Lasilla vacia
Habían sido dos días de quejas y reclamos de los alcaldes del
país en contra del Gobierno Nacional y el Presidente Santos no podía llegarles
con cualquier respuesta. En medio de algunas rechiflas y con evidente molestia,
los mandatarios que asistieron al Congreso Nacional de Municipios -que se realizó
del miércoles al viernes pasado en Cartagena- aseguraron que el Ejecutivo está
acabando con la descentralización y que les hace promesas de recursos que
después no les cumple. Se agarraron con el ministro Vargas Lleras porque
éste llegó, les dio un discurso y se fue sin escucharlos. Y hasta amenazaron
con no apoyar la reelección presidencial. Cuando Santos llegó para la clausura,
a sus críticas sumaron un viejo reclamo: la ampliación de su
periodo institucional a seis años.
Así fue que frente a un auditorio en tensa calma, el viernes pasado el
Presidente lanzó el globo que terminó explotándole en la cara: dijo que estaba de acuerdo con la
ampliación del periódo de los alcaldes y prometió que llevaría el tema a la
Mesa de Unidad Nacional. Pero a esa idea agregó que lo mejor era alinear las
elecciones de alcaldes, gobernadores, congresistas, concejales, diputados y
Presidente. Y que, para cumplirlo, si él se presentaba a la reelección lo haría
sólo por dos años para que los periodos comenzaran a coincidir.
El anuncio arrancó las sonrisas y los aplausos de los alcaldes que antes
estaban molestos. Pero lo que parecía un hit se vino en contra de Santos hoy
cuando comenzaron los cuestionamientos a su idea de reelección y al Presidente
le tocó retractarse de todo lo propuesto y decir que era
inconveniente tramitarlo ahora.
“Pensé, equivocadamente, al parecer, que una iniciativa de esta
naturaleza sería de buen recibo por todos, incluyendo la oposición”, dijo
Santos en una carta pública enviada al presidente del Congreso, Roy Barreras, sobre
el anuncio que muchos interpretaron como improvisado porque no se lo consultó a
casi nadie.
¿Qué quería Santos y por qué le salió el tiro por la culata? La Silla
consultó con varias fuentes del círculo cercano al Presidente y una de las
conclusiones principales es que, como bien lo dijo Santos en su carta a Roy
Barreras, el Presidente pensó que su idea de reelegirse sólo por dos años iba a
generar más consenso.
Especialmente teniendo en cuenta recientes encuestas como la que acaba
de publicar la Revista Semana, en la que si bien
se ve frenada la caída de la imagen de Santos, se muestra que el 63 por ciento
de los encuestados está en desacuerdo con la reelección por cuatro años.
Es posible que Santos haya pensado que proponer su reelección por apenas
dos años era una muestra de desapego por el poder y de respeto por las reglas
de juego, pues no planteó ampliar su período (como sí lo hizo en el caso de los
alcaldes) sino ir a las urnas sólo que por un mandato de menos tiempo.
“El tema de las encuestas lo tiene muy alterado y quizás por eso pensó
que este era un buen planteamiento”, le dijo a La Silla un congresista cercano
al mandatario.
La lectura de muchos, sin embargo, no fue esa, sino toda la contraria.
Quedó la sensación de que Santos estaba dispuesto a cambiar las reglas
del juego electoral actual en beneficio propio, pues pocos contendores se le
medirían a invertir en una campaña presidencial seria por un periodo de apenas
dos años. Es decir, como el tema de la reelección está tan difícil y genera
tanto desacuerdo, esta jugada del Presidente se interpretó como una movida para
asegurar que -con el argumento de que son solo dos años- lo reelijan y, de
paso, darle más tiempo al proceso de paz.
Eso a pesar de que el ministro del Interior, Fernando Carrillo, ha
insistido varias veces en que el Gobierno Nacional no va a presentar reformas
políticas.
Por otro lado, Santos demeritó su propia reelección al dar a entender
que ésta no es tan crucial porque puede ser por dos años.
¿Y por qué por dos años? Esto también causó polémica. Al menos eso
indican los rumores de pasillo de hoy que decían que a Santos le interesa la
reelección sólo por dos años porque estaría interesado en ser el nuevo
secretario general de la ONU, que se elige en 2016. Un interés que Santos nunca
ha manifestado ni insinuado.
¿Qué más quería Santos que le salió mal? Obviamente quedar bien con los
alcaldes descontentos. Y sí, quedó bien, pero apenas por unas pocas horas, pues
les hizo la promesa de comenzar a tramitar la ampliación de sus periodos y
luego reculó.
