Sergio Clavijo - anif@anif.com
La prolongada “resaca” que ha dejado el fin del súper-ciclo de
los commodities (2014-2019) se ha traducido en serios desbalances
macro-fiscales para buena parte del mundo emergente. En particular, la
destorcida minero-energética ha significado pesados lastres en las economías
exportadoras de commodities de América Latina, con especial afectación en la
llamada Alianza del Pacífico (AP), la cual comprende a México, Chile, Perú y
Colombia. Estos países se han caracterizado por tener potencial para superar su
dependencia exportadora de mineros-energéticos y, sin embargo, continúan con
altas concentraciones de 60%-70% de su canasta exportadora en materias primas.
La excepción ha sido México, que aprovechó el Nafta (1994-2016) para mejorar su
desarrollo industrial, pero que enfrenta ahora una compleja geopolítica para
continuar esa tarea bajo el nuevo USmca (pendiente de ratificaciones
legislativas).
Ello
se ha reflejado en serios desafíos macro- financieros para los miembros de la
AP, destacán- dose: i) menores crecimientos potenciales de solo un 2,5%-3,5%
anual vs. 4,5%-5,5% del período pre-Lehman; ii) pérdidas cercanas a 2%-3% del
PIB de ingresos fiscales ; y iii) marcadas devaluaciones de sus monedas frente
al dólar, aunque cabe aplaudir que esto ocurra precisamente en un marco de
manejos cambiarios relativamente transparentes y flexibles.
En
Colombia, la coyuntura fiscal se ha ido complicando por cuenta de los fallidos
intentos por incrementar la presión tributaria (siendo la Ley 1943 de 2018 el
más reciente ejemplo) y las fallas en la institucionalidad fis- cal, donde la
Regla Fiscal (RF) no ha logrado un apropiado “anclaje fiscal”. Sobre esto
último, es claro que la excesiva discrecionalidad fiscal, por cuenta de una RF
que no se enfoca en los parámetros “profundos”, ha conllevado pérdida de
credibilidad y tanto el FMI como las calificadoras de riesgo argumentan a favor
de una nueva reforma tributaria que logre elevar el recaudo durante el período
2020-2022. De hecho, es sabido que la relación Recaudo Neto/PIB de Colombia se
en- cuentra en una peligrosa senda descendente, desde 14% hacia un 13% durante
el horizonte 2019-2022, por cuenta de los excesivos alivios corporativos, que
no lograrán compensarse con lo ganado en personas naturales, y ante la ausencia
de una adecuada expansión del IVA a tasas de 19%.
En
esta nota compararemos la situación fiscal de Colombia con sus pares de la AP,
con el fin de evaluar la posición relativa del país frente a la región.
El caso de Chile
El
total de ingresos tributarios de Chile se ha incrementado de 16,9% a 17,5% del
PIB durante el período 2003-2018. Sin embargo, si a esa cifra le añadimos las
contribuciones referidas a la seguridad social y los recaudos no tributarios,
se observa que el total de ingresos en realidad ha descendido marginalmente de
21,9% hacia 21,7% del PIB durante esos 15 años. Estos menores ingresos públicos
de Chile se explican, en buena medida, por el desplome de los precios del cobre
durante ese período, los cuales no lograron ser compensados por los ingresos
adicionales de la reforma tributaria de 2014.
El caso de Perú
Allí
los ingresos tributarios se han incrementado en cerca de +1,2% del PIB durante
2003-2018, llegando a 14% del PIB (aunque inferior a 16%-17% del PIB observado
en los picos de 2011-2012). Al sumar los ingresos de la seguridad social (2,1%
del PIB) y los ingresos no tributarios (2,5% del PIB), sus ingresos totales
muestran incrementos de 17,6% a 18,6% del PIB durante 2003-2018.
El caso de México
Los
ingresos tributarios de México se han reducido en cerca de un 1% del PIB
durante 2003-2018, pasando de 13,8% en 2003 a 13,1% del PIB actualmente (vs. el
pico de 17% del PIB logrado en 2014). Sin embargo, sus ingresos totales se han
incrementado levemente por cuenta de los mayores ingresos no tributarios
(pasando de 7,5% a 8,3% del PIB). Nótese que los ingresos provenientes de las
contribuciones a seguridad social se han estancado en un 2% del PIB. México
también ha visto incrementar sus gastos en un 2% del PIB durante 2003-2018,
pasando de 23,9% del PIB a 26% del PIB.
El caso de Colombia
En
Colombia, el recaudo tributario consolidado (incluyendo cerca de 3% del PIB de
los territorios) se elevó de 15,1% a 19,2% del PIB durante 2003-2018. Nótese
cómo ese nivel de recaudo de Colombia está por encima del de Chile, Perú o
México en un 3%-8% del PIB. Pese a este aparente avance en eficiencia de la
estructura tributaria colombiana, es importante recordar la senda descendente
en Recaudo Neto/PIB que trajo consigo la Ley 1943 de 2018, lo cual estará
drenando los ingresos tributarios (en el consolidado público) hasta llegar a un
18% del PIB a la altura de 2022. El balance es que Colombia continuaría por de-
bajo de la relación Recaudo Neto/PIB en cerca de un 2% del PIB respecto del
promedio de países Ocde.
Estructura
tributaria competitiva y sostenibilidad fiscal (a manera de conclusión)
Una
adecuada estructura tributaria debería permitir allegar los recursos necesarios
para cumplir con las obligaciones del gobierno, introduciendo la menor cantidad
de distorsiones al funcionamiento del mercado. En ese sentido, entre más
fricciones acarree la tributación, menor será la competitividad del país. Es
bajo este entendido que la reducción de la tasa de tributación de las empresas
se ha tornado en menester para todos los gobiernos de la región
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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