Ricardo de Jesús Castiblanco Bedoya Por:
Foto: Pixabay
Deben llenarse de argumentos sólidos para sustentar sus posiciones frente a esta propuesta.
Una dura prueba la espera al sindicalismo colombiano en la mesa de
concertación sobre reforma laboral convocada por el Ministerio del Trabajo, en
la que tendrán un papel a jugar junto a gobierno y empresarios y no como
simples consuetas de la participación formal.
Los temas a tratar son de fondo y representarán el futuro de la
contratación laboral en el país, hoy de capa caída al ser suplantada por
efectos de la tercerización y de la prevalencia del contrato de prestación de
servicios, con las que el empresariado le hizo el quite a la legislación
laboral de cuya añosidad se queja.
Pero no se puede ir tampoco con la tradicional posición del no a todo, que
ha caracterizado la política de negociación del sindicalismo tradicional
imbuido por la lucha de clases como principio.
El sindicalismo también debe
evolucionar y entender que es el bienestar de todos los trabajadores el que
está en juego, afiliados y no afiliados a las organizaciones de cualquier
nivel, militantes o no de las causas políticas de la dirigencia; de hecho, el
fortalecimiento del sindicalismo entra en el temario de la mesa y representa
una vieja aspiración, acabar con la atomización del movimiento, que ha
permitido su debilitamiento institucional histórico y motivado no solo por estrategias
de “la patronal”, sino muchas veces por el mismo canibalismo de dirigentes
radicales.
Aquí vale la pena recordar la experiencia vivida en los años 90, cuando
Sintraelecol presentó el primer pliego unificado de peticiones de los
trabajadores del sector eléctrico, intento que después se diluyó en ambiguos y
poco transparentes contratos sindicales que terminaron sin pena, ni gloria con
la privatización de las empresas; esta era una realidad que no podía detenerse
con gritos, marchas y consignas y que el sindicalismo no supo manejar para
garantizar derechos colectivos de los trabajadores, en no pocos casos los
mismos sindicatos o trabajadores terminaron siendo contratistas de las
empresas.
Pero volviendo al tema, debe señalarse que la prevención del sindicalismo
frente a estas propuestas de reformas laborales no son gratuitas, retomando lo
dicho por la señora Ministra del Trabajo Alicia Arango, el Código Sustantivo
del Trabajo lleva 50 años, pero de desconocimiento por gran parte del sector
empresarial, que ha logrado reformas en el 90, 93 y 2002, modificando las
condiciones de contratación y los derechos económicos y sociales de los
trabajadores, sin que los empresarios a cambio hayan incrementado la formalidad
laboral; como si la informalidad, que hoy supera el 60% de la población en
capacidad laboral, fuera la excusa permanente para presionar más reformas a su
favor.
Y no es una letanía de la izquierda o sindical, es una realidad que ha sido
cuestionada incluso por entidades tan respetables como la Fundación Corona,
creada por la familia Echavarría Olózaga, sobre quienes no puede tenderse manto
de duda o de señalamientos de socialistoides para descalificarlos; dicha
fundación se ha encargado reiteradamente de demostrar probadamente cómo nuestra
dirigencia empresarial pretende mantener políticas y prácticas de relaciones
laborales del siglo XIX, culpando al sindicalismo y a los trabajadores de todos
los males de la empresa colombiana.
La Fundación Corona ha señalado con acierto que los problemas de productividad
en el país no están relacionados con la inflexibilidad de la normatividad
laboral, sino que hay razones atribuibles al mismo empresariado como la
ausencia de procesos reales de talento humano: “La relación negativa entre
talento humano y productividad, en este sentido, se da por la ausencia de
procesos de selección y retención de personas basados en las necesidades de
desempeño y competencias específicas que requiere cada cargo. Por el contrario,
las empresas suelen utilizar criterios formales de selección como el nivel de
escolaridad, la experiencia previa, las recomendaciones o los estudios de
seguridad, por citar algunos, que no garantizan necesariamente que las personas
vinculadas sepan y puedan hacer lo que necesita la empresa”.
