EditorialLR
El creciente desempleo, cualquiera que sean sus causas, debe
frenarse con una reforma laboral que facilite la contratación al tiempo que
flexibilice la sólida cultura de empleo formal-
El número de desempleados en Colombia viene creciendo mes a mes
desde hace más de 11 meses y las explicaciones a tal situación son diversas y
por lo general se pretende politizarlas, un argumento nada más alejado de la
realidad coyuntural en materia de generación de empleos formales. En pocas
palabras, el número de desempleados pasó de casi dos millones a mediados de
agosto del año pasado más de 2,3 millones en el mismo mes de este año; una
cifra que genera alarma y sobre la cual no tiene mucho sentido encontrarle sus
causas si no se tiene una fórmula de choque le ponga un torniquete cuanto
antes.
Hay cinco apuntes en el recetario laboral que pueden atacar el
desempleo en Colombia. El primero es sin duda el Pacto por el Crecimiento
liderado por la Vicepresidencia y que compromete individualmente a casi todos
los sectores económicos. Si esta estrategia se pone en marcha, se mide cada mes
y se incentiva a las empresas que más generan puestos formales de trabajo, las
cosas irán mejor.
El segundo apunte viene de la mano de la urgente reforma
laboral que debe presentarse cuanto antes al Congreso; un rediseño en el marco
legal que reglamente el trabajo por horas con todas sus cargas prestacionales;
de tal manera, que tener uno, dos o tres trabajos por horas, no atente contra
la seguridad social del trabajador ni mucho menos lo configure como un empleado
de segunda mano. Ese trabajo por horas tiene varios elementos: regionalidad,
sectorial y prestaciones sociales. Si ese apunte sale en el Congreso el valor
de la hora de trabajo es otra unidad muy distinta a dividir el salario mínimo
por 48 horas semanales. Se trata de instaurar una nueva unidad de pago y de
tiempo laboral que no existe en el país, pues no es lo mismo trabajar por horas
en Barranquilla que en Quibdó o hacerlo en el sector minero que en el de
telecomunicaciones, ni si es una hora profesional a una no calificada. Es todo
un reto llegar a una ecuación que recoja todos los componentes.
El tercer apunte para la necesaria reforma laboral es la
sectorización y regionalización. Colombia es un país de máximo 10 grandes
regiones, casi todas con epicentros de la economía que no compiten por mano de
obra. No vale lo mismo una jornada de un cosechador de café en Huila o Cauca
que uno en Magdalena o César; como tampoco un día de aseo de un hogar en Bogotá
que en Popayán. La idea no es volver al esquema de salario mínimo rural y
urbano, sino esquematizar el pago, de tal manera que haya desarrollo y
movilidad. En todo este esquema el trabajo que ha desempeñado el Sena y las
mismas Cajas de Compensación es fundamental para poder avanzar en los empleados
que el país necesita, pero más aún en generar ofertas de trabajo acordes el
mercado laboral de las regiones.
El cuarto apunte restante no es distinto a
flexibilizar los despidos por parte de las empresas, pero con una suerte de
penalización laboral, pues desvincular un trabajador en una compañía es bien
complicado por los costos que la decisión conlleva. Este apunte se puede
sincronizar con la enorme carga laboral que deben soportar las empresas. Ya se
han eliminado varios parafiscales, pero aún queda ese 4% de las cajas de
compensación que pesa mucho.
Y el quinto apunte es apostarle al teletrabajo
como forma de flexibilizar el mercado laboral. Si se mezcla, teletrabajo con jornadas
de 40 o 35 horas, más trabajo por horas, el país habrá entrado en otra etapa de
ofertas laborales.
AUDIO:
AUDIO:
Colombia, tercero con menos desempleo juvenil
Reflexiones al tema pensiones
Twitter: @orregojj
No hay comentarios:
Publicar un comentario