eltiempo.com, Por: RAFAEL QUINTERO CERÓN, 28 de Octubre del 2013
Agenda está llena de honores, nuevas estampillas y curiosos símbolos nacionales. Opinan expertos.
Declarar el agua de panela y la ruana como símbolos nacionales, reconocer 'la importancia religiosa del Cristo de Balcázar, en Caldas', crear la 'estampilla pro Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca' y sumarse al centenario del nacimiento del compositor Pedro Morales Pino, son apenas algunos ejemplos de las cientos de leyes que esperan ser aprobadas por el actual Congreso de la República y que generan polémica por su escasa relevancia nacional.
Para muchos, el problema no es su poca trascendencia. Es el 'trancón' que forman. El hecho de estar en la agenda prácticamente obliga a que sean consideradas y votadas. Y si bien no se les da mayor debate, la cantidad es tal que podrían ponen en riesgo la discusión de iniciativas realmente prioritarias en el Congreso.
O eso es al menos lo que considera el representante a la Cámara Miguel Gómez, uno de los principales críticos de este tipo de iniciativas, y quien realizó una reciente recopilación de todas esas normas que, en su concepto, deberían depurarse no sólo para facilitar el trabajo legislativo y centrar la atención en temas verdaderamente importantes, sino para optimizar el control político y social al trabajo del Congreso.
Según cifras de Gómez, desde 1991 se han hecho 37 reformas a la Constitución y se han aprobado 1677 leyes. Eso significa que cada año son aprobadas, por lo menos, 77 iniciativas.
Y para Gómez, con esa cantidad de normas de papel, es muy difícil para un gobierno y en general para las autoridades hacer 'control de calidad y de contenido'.
"Todo esto entorpece el trabajo legislativo, porque al final del período se acumulan esos proyectos que no sirven para nada y toca inscribirlos en el orden del día, aprobarlos y votarlos. En mi concepto, estas normas hacen estorbo. Y lo peor es que ni siquiera se discuten, sino que se sacan adelante en esas maratones de pupitrazos que se ven a fin de año", dijo Gómez.
¿Por qué existen?
Aunque generan polémica, este tipo de normas tienen sustento legal y hacen parte de las atribuciones que tiene el Congreso según la Ley Quinta de 1992, que reglamenta la labor del Legislativo.
En esa norma se señala que una de las competencias de esta entidad es legislar para favorecer a las regiones y promover la ejecución de inversiones públicas en estas.
Igualmente, el artículo 341 de la Constitución, en el que se establece el Plan de Desarrollo Nacional, que es aprobado por el Congreso, deja claro que desde el Legislativo se pueden realizar modificaciones en las inversiones públicas siempre y cuando se mantenga el equilibrio presupuestal.
Y muchas de esas iniciativas, como las que crean estampillas, tienen el propósito de obtener más recursos para el desarrollo de obras a nivel local. De hecho, en el texto que se somete a discusión se debe dejar claro cuáles proyectos se impulsarán o a cuáles obras se destinarán los recursos.
"En algunos casos, crear una estampilla nueva permite aumentar impuestos a algún producto, muchas veces en la industria licorera, para desarrollar obras de infraestructura muy localizadas", explicó Laura Wills, directora de Congreso Visible, de la Universidad de los Andes.
Pero hay otro tipo de iniciativas en las que no necesariamente se destinan recursos. Es el caso de las que pretenden rendir homenaje a personas o instituciones con aportes sociales, artísticos o educativos destacados en alguna región del país.
"Estas iniciativas, en general, hacen parte de la estrategia de los políticos locales para sumar apoyos en sus regiones y de esta forma buscar su reelección. Es una forma que tienen de hacerse visible en sus lugares de influencia", aseguró Wills.
Todas estas iniciativas deben presentar, además del articulado, una argumentación histórica social, económica y legal sobre por qué debe ser discutida en el Congreso y convertirse en Ley de la República.
Un ejemplo de esto es la introducción que se puede leer en el proyecto de ley que pretende convertir el agua de panela en un símbolo nacional: "(estos proyectos) pueden parecer poco atractivos (...) pero tienen un gran significado en tanto buscan colocar la reflexión sobre la problemática del patrimonio (...) a partir de la constatación de que (...) solo puede sobrevivir si es apropiado socialmente por sus herederos, propietarios, usuarios y portadores, y el Congreso debe coadyuvar en estos resultados, dándoles rango legal a estas expresiones", dice en el texto de la iniciativa.
Que se discutan en las regiones
Más allá del debate, algunos expertos consultados consideran que debería reformarse la reglamentación del Congreso para permitir que se enfoque en discutir las normas de trascendencia nacional y evitar este tipo de iniciativas locales o departamentales.
"Creo que tiene que haber una redefinición de las reglas de juego en ese sentido. Si bien algunos permiten financiar proyectos de desarrollo en las regiones, temas como los homenajes o las celebraciones no deberían ser discutidos en una instancia nacional", consideró Pedro Medellín, doctor en ciencias políticas de la Universidad de París.
Por eso, propuso que sean las asambleas departamentales las que se encarguen de este tipo de iniciativas y, de esta forma, se descongestione el Legislativo.
"Todo ese tipo de temas son de competencia de las asambleas departamentales. Valdría la pena pensar en modificar la Ley Quinta y redefinir los campos de competencia del Congreso", opinó Medellín.
Esa es la misma opinión del representante Gómez, quien puso como ejemplo una iniciativa que se discute actualmente en el Congreso y que busca, por ley, que la Nación se una a los 100 años del Deportivo Independiente Medellín. "Puede que sea uno de los equipos más importantes del país, pero no corresponde al Congreso debatir o abordar este tipo de temas. Eso es para el Concejo Municipal de Medellín", dijo.
Laura Wills, sin embargo, no estuvo del todo de acuerdo con ese planteamiento. Si bien abundan las leyes de ese tipo, no es mucho el tiempo que se les dedica y por tanto, consideró, no entorpecen la labor legislativa. Simplemente se aprueban o se hunden sin mayor parafernalia. Además, hacen parte del andamiaje político del país.
"No podemos desconocer que hay relaciones importantes entre los políticos de diferentes niveles. Diputados, concejales, congresistas y gobernadores están relacionados y hay fórmulas en los cuales unos apoyan a los otros. Probablemente en otros recintos se podrían discutir estas iniciativas, pero más allá de eso está la promoción de redes que son muy importantes", conceptuó Wills.
En lo que sí coincidieron las voces consultadas, es que, más que la cantidad de proyectos de ley presentados, el balance del Congreso debería basarse en la calidad y la trascendencia de las normas aprobadas.
RAFAEL QUINTERO CERÓN
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM
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