LACRONICADELQUINDIO, Autor: Beatriz Isaza Jaramillo
La mayoría de los humanos tenemos vocación de oveja: necesitamos a alguien que nos pastoree para no extraviarnos, para estar cerca del resguardo y la comida, eso esperamos. Y necesitamos del castigo y las leyes, que actúan recíprocamente con el pastoreo, para intentar convertirnos en gente de bien. Esto, por supuesto, tiene su filigrana cultural y psicológica que varía más o menos entre los diversos grupos humanos, pero el resultado visible es que nos hemos inventado la política y los políticos para satisfacer estas necesidades
Me aburre la política, esa que consiste en que un puñado de personas aspire al poder con el fin de liderar procesos para el bien general (risas al fondo). El quehacer político está guiado por el ego más que por la visión objetiva de la realidad, y cuando en Colombia ha emergido una persona que rompe este esquema con su transparencia, el óxido del sistema lo ha devorado o ha sido asesinado.
En nuestra disfuncional democracia tenemos el sistema del voto para elegir a nuestros pastores —los de las ovejas que somos—, y ya sabemos que en Colombia los votantes no superan el 50% de la población electoral. Es decir, preferimos elegir a alguien para endilgarle lo que debería ser responsabilidad propia y, para colmo, dejamos que lo elijan unos pocos. Entre lo decepcionante de los políticos y lo apático de los electores, no salimos del círculo vicioso.
Nunca, realmente, ha ganado el que la mayoría eligió porque la mayoría no vota. Y no votar, por apatía o como protesta, sirve exactamente para nada. Gana quien tiene mayoría de votos, aún si esa mayoría es de unos pocos cómplices de un sistema corrupto.
Si votaran todas las personas que no votan porque las cosas no van a cambiar, las cosas empezarían a cambiar: hay que ver lo que hemos logrado cuando nos unimos por una buena causa, ¿se acuerdan de la Séptima Papeleta? A mayor abstencionismo mayor continuidad y fuerza de una (des)organización estatal que no cumple con su función de proporcionarles bienestar a sus habitantes.
Votar es, entonces, la posibilidad real que tiene cada uno de transformar aquello que parece impenetrable, es la manera personal e íntima de expresar su opinión, es hablarle al oído al sistema.
Suena bonito y fácil, no es así en la realidad, todos lo sabemos. Pero nos hemos acostumbrado a los caminos conocidos, desagradables pero conocidos, y por eso no nos percatamos que no es bonito ni fácil nuestro día a día, y cuando tenemos la oportunidad de hacer algo real y significativo al respecto, la dejamos pasar.
El ejercicio de la política, tal y como está planteado en Colombia, es una caja de Pandora: de allí salen la mayoría de los males que nos aquejan. Votar es la esperanza en el fondo de la caja.
Me aburre la política, esa que consiste en que un puñado de personas aspire al poder con el fin de liderar procesos para el bien general (risas al fondo). El quehacer político está guiado por el ego más que por la visión objetiva de la realidad, y cuando en Colombia ha emergido una persona que rompe este esquema con su transparencia, el óxido del sistema lo ha devorado o ha sido asesinado.
En nuestra disfuncional democracia tenemos el sistema del voto para elegir a nuestros pastores —los de las ovejas que somos—, y ya sabemos que en Colombia los votantes no superan el 50% de la población electoral. Es decir, preferimos elegir a alguien para endilgarle lo que debería ser responsabilidad propia y, para colmo, dejamos que lo elijan unos pocos. Entre lo decepcionante de los políticos y lo apático de los electores, no salimos del círculo vicioso.
Nunca, realmente, ha ganado el que la mayoría eligió porque la mayoría no vota. Y no votar, por apatía o como protesta, sirve exactamente para nada. Gana quien tiene mayoría de votos, aún si esa mayoría es de unos pocos cómplices de un sistema corrupto.
Si votaran todas las personas que no votan porque las cosas no van a cambiar, las cosas empezarían a cambiar: hay que ver lo que hemos logrado cuando nos unimos por una buena causa, ¿se acuerdan de la Séptima Papeleta? A mayor abstencionismo mayor continuidad y fuerza de una (des)organización estatal que no cumple con su función de proporcionarles bienestar a sus habitantes.