Muchos de ellos podrían salir a decir ahora que el Presidente los
engañó. Y eso no sería bueno para el Primer Mandatario, menos si se quiere
reelegir, pues como le recordó la alcaldesa de Villarrica (Tolima), Aurora
Rodríguez a El Espectador: “Nosotros, los alcaldes de Colombia,
somos los que lo podemos llevar a la reelección o hacérsela perder”.
Aunque en realidad la principal bandera de Santos para reelegirse no son
los alcaldes sino el proceso de paz. El problema es que esta bandera también resultó
afectada.
Con su anuncio del viernes, es posible que el Presidente haya querido
asegurar la aprobación sin líos del marco jurídico para la paz aplazando el
período del propio Congreso. Si bien Santos no fue explícito en su idea de
ampliarle el periodo al actual Congreso, eso fue lo que dio a entender al decir
que quería "alinear todos las elecciones" y que sólo él iría a las
urnas.
La aprobación del marco para la paz en plena época preelectoral va a ser
muy complicado porque para ningún congresista será rentable políticamente
defender la posibilidad de perdonarle los crímenes que han cometido los
guerrilleros para que puedan participar en política. Si se posterga el período
electoral dos años, la discusión de la ley estatutaria del Marco para la Paz
podría ser más fácil.
Eso y dos años más de gobierno para consolidar la paz con las Farc eran
la idea del Presidente. Sin embargo, la sensación que dejó no fue esa sino la
de que la paz está amarrada a su reelección (algo que no quieren muchos colombianos)
y lo que es peor, que los acuerdos con la guerrilla podrían demorar años y no
meses como ha prometido Santos.
Un muy mal mensaje. El mismo Acuerdo Marco del proceso de paz señala que
la negociación debe hacerse en el menor tiempo posible tanto internamente en la
mesa de La Habana como en el público, hay el entendido de que hay una ventana
de oportunidad muy corta para hacer la paz que se debe aprovechar.
Como dijo Enrique Santos en la entrevista con La Silla, una de las razones para pensar que este proceso puede funcionar es
porque por primera vez están alineados los intereses políticos de la guerrilla
y del Establecimiento.
La Marcha Patriótica, que podría ser una de las pistas de aterrizaje
político de las Farc, quiere participar en las próximas elecciones. Y el
Establecimiento, representado en la Unidad Nacional, tiene interés en sacar
adelante el proceso de paz para seguir en el poder.
Sin un proceso de paz exitoso en un plazo corto, el uribismo podría
verse fortalecido en la contienda y crear una coalición grande en contra de la
Marcha Patriótica y de la Unidad Nacional.
Con su anuncio, para muchos fue como si Santos le hubiera dicho a la
guerrilla que no hay afán y que se pueden tomar el tiempo que quieran porque
estamos incluso dispuestos a cambiar la Constitución, cuando es la primera vez
que las Farc parecen haber abandonado los tiempos campesinos y estar en el
mismo ritmo que el Gobierno.
Tal fue esta sensación que el mismo Presidente, en su carta a Roy
Barreras, intentó aclarar el asunto: “Quiero aprovechar la oportunidad para
aclarar que esta discusión NADA tiene que ver con el proceso de paz. Sigo pensando,
hoy más que nunca, que para ser exitoso este proceso debe durar meses y no
años”.
Como si fuera poco, con su propuesta de reelección por dos años, el
Presidente Santos volvió a situarse cerca de la exsenadora Piedad Córdoba (como
lo estuvo cuando apoyó la marcha por la paz del pasado 9 de abril), quien hace
varias semanas había propuesto ampliar el periodo del Presidente por dos
años más para poder continuar con el proceso de paz.
En este río revuelto, por supuesto, aprovechó para salir a pescar el
expresidente Álvaro Uribe, quien también relacionó la propuesta de Santos con
el proceso de paz y en declaraciones a BLU Radio cuestionó: ¿Si el Gobierno ya tiene todo
negociado con las Farc, para qué más tiempo?
Por último, al Presidente le salió el tiro por la culata precisamente
por Uribe, pues ratificó su miedo electoral al expresidente al proponer la
ampliación -así haya sido implícitamente- del periodo de los actuales
congresistas, lo cual hubiese tumbado la elección de 2014 y evitado que las
listas de Uribe llegaran al Legislativo. Al menos por ahora.
“Yo no sé si en el fondo de su corazoncito, ese miedo fue lo que movió
al Presidente. En todo caso, si hubiese hecho esa propuesta más explícitamente
a lo mejor hubiera sido acogida mejor, sobre todo en el Congreso”, le dijo a La
Silla un senador que tiene buena comunicación con Santos.
Otro senador, Juan Lozano, de La U, habló también con La Silla para
mandarle un mensaje a Santos: "No se deje perturbar por las encuestas, por
fortuna escuchó el clamor en contra de ese engendro y, frente al debate, no
improvise. Hasta la coalición de la Unidad Nacional es frágil".
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