SEMANA.COM, Por León Valencia, 28
junio 2014
El
momento es excepcional para configurar un sistema político donde los que ganan
gobiernan y los que pierden hacen oposición.
Hay unos
resultados absolutamente claros, absolutamente precisos. Ganó Santos con la
ayuda decisiva de la izquierda. Perdieron Zuluaga y Marta Lucía Ramírez con una
alta votación. El voto en blanco, cuyo principal promotor fue el senador Jorge
Enrique Robledo registró menos del 4 por ciento de votación. Si
la política fuera seria
no habría ninguna duda sobre el papel que le corresponde a cada quien en los
próximos cuatro años.
Santos tendría que conformar una nueva
coalición política y un gabinete ministerial para la paz y las grandes reformas
donde la izquierda tuviera un lugar privilegiado. El Centro Democrático, en
cabeza del senador Álvaro Uribe y el sector del Partido Conservador que
acompañó a Marta Lucía Ramírez, tendrían que consolidar una oposición de
derechas pura y dura. Y los sectores del Polo Democrático y de la Alianza Verde
que llamaron a votar en blanco tendrían que agruparse y perfilar una oposición
de izquierda radical. Ese es el nuevo mapa político del país. Las elecciones
del 15 de junio lo revolcaron todo, lo rompieron todo.
Pero ahora resulta que los líderes de
izquierda que se la jugaron para que ganara Santos y su proyecto de paz,
que tuvieron esa audacia impensable, ese arrojo extraño, para una corriente
política siempre rígida, siempre marginal, no se atreven a exigir una
participación decisiva en el gobierno que arranca el próximo 7 de agosto. No se
atreven a pedir un papel protagónico en la conducción del Congreso. Mataron el
tigre y se asustaron con el cuero. Me cuesta creer esto.
El domingo 15 en la noche cuando veía
el alborozo de todos mis amigos de la izquierda con la victoria pensaba que el
mismo lunes ya tendrían un plan de grandes reformas sociales y políticas para
proponerle al nuevo gobierno y unos nombres para el nuevo gabinete.
No ha ocurrido así. Volvieron las dudas. Volvió la incertidumbre. Los del voto
en blanco se van a salir con la suya, van a arrastrar otra vez a la oposición a
toda la izquierda. Como van las cosas Robledo va a imponer de nuevo su voluntad
en el Polo y el espíritu de Peñalosa ambiguo y difuso se va a imponer en los
verdes.
Y Santos tampoco le ha hecho honor, en
estos días, a la nueva realidad política. El mandato del 15 de junio es la paz
y las reformas y la conducción del Congreso debía estar en una persona a
la altura de este reto, una persona con peso histórico, una persona que surja
del consenso entre todas las fuerzas que apoyaron a Santos en la segunda vuelta.
Sé quién debería ser, más no lo digo. Pero se están haciendo los arreglos de
siempre. La presidencia del Senado y las mesas directivas se están repartiendo
entre parcelas políticas de acuerdo a los resultados clientelistas de
marzo.
Y si nos atenemos a lo que sale en los
medios de comunicación sobre el gabinete ministerial todo va a quedar igual. Se
va a reeditar el gobierno de Unidad Nacional. La U, los liberales, los
conservadores y Cambio Radical, con pequeñas variaciones, van a tener las mismas
carteras. Solo habrá cambio de algunos nombres. Y cuando se habla de las
reformas a la educación, a la salud, al campo, a la política, a la Justicia, se
alude a proyectos que se intentaron en el Congreso pasado, que están en las
gavetas del gobierno. No se habla de un nuevo espíritu para estas leyes, no se
habla, por ejemplo, de conformar mesas de trabajo con nuevos protagonistas de
la izquierda y de las fuerzas sociales que le darían una visión muy distinta a
los cambios que requiere el país. Esto no es serio. No corresponde al discurso
de la victoria donde Santos dice que rectificará lo que haya que rectificar y
que reformará lo que haya que reformar.
Para que las cosas sean aún menos
serias solo falta que Marta Lucía Ramírez y las personas que la acompañaron
acepten la reconstrucción de la unidad del Partido Conservador y su ingreso
pleno al gobierno. Así se desmembraría también la oposición de derechas que se
configuró en la segunda vuelta presidencial.
Digo esto a 20 días de la instalación
del Congreso y a un mes largo de la proclamación del nuevo gobierno y quisiera
equivocarme con los rumbos de la izquierda y con las decisiones de Santos;
porque el momento es excepcional para intentar una paz con reformas profundas y
para configurar un sistema político serio donde los que ganan gobiernan y los
que pierden hacen oposición responsable pero recia.
....INDISCUTIBLE MENTE AL LEER ESTE ARTÍCULO, SE APRECIA O SE PALPA EN EL PRESIDENTE SANTOS, ...QUE ESTA ALGO CONFUNDIDO O TEMEROSO, DONDE PARECE QUE SU PROGRAMA Y COMPROMISO DE CAMPAÑA,...NO ESTA A LA ALTURA QUE DEBERÍA TENER, EN ESPECIAL EN EL ABANDONO O POCO DIALOGO QUE SE PERCIBE CON LA GENTE QUE LO ACOMPAÑÓ, EN ESPECIAL LOS NO INTEGRANTES DE LA UNIDAD NACIONAL...
ResponderEliminar...CON UNA FORMACIÓN E INTEGRACIÓN DE LAS MAYORÍAS QUE LAS PUEDE DIRIGIR EN UNIÓN CON LOS PARTIDOS DE IZQUIERDA QUE LO APOYARON, ES EL PUNTO DE PARTIDA PARA LA PRESENTACIÓN DE LOS PROYECTOS Y LA GENERACIÓN DE LOS CAMBIOS ESTRUCTURALES . DANDO CUMPLIMIENTO A LAS PROMESAS DE CAMPAÑA.......PERO PARECE QUE NO ES ASÍ, LE INTERESA MÁS AQUELLOS QUE NO ESTUVIERON EN SU CAMPAÑA.....CON ESTA ACTITUD, ME DA PESAR DE COLOMBIA Y SUS MILLONES DE COLOMBIANOS ESPERANZADOS, ...PORQUE OPORTUNIDAD COMO ESTA NO SE VOLVERÁ A PRESENTAR..., LO QUE HACE CON ESTA ACTITUD, ES QUE LAS DESIGUALDADES, INJUSTICIAS, DESEQUILIBRIOS SOCIALES Y EMPRESARIALES, ...NO ES TEMA DE EL....Y CON ESTO LA ...PAZ.....HA DIFÍCIL QUE LA LOGRE....
ResponderEliminar