienes estaba el expresidente”. Es decir que si la información resulta cierta, los investigadores oficiales habrían dicho lo que Uribe dijo que no habían dicho hasta el momento de su reclamo: que las coordenadas las recibió de un oficial del ejercito.
La misma noticia revela varias cosas que los ciudadanos hasta ahora desconocíamos e incluso algunos suponíamos cosas distintas. Por ejemplo dice que esa información fue transmitida al menos a 230 personas para coordinar su ejecución. Muchos creíamos que ese dato lo conocían muy pocas personas. Claro que el riesgo de filtrarse es mucho más alto de lo que creíamos.

Como digo, aparentemente movido por esa noticia, Uribe, a través de su abogado, pidió a la Fiscalía oírlo y en un comunicado reiteró su versión a la que agregó que la información la recibió, además de por las redes “a través de un periodista”, esa versión de que la recibió por fuentes distintas no recuerdo que la hubiera dicho en su entrevista en Blu, ni en las respuestas que le dio a Néstor Morales el día que reclamó por mi columna, pero a mi edad ya la memoria me traiciona.

El expresidente Uribe insistió en que no había recibido esa información por parte de ningún miembro del ejercito a lo que le recordé que yo me limitaba a repetir la versión oficial que desde el primer día ha dicho que no podía haber sido otra la fuente. Según la versión de El Tiempo la hipótesis oficial se habría comprobado en la investigación.

“No le acepto que me diga mentiroso” me reclamó algo airado y su barra de seguidores en las redes sociales multiplicó esa frase por centenares, como quien notifica que se ganó una batalla. Me calificó por esta controversia –injustamente por supuesto y sin ningún fundamento- de ser “insolidario” con la muerte de soldados. Quienes desmienten al expresidente son los voceros oficiales y ahora –según la última noticia- la investigación interna adelantada por el ejercito, no yo.

A los uribistas, no a él porque creo que lo sabe, debo notificarles que no tengo ningún pleito personal con el expresidente, que nunca lo he calificado de “paraco”, “narco” o “corrupto” porque no creo que lo sea y porque no tengo elementos de juicio para afirmarlo.

Con Uribe tengo profundas diferencias ideológicas que me enorgullecen. Tenemos dos visiones de la vida completamente diferentes, no de ahora sino de siempre. Cuando tres amigos comunes a quienes aprecio y les tengo afecto –todos los cuales formaron parte del círculo más cercano de su gobierno- me insistieron en 2001 que formara parte de la campaña les dije para cerrar la conversación: “es muy godo para mi gusto”.

Ya me habían “expulsado” de un movimiento disidente del liberalismo porque no haber estado a favor de apoyar la candidatura de Uribe. No me parecía conceptualmente coherente.

Durante su gobierno fui un crítico respetuoso, tanto que –ya al final de su primer período- a través de Francisco Santos se me ofreció dirigir una importante entidad del estado y a “Pacho” le dije que no y le recordé que yo no era “uribista”, a lo que él me replicó que precisamente por eso querían que aceptara porque querían darle tranquilidad a sectores opositores. Le agradecí el ofrecimiento y le dije que no lo aceptaba por las diferencias conceptuales y por mi decisión personal tomada hace varios años de no volver a ocupar ningún cargo público.

Últimamente mantengo una controversia permanente con sus seguidores porque creo que es mezquina su oposición al proceso de paz y porque a pesar de múltiples logros de su gobierno creo que el país pago un alto costo en cultura democrática. Además, ahora sé que Uribe es mucho más godo de lo que yo imaginaba.


Al expresidente le digo que la pelea no es conmigo ni es a mi a quien tiene que aclararle de donde sacó las coordenadas que publicó irresponsablemente. Es a los investigadores oficiales a quienes tiene que contarles porque son ellos quienes lo desmienten.

No hay comentarios:

Publicar un comentario