Sergio Clavijo - anif@anif.com
La tasa de desempleo ha continuado arrojando preocupantes
resultados al incrementarse en +1,1 puntos porcentuales (pps) en lo corrido de
2019 (enero-abril), promediando ahora un 11,4%. Cerca de la mitad de ese
deterioro se explica por lo ocurrido a nivel urbano en las 13 principales
ciudades del país (+0,7 pps).
Esta
trayectoria está tornando muy difícil que se cumpla el pronóstico de Anif de
eventualmente reducir al 9,4% el promedio del desempleo en 2019 (vs. 9,7%
observado en 2018). Pese a que se tiene la idea de que parte de ese deterioro
se explica por la presión laboral resultante de 1,6 millones de inmigrantes de
Venezuela (+2% de nuestra PEA), las cifras señalan que la tasa de participación
laboral, de hecho, se ha reducido en -0,3 pps, promediando un 63,2% en
enero-abril de 2019.
Ha
sido más bien el negativo impacto de elevar el Salario Mínimo Legal (SML) en 6%
(2 pps por encima de lo que era económicamente sensato) y la baja tracción que
muestra la creación de puestos de trabajo (-0,5 pps en enero-abril de 2019) lo
que está detrás de este mal desempeño del mercado laboral. Además, llama la
atención que, en vez de focalizarse en los problemas fundamentales, el Gobierno
Nacional continúe desorientado gastando sus energías en temas de tercer orden,
como la reglamentación de las bases de cotización de los trabajadores
independientes (tras equivo- carse al proponer subirlas en el Plan Nacional de
Desarrollo, ver Comentario Económico del día 6 de marzo de 2019) y en tratar de
darle un tercer aire al fracasado sistema de los Beneficios Económicos
Periódicos (BEPs).
Todo
esto luce aún más preocupante a medida que escala la tasa de desempleo y se
empiezan a deteriorar las ganancias que se tenían en materia de formalización
laboral. En efecto, hay indicios recientes de que los dineros asociados a las
cotizaciones del PILA estarían reduciéndose nominalmente (cuando cabría esperar
un incremento cercano al +6% anual por cuenta del reajuste del SML).
Esto
es señal de que los independientes “se están zambullendo” nuevamente, frente al
doble efecto de una Ugpp insistiendo en cobrar “impuestos-puros” sobre ingresos
que nada tienen que ver con el mundo laboral y en momentos en que se ha
restituido el oneroso “impuesto patrimonial” (Ley 1943 del 2018). Pero aún a
nivel de los asalariados, cabe recordar que solo un 45% de la PEA cotizó al
menos dos veces durante el último año y solo el 20% lo hace a lo largo de todo
el año (ver gráfico adjunto).
Nuestro
llamado de atención en esta ocasión tiene que ver con el agravamiento del
problema de formalidad laboral y calidad de las contribuciones al PILA por
cuenta de los riesgos inminentes que encierra la reglamentación que se haría
del manejo de BEPs aprobado en el PND (Art. 197 de la Ley 1955 de 2019).
Este
riesgo consiste en que trabajadores que devenguen por debajo de 1 SML podrían
entrar a cotizar un 15% del sueldo (14 pps para BEPs y 1 pp para ARL) y de esta
manera “entrar al mundo formal” aduciendo que cumplen con el “piso mínimo de
protección social”.
El
problema es que esta era una idea que originalmente se había planteado para ser
aplicada al sector rural, donde los ingresos bien podrían estar por debajo de 1
SML y los tiempos por debajo de los 20 días al mes. De hecho, Anif aplaudió el
“jornal diario integral-rural” para ser aplicado en tiempos de cosechas,
especialmente cafetera (ver Informe Semanal No. 1439 de noviembre de 2018).
Sin
embargo, si el Gobierno decide extender esta idea al sector urbano, pronto
estaríamos drenando los ingresos públicos de Colpensiones-AFPs y del sistema de
salud en su totalidad, agravando también la difícil situación fiscal.
Claramente la Ugpp no estaría en condiciones de controlar “contrataciones
temporales-urbanas”, contribuyendo por debajo de 1 SML, las cuales vendrían a
sustituir las cotizaciones que en cerca de un 65% hoy se hacen a nivel de 1 SML
en el PILA.
Por
último, cabe repicar aquí sobre lo fútil que resulta insistir en el esquema de
BEPs, donde se ha comprobado que los estratos bajos (aquellos que no lograron
allegar tiempos/dineros para acceder a una pensión) simplemente no tienen
capacidad de ahorro.
De
allí que no deba sorprendernos que de un total de afiliados de 1,3 millones al
cierre de 2018, tan solo 230.000 (18% del total) ahorraban. ¿Y sabe usted
cuanto ahorraban en promedio mensual? Cifras tan bajas como $18.000/mes, con lo
cual resulta una ilusión pensar que los BEPs serán la tabla salvadora de
nuestros náufragos-pensionales.
Por
todas estas razones, Anif ha venido insistiendo en que una buena solución sería
aplicar los dineros ya existentes en las AFPs del Fondo de Garantía de Pensión
Mínima (Fgpm), que son cerca de $22 billones equivalentes a casi el 2,2% del
PIB, para comprar “rentas vitalicias” de 1 SML para unos 500.000 ahorradores
que sí estuvieron cerca de alcanzar sumas de $150 millones a lo largo de su
vida laboral (sabiéndose que lo requerido para tal fin bordea hoy los $180-$200
millones por “anualidad”), ver Informe Semanal No. 1457 de abril de 2019.
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
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