miércoles, 6 de mayo de 2020

La ecuación más imperfecta de la economía: pérdidas de trabajadores informales suman $5,8 billones


El aumento del desempleo le significará a muchas familias dejar de consumir, una decisión que llevará a la economía a un espiral que podría derivar en una de las mayores recesiones de la historia.

En un país en donde alrededor del 40 % del mercado laboral se compone de trabajadores informales, en el que el 99 % de las empresas son medianas o pequeñas y donde el 80 % del empleo lo ponen los pequeños negocios, la crisis por el COVID-19 supone un golpe en la generación de ingresos de los hogares y, en consecuencia, a una recesión económica sin precedentes.
Así lo han advertido varios analistas que coinciden en que tanto Colombia como otros países de Latinoamérica son altamente vulnerables a los efectos de la pandemia, especialmente a la cuarentena, por las asimetrías al interior de sus economías, las limitaciones en gasto público, el choque en la oferta (caídas en producción local) y el lento crecimiento de los últimos años.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé una caída de 2,6 % en el Producto Interno Bruto (PIB) de Colombia este año, para el Fondo Monetario Internacional (FMI) la contracción será de 2,4 % y las estimaciones del Banco Mundial son de un receso de 2 %. Por su parte, el Gobierno anticipa una caída de 1,6 %, mientras que centros como Anif y Fedesarrollo tienen proyecciones mínimas (en el mejor de los casos) de +0,5 % y -2,7 %, respectivamente, para 2020.