Frente a ese panorama no es muy atractiva la propuesta del Mintrabajo y una
parte del sector empresarial de establecer el contrato laboral por horas como
alternativa de reducción de costos laborales y como figura excepcional para los
nuevos trabajadores, así se introdujo el contrato civil o comercial de
prestación de servicios que reemplazó el contrato laboral, hoy prácticamente
desueto.
La tendencia a descentralizar actividades de la empresa mediante el
teletrabajo y la tan mencionada tercerización de procesos, que hacen parte de
la llamada economía naranja, está llena de vacíos legales y la experiencia ha
demostrado que el sector empresarial los sabe aprovechar hábilmente para
hacerle el quite a las regulaciones laborales; así las cosas, el sindicalismo
debe llenarse de argumentos sólidos para sustentar sus posiciones frente a esa
propuesta.
El trabajo por horas cabe dentro de la regulación del contrato a término
fijo o por obra, que se requiera modificar esa normatividad es un asunto
distinto a incluir una nueva faceta de desregularización del trabajo, que sin
duda simplemente va a legalizar la informalidad existente como forma de trabajo
en perjuicio de los sectores más vulnerables en un país donde las empresas no
se han preocupado mucho por la preparación del trabajador para afrontar los
cambios que imponen los desarrollos tecnológicos.
Lo de los costos laborales para el empresario también deben ser objeto de
discusión, si los empresarios se preocuparan por mejorar la calidad del trabajo
y el estímulo al talento humano, mejorarían la productividad superando con
creces esos costos que tanto les preocupan, como ha demostrado la Fundación
Corona puede hacerse.
No hay que echarle más gasolina a la hoguera de la inconformidad social
alentada con justas o injustas razones, utilizada por sectores para atacar el
modelo de Estado e incentivar el odio de clases como medio político.Todos los
sectores convocados a esa mesa de concertación deben asistir con ánimo
constructivo y no solamente alentados por el deseo de incrementar las ganancias
del sector empresarial o mantener un status quo por puro
prurito; al fin y al cabo, parece que al sector empresarial solo le preocupa
flexibilizar la normatividad laboral para hacer más fáciles los despidos y
formalizar lo que llaman trabajo agregado.
En eso reside precisamente el fin de grandes empresas que perduraron hasta
la llamada apertura económica de Gaviria Trujillo; creer que el modelo
paternalista de las relaciones laborales debía dar paso a las reglas del
“capitalismo salvaje” que deshumanizó el empleo, teorías tan de boga en las
facultades de economía y administración de empresas desde esas datas.
Que es más importante, La Reforma Laboral o La Reforma Pensional?
Twitter: @orregojj
Por: ING. Luis Fernando
ResponderEliminarHola Juan José, la problemática de la falta de competitividad de la economía colombiana no se le puede atribuir a los altos costos laborales, tiene sus raíces en la poca productividad generada por la poca capacitación de los trabajadores, la deficiente incorporación de tecnología de procesos de producción y en maquinaria. Tal vez usted recuerde que en el gobierno de Gaviria se contrato un estudio de competitividad con la firma Monitor en ese tiempo liderada por el gurú de la competividad Michael Porter, la recomendación de dicho estudio fué que Colombia debiera soportar su competitividad en los factores de innovación y conocimientos, es una lastima que no se haya hecho caso a esta recomendación y se quiera ser competitivos a costa de los bajos salarios de los trabajadores.
Será una Prueba dura para el sindicalismo colombiano en la mesa de concentración sobre reforma laboral convocada por mintrabajo en la que tendrán un papel a jugar junto a gobierno y empresarios y no como simples consuetas de la participación formal. https://jujogol.blogspot.com/2019/10/ref-laboral-la-dura-prueba-que-le.html?spref=tw
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