El Espectador, Alfredo Molano Jimeno, 12 Mar 2012
El Espectador revela las versiones de Henry Villarraga y Julia Emma Garzón ante la Comisión de Acusación.
‘Nadie me aguanta el trajín’
“Aquí esta calumniándose, vilipendiándose, mancillándose el nombre de una institución, porque estamos ad portas de emprender la segunda vuelta de la reforma a la justicia”. Ésa es la explicación que dio el magistrado Henry Villarraga sobre las denuncias del llamado carrusel de las pensiones en el Consejo Superior de la Judicatura. Además señaló que por el ritmo de trabajo “no hay quien me aguante el trajín”, y puso como ejemplo el caso del magistrado Jaime Roberto Arteaga, quien, a pesar de tener una experiencia de 26 años en la Rama Judicial, “a los 20 días se me infartó”.
Incluso, resaltó que Yezid Barbosa apenas soportó 14 meses el ritmo, hasta que le dijo: “Prefiero mi salud que seguir sacrificándome”. Villarraga manifestó en la Comisión de Acusación que la demanda de trabajo en el Consejo de la Judicatura ha crecido un 3.000% desde 1992 y que en esa época siete magistrados producían unos 700 fallos. Hoy, los mismos siete producen cerca de 9.000 al año. En ese contexto, la cantidad de expedientes represados obliga a sus magistrados a trabajar días hábiles, sábados y domingos, razón por la cual ocho de sus colaboradores no han pasado de los tres meses.
Luz Helena Muskus, madre del actual gobernador de Córdoba, le renunció para asumir como primera dama del departamento; Gloria Estella Cely duró poco tiempo y regresó a la relatoría de la corporación; con José Darío Ramírez tuvo diferencias de orden ideológico y “sólo aguantó 35 días”; Álvaro Jiménez estuvo seis meses, “hasta que decido no experimentar más” para nombrar a Marta Villamil. Son apenas algunos de los casos que mencionó Villarraga. El jurista advirtió que, por odiosas que sean las comparaciones, el Consejo de la Judicatura produce muchos más fallos que la Corte Constitucional y la Corte Suprema, si se tiene como medidor el número de magistrados auxiliares.
Finalmente dijo que no manejan el presupuesto, que su labor es designar a los magistrados auxiliares “y que quienes pensionan son los fondos de pensiones”. Pero que, como cosa curiosa, los magistrados que se jubilaron de su despacho tuvieron que acudir a la tutela para que les otorgaran ese derecho. Algunas de esas acciones llegaron a la Corte Constitucional. Villarraga insistió en su molestia con la contralora Sandra Morelli, al señalar que está creando requisitos de inhabilidades que no contempla la ley “para efectos de constituir un presunto detrimento patrimonial por nombrar a las personas que tienen un sida funcional”.
Reiteró que siempre ha actuado al amparo de la ley y que los nombramientos en su despacho no han tenido nada de irregulares.
El estrés y la altura de Bogotá
El alto nivel de estrés, la altura de Bogotá y la exigencia para mantener su despacho al día fueron los argumentos esgrimidos por la magistrada del Consejo Superior de la Judicatura Julia Emma Garzón para explicar el nombramiento de 18 magistrados auxiliares en apenas tres años. Según ella, es lógico que cada magistrado quiera trabajar con gente de su confianza, pero algunos miembros de su equipo fueron renunciando porque no resistieron el ritmo que maneja el alto tribunal, al punto que se enfermaron. “Me han autorizado para mostrar sus historias clínicas”.
Por ejemplo, refirió los casos de Constanza Margarita Navia, quien apenas trabajó en su despacho 34 días, porque “trató de darle un coma diabético”; o el de Gladys Mora Camargo, quien laboró 40 días como magistrada auxiliar. Garzón le dijo a la Comisión de Acusación que Mora “tuvo que retirarse y volver al juzgado porque llegó a un nivel de depresión, toda vez que su niña había quedado en Bucaramanga”. O el fugaz paso de la magistrada Lidda Rubio, a quien “desafortunadamente la altura de Bogotá no le sentó bien”. Algunos más sencillamente fueron retirados por la magistrada Garzón por su bajo rendimiento. La mayoría no pasaron de los cuatro meses, según la investigación de la Contraloría.
De acuerdo con la versión entregada el 1° de marzo, entre 2009 y 2010 hubo mucha rotación en sus despachos porque quería darles celeridad a los expedientes y porque fue nombrada presidenta de la corporación y su carga laboral aumentó significativamente. Dijo Garzón que ella viene del mundo académico y ha pasado toda la vida en la Rama Judicial, por lo que sus recomendados como magistrados provenían de esos mundos. Además, sostuvo, ella exigía un nivel de rendimiento de diez proyectos de fallo por semana. Muchos no aguantaron, señaló muy a pesar de que fue Garzón quien los postuló precisamente por sus calidades. Fue el caso de Guillermo Cárdenas, quien apenas aguantó 26 días. “No resistió”.
Sobre el tema del estrés, Garzón recordó el caso de Cenaida Mejía Báez —a penas trabajó 52 días—: “Le pedí que me acompañara y ella con la lágrima en el ojo me dijo que estaba muy mal, tenía una parálisis facial y tuvo que retirarse”. Por último, la magistrada, cuyas cuentas están embargadas por la Contraloría, insistió en que nunca tuvo el ánimo de pensionar a nadie en su despacho, que ella no maneja la partida presupuestal del Consejo y que eso le corresponde a la Sala Administrativa. Dijo que hay una evidente persecución y que la ley no le exige preguntarles a los postulados si están a punto de pensionarse, pues aquello puede interpretarse como una discriminación.
En síntesis, la magistrada sostuvo que actuó con apego a la ley y que muchos de sus magistrados auxiliares se fueron porque no dieron la talla.
MUY SACRIFICADOS ELLOS, EN SUS OFICINAS A TODO CONFOR, OCASO LOS MILITARES TIENEN EN EL MONTE LAS MISMAS COMODIDADES, SERA QUE NO ARRIESGAN SU VIDA Y TEMEN CAER EN UN CAMPO MINADO, O PUEDEN SER SECUESTRADOS. PORQUE TIENE QUE PAGAR ONEROSOS ABOGADOS PARA QUE SE CUMPLA UN LEEY QUE EUMENTA SUS SALARIOS? Atte. SM.RA. JORGE VARELA ECHEVERRIA
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