Ramiro Santa
La innegable realidad del envejecimiento de la población debido al
desarrollo de nuevas tecnologías de prevención de enfermedades, mayor
conciencia del cuidado, mejor alimentación, mejor acceso a los servicios de
salud, erradicación de enfermedades, nos obliga a incluir otro punto en la
agenda de país: el reconocimiento, la dignidad y el bienestar del adulto mayor.
En el marco internacional, se desarrolló el encuentro del año 2001 del
foro Caux Round Table para el Capitalismo Moral*, donde
grandes pensadores, académicos, industriales e iglesias debatieron sobre los
principios fundamentales aplicables a las empresas, se conversó también sobre
la inviabilidad económica de los modelos de pensión en países de
crecimiento poblacional negativo y la necesidad de buscar alternativas
sostenibles para el cuidado de los adultos mayores.
Ese año, además de los líderes como el presidente de NEC,
Hisashi Kaneko; Lord Daniel Brennan del Reino Unido y
eruditos de la academia como Stephen B Young, líderes sociales como el presidente
honorario de la Cruz Roja Internacional (Cicr), Cornelio Sommaruga; nos
acompañaron jerarcas del judaísmo David Shlomo Rosen, de la iglesia
musulmana y de la iglesia católica el Papa Juan Pablo II y el cardenal
Paul Poupard. Fueron dos días de discusiones sin poder resolver la
ecuación, pues son muchos los que adquieren el derecho a
la pensión, pero por el fenómeno demográfico y económico, son pocos
los que están pagando la cotización lo cual redunda en un modelo inviable
a largo plazo.
El último día, la conclusión del Cardenal Poupard fue reveladora,
porque hizo referencia a una niña que llorando le había solicitado ese día, ahí
en Suiza, una misa por el alma de su abuelo que había fallecido un año atrás y
le hacía mucha falta. “En este momento entendí cuál es la solución”,
dijo Poupard en la plenaria. “Es el mandamiento más importante
después de Amar a Dios, nuestro Padre. Es el mandamiento de Amar u honrar a
nuestro padre y nuestra madre en la misma medida, entrega, paciencia y dedicación”.
Hoy vemos a algunos de nuestros progenitores en asilos porque no tenemos
tiempo para ellos. Algunos pasan tiempo solos en hospitales porque nuestras
agendas están llenas de compromisos, hasta que llegan los fines de semana y
alguno se acerca a visitarlos. La reflexión para todos es, si estos son los
ejemplos para nuestros hijos porque:
1. No debemos esperar comportamientos diferentes para con nosotros en el
futuro.
2. No esperemos nuevas leyes y decisiones que dignifiquen a quienes han
cuidado de nosotros y construido nuestro país.
3. No conocemos el amor más poderoso que
es el lo padres con los hijos ni el fundamento de la sociedad
que es la familia.
El país que hoy tenemos es sin duda el resultado de la construcción tenaz
de la gente honesta, trabajadora y luchadora que se refleja en cifras
importantes como son: el crecimiento económico, la disminución de la pobreza y
la disminución de la mortalidad infantil. Eso nos indica que cada vez tenemos
una mejor sociedad, soportada en instituciones más fuertes, justicia incluyente,
agricultura más diversa, industria eficiente y democracia vigente, entre otros.
Lo que hoy tenemos no es más que el resultado de lo que construyeron nuestros
padres y abuelos, personas mayores, que aportaron sus ideas, con el sacrificio
de los mejores años de su vida de trabajo.
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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