viernes, 26 de abril de 2013

Una diminuta mirada literaria a la realidad Pensional.


POR: YOLANDA SALGADO DE VELASCO  

Haciendo un paréntesis literario, basados en la joya del escritor ruso Fedor Dostoievski, “Los hermanos Karamazov”; tendríamos que cada uno de los tres  personajes de la obra, simbolizan metafísicamente el cuerpo, la mente y el espíritu del hombre.  En este magnífico tomo, se nos devela un discurrido interrogante: “Cómo debe vivir un ser humano y para quién debe hacerlo?”

Si el individuo lo conforman estos 3 elementos, trayéndolo al caso de la realidad pensional colombiana, podemos colegir que Estado y Pueblo convergen así: El Estado (cuerpo), el gobierno (mente) y el espíritu (pueblo), formando un solo ser.  De tal modo, el ser no se autolesiona  en forma voluntaria y permanente.  Por lo que tiene que reorientar sus componentes adversos (conducta irracional, sufrimiento psíquico o desequilibrio mental) y sueños, a alcanzar lo mejor para sí y los demás.
Es allí cuando se proyectan opciones, esquemas, estrategias para el adecuado desarrollo de las condiciones de vida.  En esa medida es ilógico que pueda el Estado-Gobierno, seguir transgrediendo al gremio de pensionados, siendo un mismo ser, a través de la aplicación de normas perversas que fusilan el bienestar de este sector de la población, como la Ley 100 de 1993, Ley 797 de 2003, Acto Legislativo 01 de 2005, Ley 1250 de 2008, entre otras.
Esta insana situación, pareciera provenir de ideas plasmadas en la obra “La Voluntad de Poder” del Filósofo Idealista Alemán Friedrich Nietzsche, a comienzos del Siglo XX, donde se evidencia una concepción antimasas del pueblo y una inclinación antihumanista, la cual refiere que la fuerza motriz universal de desarrollo es la lucha por la existencia o voluntarismo, teoría que se opone totalmente a la RAZON.
Queda entonces comprometida la reforma pensional 2013, a alcanzar propiamente dicho los fines del Estado, consagrados tan sabiamente en el artículo 2 de la Carta Política de 1991, desplazando cualquier desvío “voluntarista” que pretenda entorpecer el acatamiento de la supranorma.

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