martes, 29 de abril de 2014

Volar alto en el Espíritu...

REFLEXIONES PARA EL ALMA



Juan Y AMIGO, ¿ eres libre ?
 
¿Qué significa "nacer de lo alto"? En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús explicó que significa ser guiado por Dios, aun cuando no sabemos hacia dónde nos está guiando. Significa ser libres para flotar en el Espíritu en cualquier momento en cualquier dirección, porque no estamos atados a este mundo, aunque es lo que podemos tocar, oler, ver, escuchar audiblemente y controlar.    

Vida en el Espíritu significa vivir como una pluma en el viento; sin ofrecer resistencia a ser tomado y transportado por una ráfaga de viento que no podemos ver, sin sensación de alarma cuando nos encontramos en un lugar inesperado. No obstante, ser una pluma liviana que es soplada por el aliento del Señor es más fácil que nos desconcierte que nos afloje, porque desafía nuestra "necesidad" de tener el control. Like us on Facebook

Vemos en la primera lectura de hoy que los creyentes se desprendían de sus posesiones por el bien de la comunidad. Estaban tan altos en el Espíritu, tan plenamente confiados en Dios que todos se entregaban para ser usados por Dios para satisfacer las necesidades entre sí. ¿Por qué no podemos ser como ellos? Es posible - es el designio de Dios - pero sólo puede suceder dentro del contexto de una comunidad.

Por nosotros mismos, no podemos ser así de generosos, supliendo todo lo que otra persona necesita, pero creemos que deberíamos, entonces nos sentimos abrumados e incapaces y entonces no hacemos nada. Nos quedamos trabados en nuestras incapacidades porque vivimos vidas tan individualistas que nos olvidamos que somos parte del Cuerpo de Cristo en la tierra, que es toda la Iglesia en comunidad.

Individualmente, el Espíritu Santo nos muestra qué necesidad de la comunidad en particular quiere que atendamos, y, en comunidad, el Espíritu de Cristo se une a nuestra amabilidad hacia los demás que también pueden ayudar. Así se pueden satisfacer las necesidades de todos. Follow us on Twitter

Para medir la dimensión de tu libertad de espíritu, examina cuán atado estás a este mundo. Examínate en la canasta de la colecta en Misa. En las escrituras, Dios pide, repetidas veces, que se diezme, es decir 10% de nuestros ingresos totales (que pueden ser repartidos entre la parroquia y otras obras de caridad). Si estamos tan atados a nuestras posesiones que no podemos dar el cinco por ciento de nuestro dinero a nuestra propia parroquia, ¿cuán libre estamos de seguir cualquier otra propuesta del Espíritu?

¿Qué pasaría si el Señor te hiciera conocer a un parroquiano que no puede obtener un trabajo porque no tiene auto? ¿Y qué pasaría si estás justo por cambiar tu viejo auto por uno nuevo? ¿Se lo darías? ¿Y qué pasaría si él intenta pagártelo pero sus cheques rebotan? ¿Reclamarías el pago o perdonarías la deuda? ¿O, por el contrario, agradecerías a Dios por la oportunidad de experimentar una de las heridas de Jesús mientras continúas volando hacia donde el Espíritu sople? (Es realmente posible; hablo desde la experiencia)

San Juan de la Cruz dijo, "Hace poca diferencia si un pájaro está atado por una fina hebra o por una soga. Porque aún si está atado por una hebra, el pájaro no podrá volar, igual que si estuviera atado por una soga - esto es, estará impedido de volar hasta que pueda romper la hebra... Esta es la carga de un hombre que está atado a algo; no importa cuánta virtud tenga, no alcanzará la libertad de la unión divina." Like us on Facebook Follow us on Twitter     

Reflexiones de las Buenas Nuevas
Martes de la Segunda Semana de Pascua
Abril 29, 2014


Esta reflexión fue copiada con permiso de la autora, Terry Modica, y es utilizada bajo la responsabilidad de grupo católico Reflexiones para el Alma de Miami Fl. Fue publicada por Ministerios de La Buena Nueva, http://gnm.org/ReflexionesDiarias/  
 © 2014 por Terry A. Modica

Oración al ESPÍRITU SANTO
Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos. Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno.
Amén.

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