Votar es, entonces, la posibilidad real que tiene cada uno de transformar aquello que parece impenetrable, es la manera personal e íntima de expresar su opinión, es hablarle al oído al sistema.
Suena bonito y fácil, no es así en la realidad, todos lo sabemos. Pero nos hemos acostumbrado a los caminos conocidos, desagradables pero conocidos, y por eso no nos percatamos que no es bonito ni fácil nuestro día a día, y cuando tenemos la oportunidad de hacer algo real y significativo al respecto, la dejamos pasar.
El ejercicio de la política, tal y como está planteado en Colombia, es una caja de Pandora: de allí salen la mayoría de los males que nos aquejan. Votar es la esperanza en el fondo de la caja.
Es como la matemática. Simple y sencillo. Sin embargo mi primo Fisico-matemático me daba clases de algebra. Pero no se asusten, yo hablo de la matemática sencilla. dos mas dos igual a cuatro. Para el político suma 8. Porque como hay cuatro que no suman el político lo coge como de el. Los cuatro que no suman (o que no votan) son los que más se quejan porque el político se apropio de su voto ( el que no usó). El que me entendio me entendio. J. Vicente Velasco N
ResponderEliminarDel 50% que votan el 25% son maquinarias politicas. Es decir que sólo el 25% deciden a su favor por la apatía del 50% que no votan. Si llegarán a votar siquiera un 75% del total de electores las maquinarias sólo tendrían la mitad del poder que tienen ahora. Es decir que si cambiamos la mitad de los que votan en contra de pensionados y empleados tendriamos un país ejemplar. Eso se hace si la gente votara por personas diferentes a las que tienen el poder actualmente, Cambiar a todos los que le firman al gobierno muchas veces sin leer, como algun congresista muy descaradamente lo dijo a la opinión pública.
ResponderEliminarPOR. Jaime Herazo
ResponderEliminarGracias Don Juan José por compartir.
POR: Jose Velasco
ResponderEliminarHola Juan José. Usted siempre tan preciso en los comentarios. Traté de opinar en el artículo pero parece que no lo incluye. Si la gente no vota ganan las maquinarias. Si votan en blanco ganan los que mayor votos tienen. Las maquinarias. Del 50% que no votan casi todos dicen estar aburridos de la pólítica pero siempre esperan que los politicos les arreglen carreteras, escuelas, seguridad etc. Y que les den una tejita, un ladrillito o un almuerzo en época electoral.
Sólo queda seguir trabajando para ir creando conciencia para que los votantes miren nuevas caras, conozcan quienes son los que hacen las leyes en contra de empleados y pensionados. En las listas al congreso hay muchos nuevos y son los indiferentes los que pueden cambiar la cara al congreso.
J. Vicente Velasco N
POR: oscar botero perez
ResponderEliminarEl problema de votar, asi sea en blanco , es que se roban los votos. La maquinaria electoral está tan corrompida y aceitada, que de todas maneras el corrupto que "ganará",tomará el "poder" con votos o sin ellos. Si son pocos votos, robará. Si son muchos votos, también. Debe existir formas de administración de los bienes y servicios públicos mas honestos y eficientes que debemos conocer para implantarlo en este pais. Es imposible que la inteligencia y evolución humana no logra superar este punto muerto en el cual unos avivatos están esquilmando,no solo a las ovejas que votan sinó a todos los que entendemos que esta podredumbre ha llegado muy lejos.
Votar o no votar es cierto no arregla la situacion, el responsable del mal de tierra es el miedo que todos llevamos a dentro, porque ese es el valor del sistema que tenemos, siempre nos amenazan con mas policias, todos los problemas se arreglan con policias, entonces, cuando vamos a decidir participar activamente para poder cambiar el sistema que tenemos?, manifestando por los medios nuestra situacion nos llena de esperanzas, pero entendamos apenas son esperanzas, necesitamos son realidades para cambiar todo lo que no sirve, si nos ponemos de acuerdo y somos coherentes y consecuentes con nuestras ideas es factible llegar a un cambio muy pronto, de lo contrario, seguiremos rumiando nuestras llagas con los mismos de siempre y ellos no seran tan mensos para entregar su bienestar personal, asi de facil, es la solucion y el problema.
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