Aunque muchos colombianos no lo creen, la pobreza según cifras oficiales ha disminuido. Los métodos de medición son polémicos y se mantienen las grandes diferencias entre regiones y entre ciudad y campo.
Problema fundamental
Esta semana el presidente Santos anunció que bajo su gobierno 2,5 millones de personas han salido de la pobreza y 1,3 millones han superado la pobreza extrema. ¿Cómo entender y evaluar una afirmación así de impresionante?
No resulta difícil ponerse de acuerdo en que disminuir la pobreza o las barreras que impiden el acceso de la población a los bienes básicos constituye un propósito razonable que siempre ha ocupado y ocupará un lugar central en los diversos enfoques sobre justicia social.
De acuerdo con las cifras recientes del DANE, durante los últimos años se ha producido una reducción importante del número de familias y de personas en condiciones de pobreza y de miseria.
Para poder abordar con éxito esta labor es preciso identificar correctamente a los grupos vulnerables, cuantificar la magnitud de su vulnerabilidad y evaluar el tamaño de las brechas que separan a unos grupos sociales de otros. Por tales razones los economistas, los especialistas en temas sociales y los encargados del diseño de las políticas públicas intentan aportar información creíble sobre los indicadores de pobreza y tratan de responder algunas preguntas importantes:
· ¿Cuántos pobres hay en Colombia?
· ¿Qué tan pobres son?
· ¿Qué tan severa es la pobreza?
· ¿Son confiables las mediciones de la pobreza?
¿Cuántos pobres?
Foto: Matthew Rutledge Zona
deprimida en Santa Marta. |
De acuerdo con las cifras recientes del DANE, durante los últimos años se ha producido una reducción importante del número de familias y de personas en condiciones de pobreza y de miseria (o pobreza extrema).
Durante el período 2002-2013 el número de pobres disminuyó en 17 puntos porcentuales, lo que equivale a más de 5,5 millones de personas. Por su parte, el porcentaje de personas en condiciones de miseria en este mismo período cayó en 7,5 puntos, lo que equivale a 2,7 millones de colombianos. Estas son las cuentas oficiales según la línea de pobreza definida por el DANE con los criterios técnicos de la Misión para el Empalme de las Series de Empleo, Pobreza y Desigualdad (MESEP).
-Las líneas de pobreza (que corresponden al costo de canastas alimentarias y no alimentarias por regiones y zonas urbano-rurales del país), muestran que en el periodo junio de 2012-julio de 2013 la proporción de personas pobres llegó al 32,2 por ciento, con diferencias significativas entre las zonas urbanas (28 por ciento) y rurales (46 por ciento). Estas cifras indican que alrededor de 14,6 millones de colombianos tienen ingresos inferiores al umbral establecido por el DANE, el cual tiene en cuenta la capacidad de las familias e individuos para adquirir los bienes y servicios que satisfagan sus necesidades básicas.
Los requerimientos mínimos por persona para poder acceder a la canasta básica de bienes y servicios se estimó para 2013 en 204.270 pesos para el agregado nacional, de tal manera que un hogar de tamaño promedio necesita, al menos, 714.945 pesos para no caer en situación de pobreza monetaria.
Según la nueva metodología de la MESEP, la pobreza y la miseria han disminuido, pero persisten grandes diferencias entre regiones y entre las zonas urbanas y rurales
-La situación de miseria o pobreza extrema (definida como la incapacidad para poder acceder a la canasta básica de alimentos, sin incluir otros servicios y bienes de consumo) se estimó para este mismo año en 91.689 pesos por persona y en 320.912 pesos para hogares con tamaños entre tres y cuatro personas.
Las cifras reportadas por el DANE permiten inferir que más de 4,5 millones de colombianos se encuentran en condición de pobreza extrema y que las zonas rurales presentan la mayor incidencia, pues el 21,8 por ciento de la población no puede satisfacer los requerimientos mínimos de alimentos. Esto significa que un hogar campesino de cuatro personas necesita 312. 320 pesos para adquirir los alimentos necesarios y sus ingresos apenas superan los 260.000 pesos.
¿Cuál es la intensidad de la pobreza?
Foto: Matt Lemon
Recicladores en Bogotá. |
Según la nueva metodología de la MESEP, la pobreza y la miseria han disminuido, pero persisten grandes diferencias entre regiones y entre las zonas urbanas y rurales.