Uno de los factores que complejizan la situación tiene que ver con el hecho de que en Colombia muchos hogares viven al día y dependen de actividades que se encuentran suspendidas, como el comercio (solo 10 % de los establecimientos están en operación), el turismo (con tasas de ocupación hotelera de 5 %), el transporte (suspensión de vuelos y restricción de movimiento terrestre de pasajeros) y los servicios de entretenimiento.
De acuerdo con cifras del DANE, de los más de 22,2 millones de personas ocupadas al cierre de 2019, 9,4 millones eran trabajadores por cuenta propia (42,4 %). Si bien en este grupo hay profesionales independientes que cotizan seguridad social, el grueso de la categoría la componen informales (86,2 %) que pertenecen a los estratos 1 y 2 (74,2 %) y que son pobres o vulnerables (69,6 %).
Anif elaboró una caracterización del mercado laboral en Colombia y los salarios y encontró que por lo menos 7,2 millones de trabajadores por cuenta propia, que se ocupan de manera informal y cuyo grado máximo de educación es bachillerato, reciben en promedio un salario de $577.292. Una minoría (2,5 millones), que es independiente y alcanzó el mismo título, gana casi el doble ($1’080.351) porque está formalizada.
Para algunas de estas familias la afectación será mayor y empeorará dependiendo del tiempo que se extienda el choque por la actual coyuntura. El ejercicio de Anif da cuenta de que por lo menos 6,7 millones de trabajadores por cuenta propia (incluyendo jornaleros y peones de actividades agropecuarias) percibieron una pérdida de sus ingresos laborales desde el inicio del período de aislamiento, a finales de marzo, equivalente a $4,6 billones cada mes, es decir, un acumulado de $5,8 billones al terminar abril.
Stéfano Farné, economista experto en mercado de trabajo, recordó que si bien las altas tasas de informalidad han sido y serán un problema grave en la situación actual, la mayor dificultad está en la pérdida de ingreso de los hogares: “Muchas familias terminarán en la pobreza porque la informalidad era su alternativa al desempleo, de eso viven y recibirán un golpe grande en lo que se puede reabrir la economía”.
La sumatoria de la pérdida de producción por cuenta de las actividades suspendidas y la caída en el ingreso de los hogares, atribuida al desempleo, no son la mejor combinación para una economía. Anif cree que inevitablemente habrá una desaceleración del consumo de las personas, por eso ajustó sus proyecciones de 2,6 % a 0,4 % para 2020, aunque “de persistir la crisis de salud pública y prolongarse por mayor tiempo el período de aislamiento”, el consumo podría caer a -0,6 %.
Mauricio Santamaría, presidente de este centro de estudios, fue enfático en que esto tiene consecuencias graves porque implica que habrá quienes no puedan satisfacer sus necesidades, un vacío que se transmite a la economía: “Cuando el consumo de los hogares empieza a caer, el PIB también lo hace inmediatamente porque eso se transmite a otros sectores; entonces los negocios dejan de vender y tienen que recortar empleos. Eso se convierte en una espiral que es manejable hasta cierto punto, pero puede llevar a una recesión de la que es casi imposible salir porque costará mucho tiempo recuperarse”, dijo.
Santamaría cree que aunque las transferencias monetarias que ha hecho el Gobierno a los hogares (alrededor de $2 billones) ayudan a compensar la situación, “son pequeñas ante la magnitud de la pérdida, que ya puede ir por el orden de $6 billones”. Además, llegará un punto en que no sea posible equilibrar, “más de $20 billones, ya no se puede y, si fuera una vez, perfecto, pero para todos los meses no hay; ningún gobierno del mundo puede sostener una economía porque se produce demasiado para que un ente pueda compensarlo”, dijo.
Anif proyecta, además, que con la prolongación del período de aislamiento hasta la segunda semana de mayo, a la pérdida se sumarán $4 billones mensuales de trabajadores asalariados (que trabajan para una empresa) informales de los sectores afectados y progresivamente también de trabajadores formales contratados por mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), es decir, unos 4,3 millones de personas, “pues se estarían agravando las presiones de liquidez que ya vienen registrando las firmas”.
Y si la situación se extiende hasta junio, se acumularían $5,8 billones adicionales que dejarían de percibir 3,2 millones de trabajadores por cuenta propia, profesionales y asalariados formales vinculados a empresas de más de 50 personas. En suma, este escenario de desempleo dejaría pérdidas de ingresos totales de entre $12,5 billones y $26,9 billones entre marzo y junio equivalentes al 1,1 % o al 2,4 % del PIB, respectivamente.
Anif advirtió que aunque las mipymes generan la mayor cantidad de empleos en el país y, por lo tanto, la mayor fuente de ingresos para las personas y los hogares, tienen grandes dificultades para cumplir con sus obligaciones(gastos y deudas)y pagar su nómina con sus propios recursos, considerando que no perciben ingresos. El centro de estudios económicos señaló que si bien se han venido adoptando medidas para aliviar la liquidez empresarial, “serán clave las políticas que se implementen para evitar pérdidas masivas de empleo e ingresos para toda la población colombiana”.
Farné fue enfático en que para los sectores de comercio y servicios no habrá una recuperación en el corto plazo porque se priorizaron otras actividades y porque su reactivación será progresiva, un hecho que amenaza su sostenibilidad. “Una empresa resiste lo que puede, pero si no tiene ingresos eso le significa pérdida de capacidad y de personal porque no tendrá forma de retener a sus trabajadores si esto se prolonga en el tiempo. Además, en Colombia es difícil que el Estado se comprometa a pagar los sueldos de la gente porque no se tienen tantos recursos”.
Por eso Anif insistió en que es urgente encontrar la manera de abrir paulatinamente la economía y dejar de ponerle trabas a dicha estrategia, “la gente necesita empezar a trabajar y el país necesita empezar a moverse porque los empleos y las empresas no se recuperan, eso cuesta años, hambre y sufrimiento para la gente”, dijo Santamaría. También reflexionó sobre los pequeños negocios “que tienen ingreso cero porque llevan un mes sin vender un peso, pero les toca mantener la nómina porque no pueden despedir gente; eso no se puede mantener”.
Finalmente, en su informe Anif reitera que dados los considerables efectos negativos sobre los ingresos de los hogares y las empresas, serán claves las decisiones de política del Gobierno Nacional, “gran parte de la recuperación posterior depende de lo que se alcance a hacer ahora, inevitablemente se estarán requiriendo de mayores recursos públicos para inyectar a la economía y compensar a las personas”, concluyó el presidente.
La mayor crisis en la historia reciente de la humanidad es, en últimas, la extensión de las asimetrías y distorsiones de las economías y las sociedades. Al final, cuando haya un final, estos abismos pueden ser mucho más amplios y profundos, lo que representa una espiral de desafíos para gobiernos, empresas y ciudadanos.

Reflexiones al tema pensiones



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