Por HÉCTOR PALACIOS
Don Antonio: en febrero 2 anuncié mi disposición de no volver a pronunciarme sobre aspectos de los pensionados, particularmente a propuestas para quienes integramos este grupo de inconformes. Mi determinación se debió a la poca o ninguna atención que les mereció mis propuestas, que, aunque no eran dogmas, ni más faltaba, si estaban inspiradas en el sano propósito de aportar ideas que enriquecieran futuros debates que posiblemente se presentarán en la Comisiones de Cámara y Senado cuando se entre a discutir la Reforma Pensional.
Seguramente Usted comparte conmigo la idea que el hecho no es sólo quejarse por el maltrato que históricamente hemos sido sometidos los pensionados, si no que a los problemas hay que presentarles soluciones.
Ahora que el Ministro de Trabajo solapadamente repite que es posible aumentar la edad de las pensiones a 62 años las mujeres y 65 los hombre, para ajustarlo a la propuesta de la ANIF, he tenido que reversar mi determinación de no volver a opinar al respecto, ya que ante la injusticia y la degradación a que se piensa someter una vez más a los pensionados permanecer callado sería volverme cómplice de semejante despropósito.
El argumento para incrementar la edad para pensionarse es el mismo que escucho desde hace 30 ó mas años y es que para aumentar la cobertura de pensionados se debe aumentar la edad. Usted recordará que para esa época las mujeres se pensionaban a los 50 años y los hombres a los 55. Hoy, a las mujeres y a los hombres la edad para pensionarse, al igual que el tiempo de semanas cotizadas se han incrementado significativamente, sin que por ello el núcleo de pensionados en Colombia se haya incrementado.
Como el problema de las pensiones el gobierno siempre lo ha disfrazado en lo que significa para el PIB el pago de las pensiones, ocultando maliciosamente que, cuando a un pensionado le llega la edad de pensionarse es por qué ha ahorrado durante casi 35 años y a ese ahorro nunca se le incrementó intereses. Vale decir, el gobierno utilizó nuestra plata para invertir en fondos y otros menesteres usufructuando los rendimientos económicos que les producían. Además, teníamos que pagar sobre nuestro salario real y nos pensionaron con un 65% de nuestros ingresos.
La desigualdad pensional entre nosotros, los del montón y, por ejemplo senadores, magistrados y otros es que a ellos se les paga acumulando todo los percibido el año anterior incluyendo viáticos, pasajes aéreos, etc.
Yo propuse que si el problema para el pago de pensiones e incremento de la población a pensionarse era el económico, entonces que se revisara el aporte del 4% que hacen las empresas sobre la nomina de sus trabajadores a las Cajas de Compensación Familiar, empresas éstas de reconocida solvencia económica que manejan subsidios de vivienda y los precios en sus supermercados y droguerías son iguales a los de cualquier almacén de cadena. Agregaba, además, que ya esas Cajas llegaron a su punto de equilibrio hace muchos años y actualmente son unas pagadoras de subsidio familiar que no cumple su función y se podría reglamentar que de ese 4%, el 2% fuera para un fondo de pensiones y el restante para el ICBF. Es decir, para la niñez y el adulto mayor.
Don Antonio, si esta propuesta le parece sensata y, que desde luego tendrá serios opositores en la ANDI, FENALCO y otros gremios económicos le agradezco su valiosa opinión y el divulgarla en su banco de contactos.
Cordialmente:
HÉCTOR PALACIOS
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