domingo, 9 de junio de 2019

Desplome del empleo y balance comercial

Por: Eduardo Sarmiento

Luego de la divulgación de las cifras del primer trimestre, aparecieron cifras que revelan un agravamiento creciente de la economía. El empleo cae 3 % con respecto al año anterior. Las importaciones crecen 11 % y las exportaciones descienden. Frente a este panorama, la OCDE, el Banco Mundial y el FMI procedieron a subir las proyecciones de crecimiento a 3,6 %.
El deterioro del mercado laboral revela una seria deficiencia estructural de la demanda. El ingreso nacional crece por debajo de la productividad del trabajo. Por lo demás, las dificultades para encontrar empleo han creado un estado de pesimismo. No obstante la fuerte inmigración venezolana, la tasa de participación en el mercado desciende. En el último año se retiraron 1’100.000 personas del mercado laboral y se convirtieron en inactivas. Lamentablemente, las personas desestimuladas por la dificultad de conseguir empleo desistieron de buscarlo.
Como se ha señalado repetidamente, la otra falla estructural es la balanza de pagos. La enorme diferencia entre las importaciones y las exportaciones ocasiona una severa contracción de demanda que no ha sido compensada con el mercado interno. La economía opera con un exceso de ahorro que deprime el salario y se verá agravado por la caída de los precios del petróleo y la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Por qué entonces los organismos internacionales suben su proyección con respecto al dato del primer trimestre. Porque está basada en un modelo de variables universales que evolucionan en forma similar en todos los lugares, como el déficit fiscal y la inversión, y desconocen las condiciones estructurales de los países, más concretamente el sector externo y el mercado laboral. Por eso fracasaron durante cinco años en las proyecciones y en las recomendaciones de política que han sido seguidas sin beneficio de inventario por los gobiernos. Por ejemplo, la Ley de Financiamiento, de bajar los impuestos al capital y subir los del trabajo, acentuó la deficiencia de demanda que mantiene el crecimiento de la producción y el empleo por debajo de 3 % y deprime el empleo.
Las instituciones dominantes no tienen ninguna capacidad para enfrentar estados estructurales. Los diagnósticos no van más allá de los lugares comunes y las acciones se reducen a la tasa de interés de referencia y a la regla fiscal aplicadas en forma aislada. El desempleo y el déficit en cuenta corriente quedan a cargo del mercado.
Lo grave es que los desaciertos conjuntos de los organismos internacionales en las proyecciones han generado un estado de desconcierto e inseguridad entre las autoridades económicas y estadísticas. El DANE y el Banco de la República no saben cómo proceder cuando sus índices y metodologías discrepan de las personalidades de los organismos internacionales. Sin ir muy lejos, el gerente del Banco de la República cuestiona al DANE por la presentación de las cifras del primer trimestre por encima de la realidad estadística.
El país enfrenta una delicada situación externa e interna, que no se aprecia en la información de la inversión y los flujos financieros de los organismos internacionales. No es un problema de cifras. La demanda se desploma y la transición no se ha diagnosticado ni entendido.
En fin, la economía colombiana se encuentra ante un monumental desbalance ocasionado por los desaciertos del Banco de la República y el fracaso del libre comercio. No es algo que se pueda remediar con medidas cosméticas. Se requieren reformas de fondo en la orientación del Banco de la República, la regulación comercial y cambiaria y las prioridades sectoriales.


Reflexiones al tema pensiones

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