viernes, 25 de octubre de 2013

El milagro de la vida...

POR: Antonio Guihur Porto.

Esta no es una ocurrencia literaria, es una historia real.
 
Pasados más de 15 años desde que se casaron mis padres a finales de la década de los años 20, no habían tenido familia. Uno de los dos era estéril y aunque con una leve esperanza,  estaban resignados a no tener hijos. La medicina de esa época no estaba tan avanzada como hoy. Pero se cumplió el adagio que dice que "la fe mueve montañas".
 
Mi madre era muy religiosa y devota y se había encomendado al Beato Antonio María Claret, un santo de la Iglesia Católica. Religiosamente iba a misas y a otras ceremonias a la Iglesia de Santo Toribio en Cartagena en donde había una imagen del Beato Antonio María Claret. Se arrodillaba con altísima devoción y en sus oraciones le pedía al BeatoAntonio María Claret que le concediera el milagro de poder tener hijos y élla a cambio, le prometió que todos sus hijos, si le concedía el milagro, llevarían su nombre.
 
En aquellos tiempos mi padre, de origen británico, tenía una motocicleta que utilizaba como medio de transporte. Un día que transitaba por el centro histórico de Cartagena tuvo un grave accidente, porque él y un taxista se distrajeron viendo a una hermosa mujer morena que llamaba la atención de todos los hombres. Mi padre quedó mal herido con fracturas en su pelvis y en la cabeza del fémur.  Fue llevado al único hospital que había en Cartagena. Era un hospital ubicado en el ahora sector industrial de "Mamonal" que fue construido y administrado por los gringos.
 
Cuando mi padre despertó de la anestesia, el médico gringo que lo atendió le preguntó, Señor Guihur, ¿usted es casado? Mi padre respondió, sí,  y el médico le dijo, pero usted no ha tenido familia; así es respondió mi padre. Entonces el médico gringo le expresó con satisfacción a mi padre: "durante su operación nos dimos cuenta del inconveniente que causaba su esterilidad y lo corregimos, así que espere familia". (la corrección del inconveniente consistió en una intervención quirúrgica inversa a la que hoy es la vasectomía)
 
Mi padre se recuperó y efectivamente, al año y medio después de su accidente, mi madre quedó embarazada y por supuesto que hubo mucha alegría, pero ésta no demoró mucho porque el primer bebé, varón, nació muerto.
 
Mi madre en sus oraciones continuaba con sus súplicas al Beato Antonio María Claret y posteriormente mi madre volvió a quedar embarazada y nació una bebita, y cumpliendo su promesa al Beato Antonio María Claret, fué bautizada con el nombre de Athala María. (mi hermana mayor).   A los dos años siguientes nació un hermoso bebé (ese soy yo) a quien se bautizó con el nombre de Antonio María y dos años después nació otro bebe al que se le puso el nombre de RutherAntonio. Como pueden apreciar, los tres hermanos llevamos uno o los dos nombres del Beato Antonio María Claret. De los tres hermanos, ya sesentones, entre hijos y nietos incluyéndonos los tres hermanos, ahora somos 27 descendientes de ese ejemplar matrimonio que sin perder la fe estuvieron resignados a no poder tener familia.
 
Formo parte de ese milagro de la vida que fué posible por la férrea fé de nuestra madre en el Beato Antonio María Claret; por la hermosa mujer morena que "originó" el accidente y por el médico gringo que corrigió la causa de la esterilidad de mi padre. 
 
Les recuerdo que ésta es una historia verídica. Lo único irreal es el calificativo del hermoso bebé porque sé que el másmaluco (feo) de toda la familia soy yo, pero al igual que mis hermanos, con un corazón henchido de gratitud permanente a Dios y a la vida...  Hasta la próxima...
 


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