Los datos desagregados para el año 2012 muestran que el valor de la línea de pobreza en las zonas urbanas supera en 1,7 veces el de las zonas rurales. También muestran que las familias campesinas tienen ingresos inferiores en un 20 por ciento al valor de la línea de pobreza rural, mientras que las familias urbanas se alejan en 11 por ciento de su valor de referencia.
La intensidad de la pobreza es entonces mayor en el campo que en las zonas urbanas. Pero al tener en cuenta los volúmenes de población, las cifras anteriores sugieren que la cantidad de dinero necesaria para que los pobres dejen de serlo debería distribuirse en tres cuartas partes para las zonas urbanas y el resto para las zonas rurales.
Por otra parte las disparidades regionales en la intensidad de la pobreza siguen siendo muy preocupantes. El número de pobres en las cabeceras municipales se redujo, aunque persisten diferencias significativas entre las trece principales áreas del país y las otras zonas urbanas. Mientras en las trece áreas la pobreza afecta al 18 por ciento de los habitantes, en las demás cabeceras municipales la cifra asciende a 42 por ciento.
Al comparar las cifras por departamentos se aprecia que Chocó, Cauca y Guajira se encuentran todavía por encima de la brecha observada en el resto del país: el ingreso por persona de un chocoano clasificado como pobre era de 78 mil pesos en 2012, cuando el valor de su canasta básica era de 167 mil pesos, es decir que no llegaba siquiera a la mitad del costo de la canasta.
Sugieren que la cantidad de dinero necesaria para que los pobres dejen de serlo debería distribuirse en tres cuartas partes para las zonas urbanas y el resto para las zonas rurales.
¿Son creíbles las medidas de pobreza?
Como señala Martín Ravallion, el grado de credibilidad de las líneas de pobreza y del recuento del número de familias e individuos en pobreza o en miseria resulta crucial para evaluar programas y diseñar políticas.
En efecto, la medición y el recuento de los pobres son sensibles a las metodologías adoptadas para construir las canastas y las líneas de pobreza e indigencia, así como a los métodos de cálculo de los ingresos de las personas y hogares. Hay un cierto consenso entre los expertos respecto a que la identificación del número de pobres varía drásticamente con la metodología utilizada.
El debate no cesa y muchos académicos se sienten tentados a pensar que la reducción de la pobreza se debe a los cambios metodológicos introducidos por el DANE y no a la efectividad de las políticas públicas. La MESEP ha señalado que el nuevo umbral redujo la medición de la pobreza respecto a la vieja metodología utilizada por el DANE, pero que el nuevo método para calcular el ingreso la aumenta, de manera que esto compensaría la posible subestimación.
Además de los refinamientos técnicos, importa el enfoque adoptado para la identificación de los pobres. Mientras la línea de pobreza se mide de forma indirecta por la vía del ingreso o del gasto, otros métodos como el de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) o el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) intentan una aproximación directa a las condiciones de las viviendas, el hacinamiento, la salud, la educación, la primera infancia y la tenencia de bienes, entre otros.
Para el enfoque multidimensional, que tiene en cuenta las condiciones de privación que enfrentan las familias, los pobres en Colombia llegaban al 29,4 por ciento en 2011 y disminuyeron al 27 por ciento en el 2012, valores más bajos que los del enfoque monetario de la línea de pobreza.
Chocó, Cauca y Guajira se encuentran todavía por encima de la brecha observada en el resto del país.
En todo caso, los progresos observados en la reducción de la pobreza, independientemente de los métodos o enfoques utilizados, guardan una estrecha relación con el crecimiento económico de los últimos años. Sin embargo, las disparidades urbano-rurales y las marcadas diferencias entre las principales capitales y el resto del país todavía son enormes. La pobreza monetaria extrema de las zonas rurales es muy alta y sus diferencias por departamentos son alarmantes, a pesar de las transferencias monetarias que reciben los hogares rurales a través del programa institucional de Familias en Acción.
Afrontar estos desequilibrios territoriales es un reto inaplazable del próximo gobierno. El Informe de Desarrollo Humano “Colombia rural, razones para la esperanza” señalaba la necesidad de introducir cambios de fondo en el orden social rural para superar la pobreza y resolver el conflicto rural mediante estrategias con enfoque regional.
*Director del Centro de Investigaciones y Documentación Socioeconómica, CIDSE, Universidad del Valle y profesor del Departamento de Economía en la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas. Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario